Nadie conocía su pasado, pero, de algún modo, había logrado escalar hasta la cima del mundo corporativo, ella, una mujer con la que todo era misterio.
Y, para generar aún más susceptibilidad, no dirigía cualquier empresa, sino aquella más grande y competitiva del ambiente, aquella tan seductora y difícil: la del perfume.Era extranjera en ese país, pero aunque el enigma que la rodeaba era atractivo, nadie, nunca, se atrevería a preguntarle a Selena Wolf de dónde venía y cómo era su familia.Tenía un olfato único para los negocios, de eso no había ninguna duda, y parecía haber devorado, casi literalmente, a toda su competencia.Por eso mismo, no confiaba en nadie.Por eso mismo, su última asistente temblaba frente a ella como una hoja, lívida como el papel.-Susan, había una sola persona en toda la empresa que tenía acceso a la fórmula de mi fragancia en desarrollo… ¿sabes lo que eso significa?La joven no podía ni mirarla a los ojos.Selena era alta e imponente, con un cabello castaño claro cuyos brillos rojizos parecían más intensos cuando se enojaba, y un destello dorado cruzaba sus ojos verdes, en un rostro de edad indefinida.Tartamudeó con terror al tratar de responder:-Yo… yo no… yo…Selena se acercó y apretaba la mandíbula, conteniéndose.A lo largo de su vida pudo tolerar muchas cosas, pero la traición le calaba en los huesos.-Tú… precisamente tú. Eras la única con acceso… Y eso te costará una fuerte demanda judicial. Pero, sobre todo, has perdido mi confianza, tu trabajo, y cualquier recomendación posible… Arruinaste tu carrera… Dime ¿Ha valido la pena? ¿Te ha pagado bien Chem Group?Sí. Le habían pagado muy bien por esa bendita fórmula, la misma que su propia jefa usaba y dejaba a los hombres como atontados a su alrededor. La misma que ella había probado y que en su piel olía fatal, por alguna razón.No entendía por qué la protegía tanto, si era imposible de replicar.Pero no le diría eso, simplemente porque ahora, cara a cara, esa mujer le daba miedo.Sólo atinó a disculparse.-Lo siento, señora Wolf. Fue… un error.La mujer se cruzó de brazos, apoyando su cadera en el escritorio de caoba labrada. Para Susan esa oficina era horrible. Parecía algo tosca y amaderada. Y todo allí olía a Selena Wolf.-Un error que te pondrá de patitas en la calle para siempre. Y cuando Chem Group se dé cuenta de que la receta no sirve para que la copien y comercialicen, creerán que los estafaste. No durará mucho ese dinero que obtuviste, así que adminístralo bien. La verdad que ni siquiera me preocuparé en elevar esa demanda contra tí. Ya cavaste tu propia tumba… Sal de mi vista, antes de que me arrepienta…Susan casi corrió al escapar de la oficina. Juraría que en la feroz mueca de su jefa había visto asomar unos grandes caninos…Ahora Selena estaba hambrienta. Pero su furia no se había disipado del todo. Si esa fórmula caía en manos de alguien de su pasado con un mínimo de conocimientos en química, podría ponerla en peligro.Y eso le daba ansiedad.Así que antes de almorzar, se vistió con ropa deportiva y salió a correr por el enorme parque que estaba cerca del gran edificio central de su empresa, Moon Alchemy.El parque tenía inmensos y añejos árboles, y eso le transmitía una nostálgica paz.Corrió para acallar su inquietud, hasta quedar cubierta de sudor y llena de endorfinas.Regresó a su oficina, y muchos de sus empleados hombres casi babeaban al verla llegar, caminando y moviendo sensualmente su cuerpo voluptuoso y emitiendo esa aura salvaje que los hacía ansiar lo imposible: domar a Selena Wolf, la CEO más temeraria de la región.Tomó una ducha en el baño adjunto a su despacho, se cambió y pidió su comida habitual.Cuando llegó, y en la austera soledad de su