Selena evaluó el cumplido, mirándolo directamente a los ojos.
Intentaba descifrar si era un hipócrita buscando caerle bien, o si sus palabras eran honestas.De los falsos amigos estaba agobiada, y sin duda podía apreciar la sinceridad en un momento como éste.Decidió, mirando la oscuridad de sus ojos, que estaba siento honesto.Y eso le agradó.Necesitaba esa tranquilidad.Por supuesto, era más que consciente del peligro que representaba para ella contratar a Gabriel para un puesto en el que estarían en contacto continuamente, aunque podría encontrar el modo de disminuir esos contactos al mínimo, viéndose las caras en ocasiones estrictamente necesarias.Pero, por otro lado, ahora que lo tenía allí, frente a frente, sintiendo cómo sudaban las palmas de sus manos y el aroma potente y a la vez sutil de los cedros y las magnolias de un bosque húmedo que le hacía casi imposible no abalanzarse a él y reclamarlo, parecía titánica la tarea de renunciar a su presencia.Lo quería cerca, aunque fuera a la vez un regalo y una tortura.Maia, su loba interior, tenía razón. No podía echarlo.Además, su currículo intachable y lleno de virtudes impedía encontrar una buena excusa para deshacerse de él.Era perfecto para el puesto.El silencio en la oficina era tenso, y ambos percibían esa electricidad corriendo por sus venas.Un único deseo, visceral y profundo. Animal.Selena tuvo que hacer un gran esfuerzo por lograr que su parte humana tomara el control de la situación y con la voz quebrada por el gruñido que se ocultaba en la vibración de sus cuerdas vocales, apenas logró decir:-Ya veo…Se mordió el labio inferior con una sutileza que a Gabriel no se le escapó.No entendía lo que le ocurría, pero estaba estático clavado a la silla, inseguro del color real de los ojos de esa mujer que parecía haberlo atado en su sitio.Su voz, profunda, lo había hipnotizado.Como una bestia amaestrada que recibe una orden.-Ya veo… -repitió la mujer- Entonces, si no le importa trabajar como mi asistente, y si acepta las condiciones de su puesto, queda contratado a partir de hoy mismo. Soy una mujer ocupada y no tengo tiempo que perder…Él se puso de pie, en un impulso, y afirmó con convicción.-Claro que sí, acepto.Ella sonrió.-No se apresure, aún puede cambiar de idea, Carol lo acompañará al departamento de recursos humanos y le mostrará su oficina. Si de verdad acuerda con los términos del contrato, lo espero luego del almuerzo para comenzar a trabajar.Él también sonrió. Una luminosa sonrisa que hizo brillar sus ojos.-Como ya le dije, no tengo mayores exigencias que aprender de su experiencia. Llevo tiempo esperando esta oportunidad y le aseguro que estaré a la altura. Así que aquí me encontrará luego del almuerzo.Selena se obligó a mantener su rostro neutro mientras apretaba el intercomunicador:-De acuerdo… ¡Carol! Acompaña al señor Reyes a su futura oficina, ponlo al tanto de mi agenda e indícale el camino a recursos humanos. Yo saldré un momento.El suspiro de alivio de la joven incluso se escuchó por el aparato. Era difícil para una secretaria de su carácter trabajar cerca de la señora Wolf. Sería fantástico al fin delegar esa tarea.-Sí, señora, enseguida…Gabriel le tendió la mano para saludarla antes de salir, y ella dudó.Por razones prácticas, predominó la cortesía, y correspondió al saludo.Al instante se arrepintió, pues su piel se erizó de tal modo que hasta lo percibió a lo largo de su columna vertebral y estaba segura de que él también lo notó.Soltó la mano al instante y salió de la oficina, y del enorme edificio, como un torbellino.Gabriel la observó con desconcierto, literalmente huyendo de él, y reprimió el impulso de seguirla. Se sintió como si una parte de su ser se hubiera desprendido de su cuerpo.La débil voz de Carol lo sacó de su trance:-Por aquí, señor Reyes.