Cuando Bridgette salió de la casa lista para ir a su nuevo local, ya Steve Lonergan y Luc habían trazado un plan de acción. Ella los miró con los ojos un poco ensombrecidos porque sabía que ellos querían evitar que participara en su propia protección.Luc abrió la puerta del super carro blindado de Bridgette, pero esta se dirigió al carro de Steve.—Se supone que hemos estado practicando las últimas semanas en el polígono de tiro para ponerme al tanto de cómo defenderme en el caso de que se hiciera necesario, entonces no veo por qué no puedo tomar parte en mi propia defensa —dijo con el rostro arrebolado por lo molesta que se sentía, los ojos le brillaban y sus labios se mantenían tensos y apretados aún después de haber dejado de hablar.—No es que no puedas defenderte, cariño —le dijo Steve en tono conciliador— Por supuesto que tienes todo el derecho de defenderte por tí misma, para eso andas armada, ¿no es así?—Así es, y les quiero decir a ambos que me defenderé aunque ustedes esté
Los dos sujetos se miraron entre ellos y pusieron cara de circunstancias.—A nosotros nos contrataron para tener a la señorita vigilada —dijo el que venía conduciendo— Esas eran nuestras órdenes.—¿Y qué más tenían que hacer? —les preguntó Luc.—Mas nada, señor —respondió el sujeto rápidamente— Solo teníamos que seguirla para ver si había alguien siguiéndola.—¿Y quién los contrató? —les preguntó Steve.—Nosotros tenemos una agencia de detectives privados, señor —dijo el mismo sujeto— A nosotros nos contactaron por nuestra cuenta de correos y el pago nos lo enviaron por transferencia bancaria.—¿Y como pasaban sus informes? —le preguntó Steve, aunque sospechaba la respuesta —Cada día pasamos un informe por correo electrónico —dijo el hombre— Nada más.—¿Así que no saben para quién trabajan?—No exactamente, señor —dijo el acompañante— Solo sabemos que se llama Stuart, pero nada más.—Voy a comprobar todo eso y si no es cierto los llevaré detenidos —les dijo Steve.—Podemos mostrarle
Steve esperó hasta que Bridgette salió de sus compras para acompañarlos un poco antes de salir para Los Ángeles. Ella lo miró desde que bajó la rampa del estacionamiento y le sonrió aunque todavía tenía en el fondo esa mirada de desconfianza.—¿Me vas a seguir por toda la ciudad, amor? —le dijo con acento irónico.—Tendré que hacerlo —le dijo él, sonriendo— Usted está muy solicitada señorita Bridgette.—Pues prefiero que nadie me solicitara —le dijo un tanto disgustada— ¿Me puedes decir de donde salieron esos fulanos y quién los mandó?—Sí, te lo puedo decir —le dijo él sin perder la sonrisa— Aparentemente alguien desea vigilar tus movimientos sin que nosotros sepamos quien es. Esos sujetos trabajan en su propia agencia de investigaciones privadas, son legales, los contrataron por internet y por allí mismo rendían los informes, le pagaban una buena suma de dinero y solo debían dar informe de las rutas que seguías, etc.—¿En serio? —Bri arrugó el entrecejo, como señal de preocupación—
Lo tomó con ambas manos y lo acarició con ambas manos con cierto desespero porque quería que la penetrara con ese pene tan rico como se sentía, duro, caliente y palpitante. Del glande masculino comenzaba a manar líquido preseminal que ella sintió en sus manos. La sensación de ese líquido caliente y suavemente viscoso entre sus dedos era maravillosa.Steve dejó escapar un angustiosos gemido cuando las manos femeninas se apoderaron de su masculinidad, una especie de corriente eléctrica recorrió toda su espalda haciendo que profundizara las caricias en los pechos femeninos. Casi se los comía por completo, tanto que Bridgette estaba al borde del orgasmo al sentir las poderosas chupadas que Steve le prodigaba a cada uno de sus pechos y la rodilla rozando con fuerza su íntima cavidad.La mano libre de Steve descendió impetuosa para enterrarse en el entrepierna femenino, los dedos palparon los contornos de las delicadas caderas, acercándose al centro de placer de Bridgette, ella no sintió su
