Callum escuchó la exclamación de su amo en silencio, sus labios se apretaron con sutileza y Danilo pudo sentir cierta tensión por parte de su guardaespaldas, lo cual lo hizo arrugar el entrecejo, sorprendido de que no le soltara palabra alguna.—¿Por qué me estás negando la información, Callum? Si yo arriesgué mi vida por Mary tanto como tú y los demás, además te recuerdo que ella es mi mejor amiga ¡Necesito saber de ella! —exigió Danilo.Con la exasperación a tope en sus sentidos, en combinación al dolor intenso de la cirugía en su espalda, Danilo se levantó de la camilla con la determinación brillando en sus ojos. Callum observó las acciones de su jefe y bufó para finalmente disponerse a hablar.—Si se siente tan bien como para insistir y alegar, ¿desea salir a verla? —preguntó Callum con un dejo de cordialidad.Danilo, sin dudarlo por un solo momento, respondió con varios “Sí” ansiosos, por lo que Callum no puso objeción y tomó una silla de ruedas de una esquina de la habitación, l
El corazón de Mary latía con tanta fuerza en su pecho… parecía como si un tornado se arremolinara desde su estómago hasta su garganta y eso le impedía hablar.¿Que si ella recordaba? Sí y muy bien, a decir verdad, a su mente llegó ese suceso y las emociones que la acompañaron durante los acontecimientos. En aquel momento, ella creía que estaba al borde de la muerte, incluso se sentía arrepentida de no poder confesar todo lo que sentía por él.A su mente llegaba la imagen de como tomó a su amigo por la corbata le estampó ese frenético y necesitado beso, quizá en señal de valor o más bien de una dolorosa despedida.Sabía muy bien que allí no podía pensar con claridad, porque, una Mary en sus cabales jamás hubiera besado a su mejor amigo, pero en ese preciso instante, se encontraba frente a él con su mirada llena de dudas y algo más que no podía descifrar a cabalidad en esos hermosos ojos color miel.Sin embargo, ella reconocía esa mirada, era la misma que dirigía a esas despampanantes c
El camino hacia Baja Mira había estado demasiado tenso y lleno de incomodidad. Jenny lloraba y hacía sus infinitas pataletas en el asiento trasero del vehículo lujoso, mientras su padre Haroldo, intentaba calmarla, pero parecía que se trataba de una misión imposible.—Jenny, por favor, ¿quieres calmarte? Aquí van estas personas desconocidas y tú aun en estas —dijo Haroldo, aunque su voz en definitiva sonaba más irritada que consoladora.—¡Es que, no es justo, papi! ¡No puede creer que Danilo, mi hombre, nos haya echado de esa manera tan cruel y yo que solo quería estar con él para siempre! —sollozaba Jenny que goleaba el asiento con uno de sus puños, mientras que la otra mano la utilizaba para secarse las lágrimas con un pañuelo.Bryan, que iba sentado al frente, conduciendo, tamborileaba sus dedos en el volante con desesperación, desviaba su mirada hacia los retrovisores, pero con tanto alboroto le costaba concentrarse en la faena de conducir.—Por favor, Bryan, deja de hacer eso con
Callum, que había estado en silencio hasta ese momento, vio la necesidad de sus compañeros y quiso al fin manifestar su opinión, se acercó algunos pasos hacia su amo y con la misma habló con firmeza.—Señor, nuestra lealtad hacia usted no la ponga en duda —Todos miraban a Callum como una especie de salvador, esperanzados de su elocuencia—. Entienda que todo lo que hemos hecho hasta ahora ha sido para protegerlo. La situación con la señorita Mary solo reafirma la necesidad de estas medidas de seguridad.Danilo cerró los ojos y respiró hondo, intentaba calmarse.—Está bien, Callum, voy a ser comprensivo por ahora pero quiero que todo de ahora en adelante se me informe y me refiero a cada detalle ¿Queda claro? Si no me veré en la obligación de contratar otras personas —sentenció Danilo y todos asintieron.—Espero que to
