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A pesar que no era muy tarde la clínica estaba en calma, los pasillos vacíos, cada quien en sus habitaciones y médicos y enfermeras descansando o en sus quehaceres. No era una clínica muy grande pero si lo suficiente para atender a bastantes pacientes de casi todas las especialidades, tenían muy buenos especialistas y un equipamiento de punta y aunque le cobraban bastante caro a los pacientes que tenían plata tenían también un buen programa para personas de bajos recursos, en eso si tanto Ashton como Rodrigo siempre estuvieron de acuerdo.

-Megan ¿se puede saber que haces aquí todavía ?- le pregunta una enfermera a una peli roja de unos crespos alborotados.

-Estuve en una operación con el doctor Rodrigo Conte y creo que ya a esta hora no me voy a ir para mi casa, prefiero pasar la noche aquí.

-Yo no entiendo para que pagas renta si al final vives más aquí que en tu casa- rueda los ojos la enfermera y le hace una mueca a Megan.

-Pues porque en algo tengo que gastarme el salario- dice Megan medio burlándose de sus propias palabras.

-Ay hija, si que eres un caso- comenta la enfermera y sigue caminando por el pasillo.

-Oye,¿ por casualidad sabes si el doctor Conte ya se fue?- alza la voz Megan ya que la enfermera estaba un poco alejada de ella.

-No sé, pero cuando pasé por su oficina estaba la luz encendida, así que supongo que sigue ahí.

Megan decide levantarse he ir a comprobar por ella misma si Rodrigo seguía ahí o ya se había marchado, era un poco tarde para ponerse a debatir sobre la operación que habían hecho unas horas antes pero Megan Hamilton, la peli roja de rizos alborotados y pecas en la cara era obsesiva con su trabajo, todo en su vida giraba en torno a la clínica y sus pacientes, no tenía vida social, ni amigos ni familia, bueno, si tenia una amiga, Helen, pero estaba tan desquiciada por la medicina como ella, trabajaba en el laboratorio de la misma clínica y a pesar que era unos años mayor que ella y madre soltera se llevaban muy bien.

Toc, toc, toc, -Doctor Conte,¿ está usted ahí?-Pregunta Megan antes de entrar, espera unos minutos y como no obtiene respuesta alguna decide entrar.

La oficina estaba en penumbras solo una lámpara de mesa que estaba arriba del escritorio se encontraba encendida, la puerta del baño estaba medio abierta y se escuchaba el ruido del agua cayendo.

De pronto dejó de caer el agua y Megan seguía ahí, justo pegada a la puerta de entrada pero ya dentro de la oficina, y si, cualquier persona normal se hubiera ido pero Megan estaba muy lejos de ser normal cuando de pacientes y operaciones se trataba.

-Doctor em.. usted disculpe que yo lo moleste a esta hora- decía Megan parada al lado de la puerta- pero creo que como el paciente que operamos hoy necesitará fisioterapia yo puedo dársela, además tengo unas ideas de unos ejercicios que creo que le servirán- ahí seguía ella insistiendo.

De momento se abre la puerta del baño por completo y para su sorpresa sale un hombre totalmente desconocido para ella con una toalla enroscada en su torso desnudo, ambos se sorprenden y se quedan mirándose fijamente por unos minutos.

-¿Acaso nunca habías visto a un hombre semidesnudo antes? Rompiendo Ashton así el incómodo silencio.

- O es que te gusta lo que ves- sonríe maliciosamente.

Megan con cero experiencias en hombres y en relaciones interpersonales más allá de las que tenia con compañeros de trabajo y pacientes se quedó muda. Y si, podría decirse que su cuerpo reaccionó a lo que estaba viendo, a pesar de que no había suficiente luz, la que había bastaba para ver el cuerpo de aquel hombre desconocido para ella y si que era un hermoso cuerpo, eso no lo podia negar, espalda ancha musculoso, piel bronceada y para completar algún que otro tatuaje.

-¿Pudieras por favor alcanzarme la ropa que tienes a tu derecha?. Necesito vestirme , ya pareces acosadora sexual.

