Toda su vida había perseguido una utopía. Una obra maestra que fuera su mejor creación.
Era joven, pero ambicioso y lleno de vigor, luego de todo lo que había sufrido.No encajaba en el mundo que lo rodeaba y eso probablemente podría adjudicárselo a su orfandad.Crecer en ese orfanato horrible, sufriendo además el acoso de sus compañeros por tener un aspecto pálido y débil, lo había vuelto más reservado.Sabía que era diferente a los demás, podía sentirlo en lo más hondo de su ser.Pero, al llegar a la adolescencia, ya no le importó. Y todo cambió.Ahora era alto y bien formado de ojos y cabello profundamente negros, así que pronto dejaron de molestarlo tanto, lo suficiente como para sumergirse en sus propios intereses y aficiones, empezando por la química. Pronto se dio cuenta de que debía explotar además esas cualidades de líder nato que los deportes despertaron en él, y también estudió una carrera empresarial.Siempre curioso, siempre buscando más.Por sobre todo, anhelante de poder.De su primera infancia no albergaba ningún recuerdo consciente. Tan sólo fragmentos confusos que se colaban en sus sueños.Tan sólo un rostro maternal nublado y una sensación de desgarradora separación.Gabriel Reyes era el nombre con el que había crecido, desconociendo cuál era el verdadero.Ingeniero químico, aficionado al deporte de riesgo y empresario incipiente, buscaba el impulso perfecto para llevar adelante todas sus ambiciones.Y ese impulso perfecto llegaría al revisar los anuncios en busca de un empleo mejor del que tenía, en alguna empresa más reconocida. Un empleo que lo acercara a las "grandes ligas" de los negocios.Entonces lo vio, Moon Alchemy tenía un puesto libre, y eso era perfecto para él.Gabriel se puso su mejor traje, se subió a su auto modesto y condujo al edificio más imponente del centro de la ciudad, donde tendría una entrevista decisiva.No estaba acostumbrado a ser el subordinado de nadie, por eso siempre había sido independiente. Mientras iba en su vehículo no pudo evitar rememorar sus intentos por encajar en el sistema, y lo difícil que le había sido trabajar durante los últimos diez años, por su carácter, que algunos empleadores calificaron desde "difícil" hasta "insoportable".Sonrió sardónicamente. Todos habían sido jefes incompetentes que no merecían darle ni una mísera orden.Pero ¿Por qué le era tan difícil controlar sus impulsos? Las múltiples sesiones de terapia con su psiquiatra no habían conseguido demasiados resultados.Sin embargo, esta vez, su meta era clara: tenía la oportunidad de alcanzar más que la fútil satisfacción de sus necesidades básicas. Esta vez, tenía un plan.Uno que pareció desmoronarse apenas cruzó la puerta de la oficina de Selena Wolf. La mujer había llegado temprano como siempre, a pesar de que su noche había resultado algo inquieta. Solía suceder en esa época del mes.Apenas entró a Moon Alchemy, todos a su alrededor parecieron activarse de pronto. Ella sonrió de lado.Al llegar a su piso, saludó a la joven Carol, que estaba allí con sus ojos saltones aún aterrados y resopló quedamente con fastidio. -Buen día, Carol. Tráeme un café, negro… y doble. Y los currículos de las candidatas al puesto de asistente. Quiero empezar de inmediato.Le respondió con voz temblorosa:-Enseguida, señora Wolf, pero…Selena se giró de golpe.-¿Pero…?-Yo… olvidé aclarar que el puesto era para una mujer… y…La jefa se cruzó de brazos, al borde de perder la paciencia.-¿Y?