La casa del señor Haroldo se había convertido en una especie de campo de batalla femenino ¿La razón? Discusiones sin sentido iniciadas por Jenny y precedidas por Lourdes. El más mínimo detalle era un detonante para lo peor.Jenny había ordenado a Bryan y a Lourdes que colocaran de manera impecable todo lo que Danilo le había enviado para el viaje, prometiéndole que cada día le enviaría más cosas. La habitación de la morocha y la sala eran un solo lío de cajas y bolsas, todas con etiquetas para mejor clasificación a la hora de desempacarlas, pero mientras no se le diera el orden correcto el caos reinaba en ese espacio.—Bien, necesito que todo esté en su lugar para cuando vuelva del paseo que le prometí a mi papi y a... unos amigos —dijo Jenny con imperatividad e impaciencia—. Al volver no quiero nada fuera de lugar. Agradezcan que mí Danilo se aseguró de clasificar, porque si no... imagínense.El señor Haroldo asentía orgulloso de que su hija sonara como toda una patrona, Bryan solo f
Danilo había colgado el teléfono con un bufido desesperado, más que fastidiado por esa llamada insistente que había recibido de la chica que juraba esperar un hijo suyo. Los "te amo" de Jenny resonaban en sus oídos, cada palabra parecía un martillazo insoportable en sus tímpanos.Él no había podido evitar colgar la llamada de manera abrupta, sintió que ya había respondido a sus inquietudes y no tenía ganas de seguir escuchándola, sabía que no se iba a librar de ella por mucho tiempo más.«Pero qué fastidio es esta mujer ¿Qué más quiere? ¿Acaso no se conforma con todo lo que le di?», pensaba Danilo, ofuscado.Para su infor
Mientras tanto, Callum había llegado a la habitación de Mary con paso apresurado, trayendo consigo una bolsa de uvas frescas que había robado de la cocina sin ser notado en el acto. Mary, al verlo entrar, sintió un calor reconfortante en su presencia, por alguna razón le alegraba la existencia sus visitas. —Callum, buenos días —saludó la joven sonriente, ya con el color de su rostro más recuperado— ¿Esas son uvas? El guardaespaldas asintió con la mirada hacia el suelo y le extendió la bolsa llena de esos jugosos frutos. —Sí, pensé que te gustaría algo diferente —respondió el fortachón hombre, con una leve sonrisa que rara vez mostraba. Mary asintió y tomó una de las brillantes uvas para morderla con gusto y se dispuso a disfrutar del agradable y fresco dulzor que llenó su paladar. —Gracias, Callum, últimamente he notado que detrás de esa seriedad se esconde alguien mucho más humano de lo que pensé jamás —dijo la joven mientras tomaba otra uva para mordisquearla y disfrutar. Callu
Danilo lo exigió a Avery que se apresurara a buscar a su escurridizo guardaespaldas que estaba con su mejor amiga en alguna parte del hospital. Su pecho ardía con una rabia y desesperación desconocidas para él, no entendía por qué sentía como si un fuego lo consumiera por dentro y de manera lenta, torturante, tanto que apretaba los dientes y sus manos casi desarmaban los posa brazos de la silla de ruedas.—¡Vamos, Avery! No quiero que pase más tiempo, encuentra al desgraciado de Callum ahora mismo, hoy sí me va a escuchar —exigió Danilo con firmeza, en su mirada refulgía la tormenta de lo que estaba sintiendo a flor de piel.Por su parte, Avery, sin poder evitar una ligera sonrisa divertida ante los iracundos comentarios de Danilo, intentó responderle con la mayor elocuencia posible:—Claro, señor Danilo, ya verá que no fueron muy lejos, si yo vi que Callum estaba allí en su puesto no hace mucho , antes de hablar con usted —afirmaba y Danilo solo respiraba fuerte.Amo y abogado, los d