31. Bienvenida, mi preciosa flor.

Asad aguardaba la llegada de sus hijos en el aeropuerto, su jet privado aterrizó y él observaba desde su limusina mientras las escaleras se desplegaban sobre la pista. Al descender, Asad salió del vehículo, apoyado en su bastón, con una presencia imponente y una expresión imperturbable.

Amir fue el primero en bajar por las escaleras, seguido de cerca por Irina. Asad se quitó las gafas de sol para observar a su primogénito con detenimiento, mientras Amir, al ver a su padre, experimentaba una mezcla de emociones encontradas.

Por un lado, la nostalgia de tiempos pasados.Amir se quedó parado por un instante al ver a su padre caminando con cierta dificultad con la ayuda de ese bastón parecía que los años se le habían hechadi encima de repente solo habían pasado siete años pero parecía que hubieran pasado al menos el doble para él

Por otro lado, un profundo resentimiento crecía en el corazón de Amir hacia el hombre que le había privado del amor de su vida con engaños y manipulaciones, una
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