Okey, puede que la cena en sí no la enamore, pero su comida. Santo Dios, no conoce a nadie que cocine así de bien, ni siquiera Liv. Con solo ver el plato ser depositado frente a ella y recibir el aroma de los condimentos, se le hace agua la boca. Pero eso no se compara para nada cuando toma el primer bocado.
El pescado se deshace en su boca y la crema que Matteo preparó envuelve esa textura usualmente seca, dejando tan solo la intensidad del sabor, mezclandola con especias frescas e intensas que estallan en su boca como fuegos artificiales.
Cierra los ojos e intenta no hacer ningún ruido, pero en el segundo bocado, cuando agrega un tomate asado, no puede contenerse.
—Mmh, está exquisito.
Unta un trozo de pescado en la salsa
Se echa alcohol gel luego de bajar del transporte público y luego otra vez cuando debe empujar la puerta del centro comercial para entrar. La mascarilla le incomoda en el rostro, una parte hace que le pique la mejilla, no puede lograr que le cubra la nariz por completo y se le sube dejando al descubierto su mentón. Pero más allá de eso, lo que le resulta absolutamente molesto es tener algo cubriéndose el rostro e impidiéndole respirar aire puro y no esa exhalación caliente, y por suerte mentolada, que sale de su boca. Si a aquello se le suma el pánico por ver tantas personas apiñadas en el mismo lugar, es probable que tenga una crisis ahora mismo. Antes de que empiece a hiperventilar alguien la agarra del brazo, suelta un chillido bastante único y después la abraza. —Ah, no puedo creer que viniste. Te dije Liv que sí lo haría. Andrea le devuelve el abrazo a su amiga, cuidando de no aplastar su pecho, pu
—Te estoy diciendo que no se hace así.—A ver, ¿quién sabe sobre esto? — le dice Matteo, dándole un pequeño golpecito en la mano que intenta arrebatarle la cámara —Mira, tienes que guiarte por las cuadrillas.—No veo ninguna cuadrilla, Matteo y mi profesor dijo que debías…—¿Tiene tu profesor un título en fotografía? — retrocede un paso, dándole espacio.Inhala profundo por primera vez en varios minutos. Su perfume es demasiado embriagador y ha intentado no olerlo, pues, además de que es algo de psicopatas oler a tu compañero, también necesita concentrarse para hacer el trabajo y como ya ha dicho, su cerebro no funciona alrededor de Matteo y su esencia masculina.—No, pero él sabe de cosas.—Igual que yo. Ahora hazme caso.Se ubica detrás de ella, pone las palmas e
Ninguno de los dos supo qué hacer. Andrea seguía en la ola del orgasmo, aletargada. Su mente difusa y el cuerpo demasiado cansado como para un movimiento repentino y ágil como hubiera sido cerrar las piernas e intentarse cubrir con algo. Aunque eso no significa que sus emociones estén iguales de congeladas, no, estas bullen en su interior, se agitan, revuelven todos sus órganos. El pánico le sube por la garganta, la vergüenza le sonroja todo el cuerpo, una sutil corriente eléctrica viaja por su cuerpo, su fantasía sigue demasiado presente y que Matteo esté ahí, frente a ella, mirándola con una intensidad oscura que contrae su sexo, la hace temblar e incluso jadear, es demasiado para ella.—Mierda, lo siento— se da media vuelta —. Lo siento— repite varias veces.Entra al baño, o al menos lo intenta, pues choca con el marco de la puerta. Se gira hacia ella par
Después de cinco minutos de debatir si es que vale la pena cagarse de frio para ir a buscar comida o no, decide que sí lo vale. Así que envolviéndose en una manta para intentar no morir congelada, sale a la cocina con la intención de comer las sobras de la cena de Matteo, pero al abrir la puerta pudo ver de inmediato la luz de la cocina prendida.Duda sobre qué hacer y se balancea en sus pies, dando un paso hacia delante, luego otro hacia atrás, el movimiento también tiene que ver con lo helado que está el lugar, pero por sobretodo la tiene nerviosa quién está o no está en la cocina. Porque puede que Matteo haya dejado la luz prendida, ha sucedido otras veces, pero también existe una posibilidad de que esté allí y ese es un riesgo que no le gustaría correr. Encontrarse con Matteo sigue siendo demasiado incomodo.Su estómago ruge, reclamando por las ext