-Se… se presentó también un hombre. Yo sé que usted prefiere…La fulminó con la mirada -Da igual, lo entrevistaré también. Últimamente es difícil encontrar personal capacitado, quizá resulte competente. De todas formas… Ponlo al final de la lista.Y entró a su oficina sin agregar nada más. Era cierto. No le gustaba tener asistentes hombres porque sus experiencias no habían sido buenas al inicio de su carrera empresarial. Tal como el señor Ford, en el laboratorio, más de una vez, cuando se acercaban estos días, en esa fase lunar, las cosas… podían ponerse algo tensas.Se tomó su café en silencio y comenzó las entrevistas.Hasta ahora, de las seis jóvenes sólo una parecía más preparada para el puesto.Marcó con un resaltador su nombre, y le pidió a Carol:-Que entre ahora el señor… Reyes. Cuando Gabriel cruzó el umbral, tuvo la sensación de que el suelo temblaba bajo sus pies. Desde que había llegado a ese lugar, lleno de aromas difusos de fragancias artificiales, había uno que resaltaba en todos lados, pero en ese piso era particularmente intenso. Un perfume cítrico, con notas de azahar y de madera oriental… tal vez sádalo. Uno que lo hizo casi sentir cómo su boca salivaba de más con ansiedad.Pero allí, frente a la señora Wolf, fue como una ráfaga que lo golpeó en el rostro y debió aferrarse al picaporte de la puerta para no correr y hundirse en ese cuello terso para poder aspirar con profundidad.Era desconocido, irreal y sabía de algún modo que no se trataba de un perfume artificial.Ese aroma era de la propia Selena.Una mujer que se crispó al verlo, y en cuyos ojos él creyó ver un brillo dorado que se desvaneció. A lo mejor alucinaba. Las noches en vela, creando, le jugaban una mala pasada.Sin embargo, ambos estaban en un sospechoso silencio."¡No puede ser! ¿Es él?""Tranquilízate, Maia""¿Es que acaso no lo sientes? ¡Es él!""¡Silencio! Podría detectarte…""No lo creo… es él, pero… parece humano… ¿Verdad?...""Eso parece… pero después de esa noche… Ambas sabemos que hay criaturas que no conocemos""Quiero olerlo de cerca…""Imposible. Mantén la distancia y no vuelvas a sobresaltarte. Creo que te vio…""De acuerdo. No haré nada… Tú contrátalo""¿Estás loca? No podemos tenerlo cerca""Contrátalo. O saldré… No permitiré que lo alejes…""Veremos…"-Tome asiento, señor Reyes. Seré directa.Él pudo sentir su pulso acelerarse a medida que se acercaba. Era de apetitos fogosos y deseos intensos, pero esto ya rayaba en lo fantástico. No podía dejar de mirar esos ojos hipnóticos, dilatar sus fosas nasales y sentir como si una bestia desconocida se agitara en su interior.Estaba por arruinar su propio plan, echando todo por tierra con tal de… sentirla.Tragó saliva intentando recomponerse, o arruinaría su oportunidad, pero pareció peor. El olor era tan poderoso, que lo saboreó en su lengua.Si pudiera… morder esos labios…Selena carraspeó.-Su currículum es impecable. Pero me temo que no estamos buscando personal para el área del laboratorio. Allí no tenemos vacantes. Puede que usted se haya confundido, pero sólo busco un asistente que se encargue de mi agenda, siga mis órdenes, y ese tipo de cosas. Tengo la sensación de que usted esperaba algo más.Tras unos segundos que para Gabriel se estiraron como minutos, él logró responder, volviendo a sus cabales.Le sonrió, se acomodó en su asiento y habló con una calma que estaba lejos de sentir:-Soy consciente de los requerimientos del puesto, señora Wolf. Es precisamente lo que estoy buscando en este momento. Aunque estoy desarrollando mis propios proyectos en el área del perfume, y estoy formado en química, ahora quisiera aprender más sobre el funcionamiento de una empresa de estas características y, siguiendo su trayectoria, sé que no hay mejor maestra que usted…Selena evaluó el cumplido, mirándolo directamente a los ojos.Intentaba descifrar si era un hipócrita buscando caerle bien, o si sus palabras eran honestas.De los falsos amigos estaba agobiada, y sin duda podía apreciar la sinceridad en un momento como éste. Decidió, mirando la oscuridad de sus ojos, que estaba siento honesto.Y eso le agradó. Necesitaba esa tranquilidad.Por