escritorio, devoró con fruición la jugosa carne, y apenas si tocó la guarnición.Al día siguiente tendría que empezar a buscar con urgencia nueva asistente, y tratar de rastrear lo que sucediera con la fórmula robada.No debía filtrarse a ningún medio, aunque debiera gastar una pequeña fortuna en conservar el secretismo.Incluso si tuviera que ordenar la muerte de alguien: esa receta personal, no podía salir al mundo.Llamó a la secretaria que temporalmente había quedado a cargo de sus asuntos:-Carol, ven a mi oficina.La joven entró con temor. Eso la fastidiaba, ya que se consideraba estricta, pero nunca injusta, y era molesto que siempre le pasara eso: las mujeres allí la envidiaban o temían, en tanto que los hombres apenas si controlaban sus instintos ante ella.A pesar de que se esforzaba por contener al máximo posible sus feromonas.No era sencillo trabajar así.-Deja de temblar, Carol. Tú no hiciste nada, eso me consta.Ella asintió con un leve suspiro de alivio.-Sí, señora Wolf, lo siento.-Está bien. Después de todo, siempre es una revolución cuando despido a alguien. Quedan todos susceptibles. Pero Susan se lo merecía. Traicionó mi confianza. Y ahora necesito que publiques un anuncio para conseguir pronto un reemplazo, no deseo recargarte de tareas.-Sí, lo haré. Le agradezco la consideración. ¿Quiere que lo redacte de alguna manera en particular?-No, como siempre. No es necesario nada adicional. Los requisitos habituales… Sin embargo, ésta vez me haré cargo personalmente de las entrevistas. Así que avísales a recursos humanos.-De acuerdo ¿Algo más?Selena suspiró. Seguía inquieta.-No, nada más. Hoy haré una recorrida personalmente por el laboratorio y me retiraré más temprano.-Como ordene, señora Wolf.La joven secretaria salió de la oficina.Su jefa se puso de pie, se puso el elegante blazer y tomó su bolso.Camino de prisa, haciendo resonar por los pasillos sus zapatos de tacón alto, y llegó enseguida al laboratorio, donde todos parecían trabajar como abejas y hacer anotaciones.El jefe de departamento le hizo una reverencia y se mordió el labio. Estaba secretamente enamorado de la CEO, y apenas si lo disimulaba en su presencia.-Señora Wolf, qué agradable visita.Ella lo miró frunciendo la nariz.-Buenas tardes, señor Ford… ¿Qué tiene para mí?-Oh, enseguida le muestro. Pase, pase… por aquí estamos desarrollando la nueva línea masculina… Tome, huela…Selena olfateó la muestra a la distancia, no necesitaba acercarse para hacerlo.-No es necesario… No me agrada todavía. Creo que podría añadir alguna nota más… intensa. Tal vez un toque especiado le siente bien… Pruébenlo.-Sí, como ordene… Y por aquí están las tres fragancias femeninas…Ella olió el aire.-La segunda me gusta… La tercera es demasiado dulce… ¿no cree que se parece mucho a la Flower de nuestra competencia? No deseo una demanda por plagio. Encuentre el modo de diferenciarla…Sin decir nada más, la jefa salió hacia su auto.Necesitaba con urgencia llegar a su casa y quitarse toda esa elegancia.También le habría venido bien algo de acción adicional, pero eso hacía años que era un apetito sin saciar, por temor a ser descubierta.No podía develar a nadie, quién era realmente Selena Wolf.Toda su vida había perseguido una utopía. Una obra maestra que fuera su mejor creación.Era joven, pero ambicioso y lleno de vigor, luego de todo lo que había sufrido.No encajaba en el mundo que lo rodeaba y eso probablemente podría adjudicárselo a su orfandad.Crecer en ese orfanato horrible, sufriendo además el acoso de sus compañeros por tener un aspecto pálido y débil, lo había vuelto más reservado.Sabía que era diferente a los demás, podía sentirlo en lo más hondo de su ser.Pero, al llegar a la adolescencia, ya no le importó. Y todo cambió.Ahora era alto y bien formado de ojos y cabello profundamente negros, así que pronto dejaron de molestarlo tanto, lo suficiente como para sumergirse en sus propios intereses y aficiones, empezando por la química. Pronto se dio cuenta de que debía explotar además esas cualidades de líder nato que los deportes despertaron en él, y también estudió una carrera empresarial.Siempre curioso, siempre buscando más.Por sobre todo, anhelante de pod