Los labios de Matteo se estrellan contra los de ella.Inhala profundo, sus ojos se abren con la sorpresa del movimiento. Sus manos se lanzan a los hombros musculosos para intentar mantenerse de pie, pero él entiende eso como que está de acuerdo con el beso. Baja ambas manos a su cintura, estrechando contra él, impidiendo escapar de sus labios resecos. Se separan, él relame sus labios, ella hace lo mismo y así vuelven a encontrarse. Andrea pasa la lengua por el borde de su labio inferior, pidiendo permiso para entrar, él se lo concede sin problema y luego asalta su boca, colándose en su interior, recorriendo todo el espacio con una hambruna perniciosa acompañada de movimientos lentos, una mezcla contradictoria que la confunde. Porque sus labios aplastan los suyos, empujando su cabeza hacia atrás y sus manos se aferran a su cintura, estrechando contra él, hacie
Su salida esporádica le recuerda que ella también tiene cosas de las que debe preocuparse.Por alguna razón no escuchó la alarma del celular y ahora está atrasada para química avanzada. Una de las ventajas de las clases online es que tan solo le toma cinco minutos estar lista, prender el computador es lo único que se requiere, aunque media hora más tarde le da hambre, por lo que mientras el profesor habla sobre la composición de el último elemento descubierto, ella está en la cocina vertiendo cereales en un bol.Va a agarrar la caja de leche, es tan liviana que sabe que probablemente no le va a alcanzar y tendrá que abrir otra, pero cuando la vacía sobre los cereales y apenas caen unas gotas, la vena en su frente se hincha y comienza a palpitar furiosa.Toma una respiración profunda, sabiendo que no vale la pena enoja
—¿Está bien si lo conversamos ahora?— pregunta Matteo después de terminar de almorzar.Andrea lleva al tenedor a su boca y saborea la deliciosa pasta, después de eso recién le dice que sí.Se miran en silencio por varios segundos, la incomodidad va aumentando hasta que ambos estallan en carcajadas. Andrea se cubre la boca, evitando que escapen restos de la comida que aún mastica. Su pelo cae como una cortina frente a ella, pero no es suficiente para ocultar su rostro sonrojado de Matteo ni la manera en que sus ojos se ponen brillosos.Pasa las manos por su rostro para limpiar las lágrimas que se acumularon en sus ojos y para deshacer esa sonrisa nerviosa que sigue en sus labios. Debe calmarse, no puede dejar que sus emociones salgan a flote en este momento, sino ambos entraran en pánico. Ella, porque odia ser débil frente a otros y Matteo porque va a creer que tiene sentimientos po
Es una muy buena pregunta, pero Andrea no quiere saber los detalles. Sería lo mejor si Matteo la tomara por sorpresa, así su corazón puede seguir sufriendo a ese ritmo acelerado, la adrenalina bombeando en sus venas.Y al parecer él también planea dejarla con la incertidumbre. Sin explicaciones, advertencias o premoniciones se abalanza sobre ella, buscando esa boca deliciosa y perfecta que lo vuelve loco.Andrea envuelve las piernas alrededor de su cintura, lo apega a ella mientras sus bocas se demoran. Labios y dientes chocando, lenguas enrollándose, recorriendo todo el interior, demandando que se someta a él tan solo con un toque. Pero cuando eso no funciona y Andrea sigue empujando, queriendo tomar el control y obtener algo de poder con sus manos y boca, Matteo se aburre de ella. La adrenalina de la pelea se convierte en ese deseo animal de poseerla y someterla por completo. Es por eso que agarra ambas muñecas