Él la siguió, aunque prestándole poca atención. Su mente divagaba, aún en estado de conmoción.-... Ésta será su oficina, cerca de la de la señora Wolf, para que pueda acudir cuando ella lo solicite. Puede ser un poco… demandante, pero estoy segura de que usted no tendrá problemas, ser hombre y de su altura, a lo mejor es una ventaja. No creo que le tenga tanto miedo como yo…Soltó una risita nerviosa, y le tendió unas carpetas y una gruesa agenda, que él tomó distraídamente.-... Aquí tiene los expedientes que deberían revisar esta tarde, antes de visitar el laboratorio, hay mucho trabajo con la nueva línea… Bueno, todo eso lo verá en la agenda. Para ir al departamento de recursos humanos, debe bajar al segundo piso, allí se encontrará con María, que se encargará de todo.Gabriel le agradeció mientras le sonreía cordial, volviendo al presente:-Gracias, Carol. Has sido muy amable.-No, de nada. Es mi trabajo…Él dejó aquellas carpetas junto a su maletín en su nueva oficina y miró con satisfacción a su alrededor antes de bajar a terminar con esos tediosos trámites.Selena Wolf era famosa, venerada por grandes hombres de negocios y envidiada por la mayoría.Tenía reputación de fría, déspota y con una visión única de los negocios.Pero la mujer que él había tenido frente a sus ojos, una escultura de cabello castaño de matices rojizos, y ojos verdes y salvajes, no le había parecido fría en lo absoluto.Al contrario, él había percibido un calor que aún le dolía en las entrañas.Claro, no era un hombre de piedra. Deseaba a las mujeres hermosas y más de una vez había disfrutado maravillosas y satisfactorias experiencias, ya que era un joven de gran atractivo y porte.Pero esa mujer había despertado unos instintos más poderosos de lo usual.Tal vez era esa fragancia que usaba. Hipnótica. Una que era tan familiar.¿Qué perfume sería?Bueno, eso ahora era lo de menos. Ya lidiaría con esos sentimientos extraños cuando llegara el momento.No era ningún animal salvaje en celo, sabía controlarse y comportarse como era debido.Estaba dónde deseaba… pero algo le decía que encontraría mucho más de lo que había esperado.Y eso podía ser peligroso.Correr.Era lo único que la mantendría cuerda en ese momento.Correr, casi como lo había hecho esa noche.Nunca se había interesado por buscar a su compañero.En medio de ese mundo, reprimía sus verdaderos apetitos con encuentros fugaces que no fueran demasiado apasionados, para que su forma real no se manifestara.Creyó que era suficiente, pero desde que lo miró a los ojos… se dio cuenta de cuánto se había engañado.Correr.Hasta no sentir las piernas.Hasta que el cansancio físico fuera intenso y casi paralizante.Comió en su casa, para que nadie la viera devorar con fruición su plato favorito.Y sólo así, luego de un par de horas, logró regresar a Moon Alchemy como la señora de negocios fría y calculadora que era.No estaba segura de cómo soportaría su futuro inmediato.Pero, si Gabriel era realmente su compañero, no podía huir de él.Y, si sólo era un humano, por un capricho terrible de la diosa de la Luna, tampoco podía arriesgarse a hacer el primer movimiento, o toda su vida, que tanto sacrificio le había costado, se derrumbaría como un castillo de naipes.Ahora tenía problemas más urgentes que resolver: sacar su nueva línea de fragancias, y rastrear su fórmula secreta y lo que pasara con ella.Era peligroso que cayera en manos, y sobre todo en narices, equivocadas.Lo que Selena Wolf no sabía, era qué tan peligrosa podía ser esa filtración.Y lo descubriría del peor modo.Gabriel estaba en su oficina concentrado en los expedientes, cuando percibió nuevamente el aroma que lo estaba enloqueciendo.Luego, escuchó su voz saludando a Carol.Esperó a que tal vez la señora Wolf golpeara la puerta para confirmar su presencia, pero la sintió detenerse un instante en su