Selena evaluó el cumplido, mirándolo directamente a los ojos.Intentaba descifrar si era un hipócrita buscando caerle bien, o si sus palabras eran honestas.De los falsos amigos estaba agobiada, y sin duda podía apreciar la sinceridad en un momento como éste. Decidió, mirando la oscuridad de sus ojos, que estaba siento honesto.Y eso le agradó. Necesitaba esa tranquilidad.Por supuesto, era más que consciente del peligro que representaba para ella contratar a Gabriel para un puesto en el que estarían en contacto continuamente, aunque podría encontrar el modo de disminuir esos contactos al mínimo, viéndose las caras en ocasiones estrictamente necesarias. Pero, por otro lado, ahora que lo tenía allí, frente a frente, sintiendo cómo sudaban las palmas de sus manos y el aroma potente y a la vez sutil de los cedros y las magnolias de un bosque húmedo que le hacía casi imposible no abalanzarse a él y reclamarlo, parecía titánica la tarea de renunciar a su presencia.Lo quería cerca, aunq
Gabriel estaba en su oficina concentrado en los expedientes, cuando percibió nuevamente el aroma que lo estaba enloqueciendo.Luego, escuchó su voz saludando a Carol.Esperó a que tal vez la señora Wolf golpeara la puerta para confirmar su presencia, pero la sintió detenerse un instante en su puerta, para luego continuar su camino.Pasaron incluso un par de horas más, en las que ella parecía ignorarlo."No seas ridículo, Gabriel", se dijo a sí mismo, "está trabajando. Concéntrate en lo tuyo".Si fuera un empleo común, con un jefe común, no sería raro.Cada uno en lo suyo y con el contacto limitado a lo formal. Pero no tenía sentido engañarse. Deseaba verla de nuevo, quién sabe por qué absurda razón. Selena supo que él había aceptado el trabajo apenas llegó a su piso. No necesitaba confirmarlo.Pero ya había decidido su estrategia de supervivencia: mantener la distancia.Le preocupaba más su fórmula robada, así que llamó a un detective que parecía bien calificado y habló rápidamente
Cuando Gabriel volvió en sí, estaba sentado en una silla, siendo abanicado por una de las asistentes del piso de laboratorios, y no había señales de Selena Wolf.Sólo su perfume detenido en el aire.¿Acaso se había desmayado? ¿Esas voces en su cabeza fueron un sueño? No lograba recordar nada desde que regresó de comprar café. Excepto por unos ojos dorados y salvajes.Definitivamente estaba agotado y durmiendo muy mal, y no era sólo a causa del trabajo.Llevaba varias noches sintiéndose inquieto, con insomnio, y cuando lograba dormir tenía extraños sueños y episodios de sonambulismo, para nada habituales en él. Despertaba de pronto, en medio de la cocina o en algún lugar de la sala. Pero nunca le había sucedido de día.Miró a la joven que lo acompañaba y preguntó con cautela:-¿Qué ha sucedido?-Señor Reyes, por lo que alcancé a ver usted tropezó con la señora Wolf, derramó café en su falda, evitó que cayera al suelo y pareció desvanecerse un poco. La señora fue a cambiarse, creo que
