Dante miraba los nombres en aquellas tumbas, y recordaba aquellos hermosos momentos de su vida que compartió con ellos. Beatrice y Virgilio fueron personas respetables, honorables hasta el final y muy queridos por muchas personas. Podía ver las flores que seguramente sus viejos amigos les habían dejado el día anterior. Ese día, nadie mas que el los visitaba y charlaba con aquella lapida bajo la cual sus restos descansaban, aunque, ese día, no quería contarles nada a pesar de que se había casado hace poco. Recordó a su madre presionándolo con gracia para que contrajera matrimonio y le diese nietos, recordó a su padre hablándole sobre amar a una única mujer y darlo todo por ella…los recordó a ambos rodeándolo de amor y consejos para ser el gran hombre que ellos soñaban que fuera…se sintió hundido en la miseria por ello.El sonido de un par de tacones que cochaban con el pavimento humedecido, los distrajo de sus pensamientos. Alguien se acercaba, quizás, otra persona herida que visitaba
Aquella mañana se sintió diferente a otras. Había despertado nuevamente entre los brazos de su esposo, pero, esta vez, sentía algo en su pecho que la hacia sentirse intranquila. Aun no olvidaba aquellas palabras dichas por Dante, y su insistencia de que ella estaba con él por dinero.Levantándose, camino hacia la habitación matrimonial para buscar su celular. Ya había resuelto solicitar que la cambiaran al campus universitario que se encontraba en la ciudad, por suerte, allí podría continuar sus estudios. Llamando, había tenido que explicar a la secretaria del rector las razones que tuvo para su ausencia, y aunque omitió la parte en que ella se había casado con un perfecto desconocido, si menciono el creciente deterioro de salud de su madre, por lo cual, se le permitió retomar el semestre siempre y cuando se pusiera al corriente de lo que se había perdido.Siempre había querido ser médica, apasionada quizás por el deseo de salvar a su madre. Durante demasiados años, años en los que el
Nuevamente, despertaba al lado de Emma y la miraba respirar tan apaciblemente que lograba calmarlo. Mientras dormía, ella no tenia el ceño fruncido ni parecía tan angustiada como casi siempre, permanentemente estaba preocupada por su madre, la llamaba de manera constante y a escondidas de la servidumbre para saber sobre su estado de salud. Recordaba aquella radiante sonrisa que la vio llevar plasmada en su rostro el día anterior mientras atendía a los pocos pacientes que llegaban uno tras otros y que eran fácilmente observables desde aquella puerta enorme de cristal. Emma parecía una persona completamente distinta de la mujer astuta y casi fría que era siempre…parecía realmente feliz.Saliendo de la cama, la dejo dormir tranquilamente. Ya hablaría con ella sobre esa locura de tener un empleo y como ello podría complicar los planes de ambos. Mientras meditaba en el silencio de su lujoso estudio, sentía cada vez más y más admiración por la mujer que era su esposa. Ante el mundo, ella er
—Cuando sea tu esposa vamos a viajar a todos lados, vamos a visitar todas las tiendas, y escalar todas las montañas…mientras tanto Dante Morgan, lo único que harás será adorarme, como yo te adoro a ti —Abría los ojos esa mañana, después de haber pasado la noche entera soñando con ella. Sin embargo, el calor del hermoso cuerpo femenino que yacía junto al suyo, lo regreso a la realidad de inmediato. Mirandola una mañana mas despertando a su lado, Dante aprecio las hermosas y delicadas facciones femeninas de Emma. Estaba abrazándola, y recordó, que así se habían quedado dormidos la noche anterior, mientras ella y el permanecían en silencio después de la respuesta que ella le dio a su pregunta.—No te habría abandonado bajo ninguna circunstancia si hubiera sido de esa manera, creo que el amor va más allá de lo que el destino tenga preparado…no Dante, no te habría dejado solo, no soy ese tipo de persona —De alguna manera, aquellas palabras le habían ayudado a encontrar un consuelo, uno q