Megan al escuchar eso reacciona de golpe.

-Emm, lo lo siento, yo emm, perdón- abre la puerta y sale corriendo de ahí.

-Oye, espera, muchachaaa, - ‘Dios mío pero que de gente loca tiene Rodrigo trabajando aquí’.- se dice a si mismo Ashton mientras camina y agarra la ropa , porque Megan solo atinó a marcharse de ahí como el perro que tumbó la lata.

Megan corrió por el pasillo y no paró hasta llegar a los cuartos que tenían los médicos para descansar cuando estaban de guardia.

¿Quien era ese hombre, porqué estaba a esa hora en la oficina de Rodrigo y para completar semidesnudo? .

Muchas preguntas y ninguna respuesta coherente, ella vivía prácticamente en esa clínica, conocía hasta las piedras, quizás no hablaba con todo el mundo pero si conocía al menos de vista aunque sea a todo el personal y segura estaba que a ese pedazo de hombre nunca lo había visto antes en su vida.

No podia negar que la impactó, su estatura, sus tatuajes, su torso desnudo.

‘Ay Megan, pero que burra eres’ se regañaba mentalmente, ‘puedes con algo tan complicado como una operación,pero no puedes hacer algo tan básico como entablar una conversación con un hombre’ .

Hablaba con ella misma mientras preparaba su cama.

‘Eso tiene que ser señales que me está mandando el universo ‘decía toda dramática

‘25 años y jamás un hombre te ha puesto las manos encima’

Seguía ella con el auto discurso.

‘Bueno, tampoco es que el universo colabore mucho, poco o nada se puede hacer con un fantasma que se te aparece de la nada a media noche, porque eso fue un fantasma ¿verdad?’

Y con todas estas locas ideas se fue Megan a la cama y aunque no pudo dormir profundamente porque una y otra vez la imagen de aquel hombre se le cruzaba por la cabeza descanso lo suficiente para enfrentarse a un nuevo día de trabajo.

Temprano en la mañana tomó un baño, vistió de rapa limpia y salió a la cafetería a desayunar, miró bien para todos lados a ver si por casualidad venía el extraño hombre, pero nada.

Miró para arriba y dijo bajito: < ves que no colaboras, no es mi culpa> soltó el aire contenido y se sentó ya más relajada a desayunar.

Mientras que comía algo ligero y se entretenía con el va y ven rutinario de la cafetería su celular le sonó.

-Buenos días doctor Conte, dígame usted.

-Buenos días,¿ podrías pasar por mi oficina? Te necesito para que atiendas a un paciente muy especial para mi.

Le dijo Rodrigo al otro lado de la linea.

-Si claro, claro, deme unos minutos y enseguida estoy con usted.

Se despidieron, ella se terminó de comer lo que le quedaba y fue directamente a la oficina de Rodrigo, por el camino no pudo evitar pensar en el encuentro extraño de la noche anterior ¿ quien era ese hombre? La verdad que no tenía la más mínima idea, ¿y si le contaba a Rodrigo? A fin de cuentas esa era su oficina, bueno, ya después vería que decisión tomaba, ahora lo primero era concentrarse en lo que Rodrigo le iba a proponer.

-Doctor Conte ¿puedo pasar? Preguntó después de haber tocado a la puerta.

-Si Megan entra por favor.

-Buenos días.

-Buenos días- le dice Rodrigo -ven siéntate que primero que todo te quiero presentar a mi gran amigo Ashton Smith.

Desde que Megan entró a la oficina vio que había un hombre sentado de frente a Rodrigo y lógicamente de espaldas a ella, pero la verdad es que no prestó mucha atención, estaba concentrada en lo que iba a proponerle Rodrigo, solo lo miró cuando este hizo alusión a su persona y… ¡sorpresa! Ahi estaba sentado delante de ella nada más y nada menos que el misterioso hombre de la noche anterior.

Megan solo atinó a murmurar bajito: ‘universo traicionero’ mientras que él la miraba y le sonreía descaradamente.

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