La respiración de Selena se fue calmando lentamente, mientras olfateaba a su alrededor y aguzaba su vista.¿La habría seguido la criatura que había percibido en los alrededores del parque? Por su comodidad, y también por gusto, su casa estaba cerca del enorme espacio verde, e incluso su propio hogar estaba rodeado de árboles que alimentaban su nostalgia por aquello que había perdido hace ya tanto tiempo.Nunca se había sentido en peligro, hasta esa noche.Ahora, con la mente alerta, de repente le parecía una insensatez su manía por correr en soledad para liberar el exceso de energíaLa luna, en todo su esplendor, en una plenitud casi fantasmal, brillaba todavía en el cielo.Era mágica, e inquietante, para su especie.Ineludible y vital.Ella se levantó con cautela, en medio del silencio que la rodeaba.Contrario a lo que muchos pudieran creer al conocerla superficialmente, ella vivía sola en una mansión modesta donde predominaba un estilo similar al de su oficina, el olor a madera, e
Selena llegó a Moon Alchemy como un día cualquiera.Pero pronto notó que no lo sería.El aroma casi familiar que invadía el piso en que se situaba su oficina era más intenso que nunca. Esa era una clara señal de que su nuevo asistente ya estaba allí, desde temprano.Y de que algo en él había cambiado.Saludó a Carol como era usual, y entró a su oficina tan rápido como pudo, en un intento por evitar lo que sabía imposible.Respiraba con dificultad, y notó cómo le sudaban las palmas de las manos, en tanto Maia se agitaba en su interior, deseando salir.Había procurado no pensar demasiado en la víctima que habían encontrado en el Parque, tratando de convencerse de que podría haber sido cualquier cosa, pero… ¿y si la buscaban a ella? ¿Si el pasado la había alcanzado al fin? En ese momento, Carol golpeó su puerta:-Adelante…-Lo siento, señora Wolf, la solicita el señor Ford en el laboratorio.La jefa suspiró.-¿Te dijo qué necesita? Creí que el asunto de la fórmula ya estaba resuelto…L
Pero cuando ambos regresaron al trabajo, Moon Alchemy estaba sumida en el caos.Selena preguntó a quienes pasaban a su lado, escapando del humo, y con una sensación horrible en la boca del estómago, sintiéndose como en el pasado, cuando fuera emboscada por sorpresa:-¿Qué es lo que ha pasado aquí? ¿Están todos bien?...Uno de los guardias de seguridad se detuvo en sus tareas, y le explicó mientras la acompañaba afuera por el enorme salón de ingreso al edificio:-Hubo un accidente en el laboratorio, nos dijeron que no se trata de nada demasiado grave, pero están evacuando este piso y los superiores por precaución, no esperan que el inconsciente dure más de un par de horas... Al parecer se incendió una de las computadoras de ese área, pero los químicos y los equipos de allí se encuentran intactos… El humo denso lo hace ver peor, por ser un fuego de origen eléctrico, pero según los bomberos no ha pasado ni pasará a mayores… En breve podrían retomarse las actividades de cada sector…El pr
Selena lo evaluó con la mirada fija en sus profundos ojos negros, tratando de ser una jefa fría.Su instinto le gritaba a voces que confiar en él era un movimiento peligroso. Aunque fuera su compañero.¿Cómo funcionaba ese vínculo cuando era interespecie? Apenas si conocía al hombre frente a ella… ¿y si estaba en connivencia con los traidores?¿Si su llegada era mucho más que una casualidad?Maia, su loba, que a duras penas se contenía en silencio, asomando su mirada dorada, la movía a aceptar cualquier propuesta que Gabriel le hiciera. Por más descabellada que pareciera.Esa era la eterna dicotomía de la mujer que todos temían: el juego inevitable entre sus impulsos y la brillantez ejecutiva.Él no se movió, consciente de los engranajes que se movían en la mente de Selena Wolf.Se dejó analizar, incapaz de ocultarse en una máscara fría que no poseía. Deseaba probarle que no había sentimientos ruines en su corazón, pero sabía que no había un camino fácil para lograrlo.Tras algunos se