puerta, para luego continuar su camino.Pasaron incluso un par de horas más, en las que ella parecía ignorarlo."No seas ridículo, Gabriel", se dijo a sí mismo, "está trabajando. Concéntrate en lo tuyo".Si fuera un empleo común, con un jefe común, no sería raro.Cada uno en lo suyo y con el contacto limitado a lo formal. Pero no tenía sentido engañarse. Deseaba verla de nuevo, quién sabe por qué absurda razón. Selena supo que él había aceptado el trabajo apenas llegó a su piso. No necesitaba confirmarlo.Pero ya había decidido su estrategia de supervivencia: mantener la distancia.Le preocupaba más su fórmula robada, así que llamó a un detective que parecía bien calificado y habló rápidamente
Cuando Gabriel volvió en sí, estaba sentado en una silla, siendo abanicado por una de las asistentes del piso de laboratorios, y no había señales de Selena Wolf.Sólo su perfume detenido en el aire.¿Acaso se había desmayado? ¿Esas voces en su cabeza fueron un sueño? No lograba recordar nada desde que regresó de comprar café. Excepto por unos ojos dorados y salvajes.Definitivamente estaba agotado y durmiendo muy mal, y no era sólo a causa del trabajo.Llevaba varias noches sintiéndose inquieto, con insomnio, y cuando lograba dormir tenía extraños sueños y episodios de sonambulismo, para nada habituales en él. Despertaba de pronto, en medio de la cocina o en algún lugar de la sala. Pero nunca le había sucedido de día.Miró a la joven que lo acompañaba y preguntó con cautela:-¿Qué ha sucedido?-Señor Reyes, por lo que alcancé a ver usted tropezó con la señora Wolf, derramó café en su falda, evitó que cayera al suelo y pareció desvanecerse un poco. La señora fue a cambiarse, creo que
La respiración de Selena se fue calmando lentamente, mientras olfateaba a su alrededor y aguzaba su vista.¿La habría seguido la criatura que había percibido en los alrededores del parque? Por su comodidad, y también por gusto, su casa estaba cerca del enorme espacio verde, e incluso su propio hogar estaba rodeado de árboles que alimentaban su nostalgia por aquello que había perdido hace ya tanto tiempo.Nunca se había sentido en peligro, hasta esa noche.Ahora, con la mente alerta, de repente le parecía una insensatez su manía por correr en soledad para liberar el exceso de energíaLa luna, en todo su esplendor, en una plenitud casi fantasmal, brillaba todavía en el cielo.Era mágica, e inquietante, para su especie.Ineludible y vital.Ella se levantó con cautela, en medio del silencio que la rodeaba.Contrario a lo que muchos pudieran creer al conocerla superficialmente, ella vivía sola en una mansión modesta donde predominaba un estilo similar al de su oficina, el olor a madera, e
Selena llegó a Moon Alchemy como un día cualquiera.Pero pronto notó que no lo sería.El aroma casi familiar que invadía el piso en que se situaba su oficina era más intenso que nunca. Esa era una clara señal de que su nuevo asistente ya estaba allí, desde temprano.Y de que algo en él había cambiado.Saludó a Carol como era usual, y entró a su oficina tan rápido como pudo, en un intento por evitar lo que sabía imposible.Respiraba con dificultad, y notó cómo le sudaban las palmas de las manos, en tanto Maia se agitaba en su interior, deseando salir.Había procurado no pensar demasiado en la víctima que habían encontrado en el Parque, tratando de convencerse de que podría haber sido cualquier cosa, pero… ¿y si la buscaban a ella? ¿Si el pasado la había alcanzado al fin? En ese momento, Carol golpeó su puerta:-Adelante…-Lo siento, señora Wolf, la solicita el señor Ford en el laboratorio.La jefa suspiró.-¿Te dijo qué necesita? Creí que el asunto de la fórmula ya estaba resuelto…L