Aquella noche mágica recién daba comienzo. Dante esperaba a Emma, ansioso por estar con ella…ansioso por tenerla completamente para él. Emma, entrando a aquellos aposentos, miro a Dante fijamente a los ojos. Él, la tomo de la mano con la intención de llevarla a su lugar favorito…a su lugar secreto, el mismo en donde se ocultaba del mundo dentro de su mansión.Ninguno sabía que decir, pero ambos sentían la ansiedad creciendo en sus cuerpos, el calor aumentando, aquel deseo reprimido comenzaba a liberarse en Emma, los minutos iban pasando, y ellos, ellos sentían su alma colgando en un hilo de ansiedad…de deseo.— Es un lindo lugar — dijo Emma sin saber que más decir.Dante sonrió de lado ante aquello, habían llegado a su lugar favorito, el lugar entero le pertenecía a él, extendiendo su mano hacia la chica, la invito a pasar a su lugar, a su hogar, donde nunca antes había llevado a nadie que no fuese de su entera confianza, donde ninguna otra mujer había pisado, aquel sitio era su santu
Esa mañana no era como todas las demás, se sentía como si fuera parte de otro mundo, o estuviese despertando en una dimensión alterna a la suya. Miraba el techo eternamente pulcro y brillantemente blanco de aquella habitación, sintiendo que, en cualquier momento, seria absorbida por él. Sin embargo, no era que el mundo hubiese cambiado, era ella quien lo había hecho…ella ya no era la misma de la noche anterior…y no lo volvería a ser jamás; había perdido la virginidad con el hombre al que llamaba esposo.Levantándose lentamente de la cama, pudo notar que Dante no se encontraba allí, y entonces, todas esas emociones que despertaron con ella después de abrir los ojos al nuevo día, se amontonaron dentro de ella y la hicieron sentirse demasiado sola y miserable por un momento. Había recordado aquellas muchas veces anteriores en que había estado a punto de hacer algo con él, había recordado cuando el hombre le dijo que había estado con muchas mujeres hermosas, y repentinamente se sintió peq
Vivir una vida de ensueño, así es como Emma comenzaba a sentirse. Esa mañana, Dante y ella habían decidido preparar el desayuno juntos, como hacían esas parejas de las telenovelas que solía ver su madre. Dante, como era de esperarse, no era muy talentoso en la cocina, se notaba a kilómetros que había sido criado en una cuna de oro y plata, pero, aun así, Emma no perdió la paciencia y con gentileza le explicaba a su esposo como batir correctamente la mezcla para preparar Hot Cakes.—Tienes que hacerlo suave pero rápido, de lo contrario, la mezcla quedara grumosa — le explicaba con calma aquello, y Dante sintió como sus mejillas ardían de vergüenza.Esa era la primera vez en toda su vida que estaba cocinando algo. Realmente, nunca había tenido necesidad, o tan siquiera, curiosidad por cocinar algo, todo le era servido completamente a su gusto y sin demora, ahora entendía que preparar los alimentos, no era una labor para nada sencilla y agradeció a sus sirvientas por ello. Emma se sentía
Aquella mañana no comenzaba tan tranquila como habían sido las pasadas. El rostro demasiado angustiado de Emma, dejaba ver que algo andaba mal, demasiado mal. Las expresiones de su rostro iban de la angustia, a la ira, y de la ira a la mortificación.—No se que es lo que haré Emma…esto es tan repentino e inesperado que realmente no encuentro una solución…Su madre hablaba al otro lado de la línea, narrándole como había sido desalojada esa mañana, ya que, repentinamente, el casero había llegado acompañado de la policía y habían tirado todas las pocas posesiones de la mujer hacia la calle. Hasta ese momento, Emma había creído que esa casa en la que por años estuvo viviendo, pertenecía a su madre…ahora sabía que era rentada y que la amada mujer que le dio la vida, se había quedado sin un techo con el cual cubrirse.—Tranquila mamá, pensare en algo y te llamare en una hora, mientras tanto, te enviare dinero para que tomes un cuarto de hotel, pídele a la vecina que guarde tus cosas y mante