supuesto, era más que consciente del peligro que representaba para ella contratar a Gabriel para un puesto en el que estarían en contacto continuamente, aunque podría encontrar el modo de disminuir esos contactos al mínimo, viéndose las caras en ocasiones estrictamente necesarias. Pero, por otro lado, ahora que lo tenía allí, frente a frente, sintiendo cómo sudaban las palmas de sus manos y el aroma potente y a la vez sutil de los cedros y las magnolias de un bosque húmedo que le hacía casi imposible no abalanzarse a él y reclamarlo, parecía titánica la tarea de renunciar a su presencia.Lo quería cerca, aunq
Gabriel estaba en su oficina concentrado en los expedientes, cuando percibió nuevamente el aroma que lo estaba enloqueciendo.Luego, escuchó su voz saludando a Carol.Esperó a que tal vez la señora Wolf golpeara la puerta para confirmar su presencia, pero la sintió detenerse un instante en su puerta, para luego continuar su camino.Pasaron incluso un par de horas más, en las que ella parecía ignorarlo."No seas ridículo, Gabriel", se dijo a sí mismo, "está trabajando. Concéntrate en lo tuyo".Si fuera un empleo común, con un jefe común, no sería raro.Cada uno en lo suyo y con el contacto limitado a lo formal. Pero no tenía sentido engañarse. Deseaba verla de nuevo, quién sabe por qué absurda razón. Selena supo que él había aceptado el trabajo apenas llegó a su piso. No necesitaba confirmarlo.Pero ya había decidido su estrategia de supervivencia: mantener la distancia.Le preocupaba más su fórmula robada, así que llamó a un detective que parecía bien calificado y habló rápidamente
Cuando Gabriel volvió en sí, estaba sentado en una silla, siendo abanicado por una de las asistentes del piso de laboratorios, y no había señales de Selena Wolf.Sólo su perfume detenido en el aire.¿Acaso se había desmayado? ¿Esas voces en su cabeza fueron un sueño? No lograba recordar nada desde que regresó de comprar café. Excepto por unos ojos dorados y salvajes.Definitivamente estaba agotado y durmiendo muy mal, y no era sólo a causa del trabajo.Llevaba varias noches sintiéndose inquieto, con insomnio, y cuando lograba dormir tenía extraños sueños y episodios de sonambulismo, para nada habituales en él. Despertaba de pronto, en medio de la cocina o en algún lugar de la sala. Pero nunca le había sucedido de día.Miró a la joven que lo acompañaba y preguntó con cautela:-¿Qué ha sucedido?-Señor Reyes, por lo que alcancé a ver usted tropezó con la señora Wolf, derramó café en su falda, evitó que cayera al suelo y pareció desvanecerse un poco. La señora fue a cambiarse, creo que
La respiración de Selena se fue calmando lentamente, mientras olfateaba a su alrededor y aguzaba su vista.¿La habría seguido la criatura que había percibido en los alrededores del parque? Por su comodidad, y también por gusto, su casa estaba cerca del enorme espacio verde, e incluso su propio hogar estaba rodeado de árboles que alimentaban su nostalgia por aquello que había perdido hace ya tanto tiempo.Nunca se había sentido en peligro, hasta esa noche.Ahora, con la mente alerta, de repente le parecía una insensatez su manía por correr en soledad para liberar el exceso de energíaLa luna, en todo su esplendor, en una plenitud casi fantasmal, brillaba todavía en el cielo.Era mágica, e inquietante, para su especie.Ineludible y vital.Ella se levantó con cautela, en medio del silencio que la rodeaba.Contrario a lo que muchos pudieran creer al conocerla superficialmente, ella vivía sola en una mansión modesta donde predominaba un estilo similar al de su oficina, el olor a madera, e