Pero cuando ambos regresaron al trabajo, Moon Alchemy estaba sumida en el caos.Selena preguntó a quienes pasaban a su lado, escapando del humo, y con una sensación horrible en la boca del estómago, sintiéndose como en el pasado, cuando fuera emboscada por sorpresa:-¿Qué es lo que ha pasado aquí? ¿Están todos bien?...Uno de los guardias de seguridad se detuvo en sus tareas, y le explicó mientras la acompañaba afuera por el enorme salón de ingreso al edificio:-Hubo un accidente en el laboratorio, nos dijeron que no se trata de nada demasiado grave, pero están evacuando este piso y los superiores por precaución, no esperan que el inconsciente dure más de un par de horas... Al parecer se incendió una de las computadoras de ese área, pero los químicos y los equipos de allí se encuentran intactos… El humo denso lo hace ver peor, por ser un fuego de origen eléctrico, pero según los bomberos no ha pasado ni pasará a mayores… En breve podrían retomarse las actividades de cada sector…El pr
Selena lo evaluó con la mirada fija en sus profundos ojos negros, tratando de ser una jefa fría.Su instinto le gritaba a voces que confiar en él era un movimiento peligroso. Aunque fuera su compañero.¿Cómo funcionaba ese vínculo cuando era interespecie? Apenas si conocía al hombre frente a ella… ¿y si estaba en connivencia con los traidores?¿Si su llegada era mucho más que una casualidad?Maia, su loba, que a duras penas se contenía en silencio, asomando su mirada dorada, la movía a aceptar cualquier propuesta que Gabriel le hiciera. Por más descabellada que pareciera.Esa era la eterna dicotomía de la mujer que todos temían: el juego inevitable entre sus impulsos y la brillantez ejecutiva.Él no se movió, consciente de los engranajes que se movían en la mente de Selena Wolf.Se dejó analizar, incapaz de ocultarse en una máscara fría que no poseía. Deseaba probarle que no había sentimientos ruines en su corazón, pero sabía que no había un camino fácil para lograrlo.Tras algunos se
Las noticias de la ciudad esa mañana, no eran agradables. Alguna clase de criatura estaba cazando en el parque, y se había cobrado nuevas víctimas. Humanas y animales.Por otro lado, un químico reconocido de Moon Alchemy estaba desaparecido, y en su departamento había rastros de sangre y de un enfrentamiento que había dejado destrozos y desorden.Por contrapartida, Gabriel Reyes se sentía estupendamente y con los ánimos mejor que nunca. No le dolía la cabeza, algo que lo solía torturar por las mañanas, aunque sí le pesaba el cuerpo, como si sus huesos se estuvieran recuperando de múltiples fisuras, pero ya no sintiera dolor, si no euforia.Tomó las muestras de sus fragancias, se puso su mejor traje y salió de su departamento con la mirada resuelta y feroz.Ese sería su día. No tenía duda alguna.El día en que comenzaba su nueva vida como empresario, y su ascenso al poder.Selena Wolf tenía miedo. De sí misma.De lo que recordaba, y lo que sentía.Estaba resignada a perder su autono
No lo pudo evitar.Maia estaba descontrolada.Llevaba días luchando contra ella, conteniendo sus impulsos con cada fibra de su cuerpo y ahora directamente no la escuchaba. Con todos los problemas de los últimos días, ya se sentía demasiado débil para contrarrestar su inmenso poder animal.Era imposible para Selena ponerle un freno a su loba.Gritaba en su mente con voz desesperada:"¡Detente! ¡No puedes ir! ¡Maia! Te lo ruego…"Su bestia interior, ahora expuesta en todo su esplendor, la ignoraba, corriendo hacia su destino con las fauces abiertas, dando grandes zancadas que casi la suspendían en el aire.El peso de su corazón no era suficiente para opacar lo ligera y libre que se sentía golpeando el aire.Selena presentía que iba directo a la muerte.Maia sólo deseaba aparearse con su compañero, al que un hilo invisible la ataba."¡Por favor, Maia! Lo que está allá afuera está matando personas sin escrúpulos… ¿Por qué no nos haría lo mismo? Está fuera de lo normal, no es de nuestra es