Steve finalmente colocó su duro virilidad en la entrada de la íntima cavidad femenina y haciendo una leve presión, el miembro fue abriéndose paso a través de la suave calidez femenina. Estaban tan excitados que no tardaron mucho tiempo en alcanzar las cumbres del placer, demostrándose el amor que sentían el uno por el otro y el placer que derivaba de compartir su intimidad.Se quedaron acostados un buen rato hasta que el teléfono de Steve comenzó a sonar, era Luc que les avisaba que le iban a llevar la comida por delivery, porque él había salido a comer en un restaurante cercano. Steve le dijo que estaba bien, así que esperaron la comida mientras entraban al baño a darse una nueva ducha, pero esta vez más tranquila y cálida, más llena de ternura que de pasión.Cuando llegó la comida la degustaron con placer, y luego estuvieron viendo televisión hasta que se quedaron dormidos por completo hasta el día siguiente.Los rayos del sol entraban suavemente a través de las cortinas de la habit
Steve espero a que los del otro auto se descuidaran también, eran solo matones sin mucho cerebro, y al parecer no los comandaba alguien más inteligente. Aceleró de nuevo su auto, aprovechando que la autopista se hacía más recta en esa parte aunque después llegarían a una zona de curvas nuevamente, eso hizo que los facinerosos que iban en el otro auto aceleraran también para evitar que se les escapara.Steve siguió firme en el volante, había logrado ver que en los autos viajaban solo dos ocupantes, el chofer y el copiloto. Tendría que hacer una maniobra arriesgada aunque fríamente calculada. Cuando menos se lo esperaban los sujetos que venían alcanzando a Steve, este pisó el freno lo bastante como para que el otro auto se estrellara contra su parachoques trasero, que amortiguó el impacto sin mucho problema.Pero al copiloto si que le fue mal, salió disparado del auto cayendo en la maletera del auto de Steve quedando bastante mareado y golpeado, Steve terminó de presionar el pedal del f
—Espero no necesitarlo —le dijo sonriendo, luego subió al auto y partió de inmediato.El auto respondía bien y ninguna de las luces del panel, al menos las de emergencia o fallas, estaban encendidas, al parecer el auto estaba perfectamente bien. Aceleró al máximo y a los pocos minutos se cruzó con las patrullas que iban en sentido contrario.Iba pensando en el asunto, realmente se veía algo sospechoso, hasta el mismo Luc parecía haber tenido la misma impresión, y eso era algo que no le gustaba para nada, pensó si habría alguno de los mafiosos de Nueva York que se hubiera escapado de la cárcel, que pudiera haberlo identificado, pero eso no parecía tan fácil, le habían cambiado bastante las facciones así que no era fácil que alguien lo hubiera reconocido como Robert Landon.Sin embargo no podía descartar nada, por experiencia Steve sabía que uno no se puede descuidar ni siquiera un poco en ese mundo de la policía, del lugar menos pensado podría surgir un ataque, y él se había mantenido
Steve estuvo verificando algunas cosas en línea en la página del FBI. El sargento aún no le enviaba ninguna información, pero decidió darle chance hasta el día siguiente, al fin y al cabo, el sargento debía haber estado bastante ocupado mientras se resolvía el papeleo básico en el sitio del atentado.Luego se fue a descansar, había sido un día sumamente intenso, y con lo fuerte que había sido la noche con Bridgette, estaba al borde del colapso. Después de todo, pasar de cincuenta años no era nada sencillo, recordó lo que siempre le decía su padre:«Después de los cincuenta años en realidad nadie está completamente sano»Steve se dijo que tenía que retomar sus ejercicios y el entrenamiento, en especial el de pesas, se prometió a sí mismo que comenzaría desde mañana mismo. Pensando en todas estas cosas se quedó dormido, su sueño fue ligero aunque hubo algunos sobresaltos, quizás un grupo de imágenes inconexas, producto de sus recuerdos o de su subconsciente.En una ocasión se despertó d