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Okey, puede que la cena en sí no la enamore, pero su comida. Santo Dios, no conoce a nadie que cocine así de bien, ni siquiera Liv. Con solo ver el plato ser depositado frente a ella y recibir el aroma de los condimentos, se le hace agua la boca. Pero eso no se compara para nada cuando toma el primer bocado. 

El pescado se deshace en su boca y la crema que Matteo preparó envuelve esa textura usualmente seca, dejando tan solo la intensidad del sabor, mezclandola con especias frescas e intensas que estallan en su boca como fuegos artificiales.

Cierra los ojos e intenta no hacer ningún ruido, pero en el segundo bocado, cuando agrega un tomate asado, no puede contenerse.

—Mmh, está exquisito.

Unta un trozo de pescado en la salsa

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