Selena llegó a Moon Alchemy como un día cualquiera.Pero pronto notó que no lo sería.El aroma casi familiar que invadía el piso en que se situaba su oficina era más intenso que nunca. Esa era una clara señal de que su nuevo asistente ya estaba allí, desde temprano.Y de que algo en él había cambiado.Saludó a Carol como era usual, y entró a su oficina tan rápido como pudo, en un intento por evitar lo que sabía imposible.Respiraba con dificultad, y notó cómo le sudaban las palmas de las manos, en tanto Maia se agitaba en su interior, deseando salir.Había procurado no pensar demasiado en la víctima que habían encontrado en el Parque, tratando de convencerse de que podría haber sido cualquier cosa, pero… ¿y si la buscaban a ella? ¿Si el pasado la había alcanzado al fin? En ese momento, Carol golpeó su puerta:-Adelante…-Lo siento, señora Wolf, la solicita el señor Ford en el laboratorio.La jefa suspiró.-¿Te dijo qué necesita? Creí que el asunto de la fórmula ya estaba resuelto…L
Pero cuando ambos regresaron al trabajo, Moon Alchemy estaba sumida en el caos.Selena preguntó a quienes pasaban a su lado, escapando del humo, y con una sensación horrible en la boca del estómago, sintiéndose como en el pasado, cuando fuera emboscada por sorpresa:-¿Qué es lo que ha pasado aquí? ¿Están todos bien?...Uno de los guardias de seguridad se detuvo en sus tareas, y le explicó mientras la acompañaba afuera por el enorme salón de ingreso al edificio:-Hubo un accidente en el laboratorio, nos dijeron que no se trata de nada demasiado grave, pero están evacuando este piso y los superiores por precaución, no esperan que el inconsciente dure más de un par de horas... Al parecer se incendió una de las computadoras de ese área, pero los químicos y los equipos de allí se encuentran intactos… El humo denso lo hace ver peor, por ser un fuego de origen eléctrico, pero según los bomberos no ha pasado ni pasará a mayores… En breve podrían retomarse las actividades de cada sector…El pr
Selena lo evaluó con la mirada fija en sus profundos ojos negros, tratando de ser una jefa fría.Su instinto le gritaba a voces que confiar en él era un movimiento peligroso. Aunque fuera su compañero.¿Cómo funcionaba ese vínculo cuando era interespecie? Apenas si conocía al hombre frente a ella… ¿y si estaba en connivencia con los traidores?¿Si su llegada era mucho más que una casualidad?Maia, su loba, que a duras penas se contenía en silencio, asomando su mirada dorada, la movía a aceptar cualquier propuesta que Gabriel le hiciera. Por más descabellada que pareciera.Esa era la eterna dicotomía de la mujer que todos temían: el juego inevitable entre sus impulsos y la brillantez ejecutiva.Él no se movió, consciente de los engranajes que se movían en la mente de Selena Wolf.Se dejó analizar, incapaz de ocultarse en una máscara fría que no poseía. Deseaba probarle que no había sentimientos ruines en su corazón, pero sabía que no había un camino fácil para lograrlo.Tras algunos se
Las noticias de la ciudad esa mañana, no eran agradables. Alguna clase de criatura estaba cazando en el parque, y se había cobrado nuevas víctimas. Humanas y animales.Por otro lado, un químico reconocido de Moon Alchemy estaba desaparecido, y en su departamento había rastros de sangre y de un enfrentamiento que había dejado destrozos y desorden.Por contrapartida, Gabriel Reyes se sentía estupendamente y con los ánimos mejor que nunca. No le dolía la cabeza, algo que lo solía torturar por las mañanas, aunque sí le pesaba el cuerpo, como si sus huesos se estuvieran recuperando de múltiples fisuras, pero ya no sintiera dolor, si no euforia.Tomó las muestras de sus fragancias, se puso su mejor traje y salió de su departamento con la mirada resuelta y feroz.Ese sería su día. No tenía duda alguna.El día en que comenzaba su nueva vida como empresario, y su ascenso al poder.Selena Wolf tenía miedo. De sí misma.De lo que recordaba, y lo que sentía.Estaba resignada a perder su autono