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-Además del té ¿habrá algo por ahí que se pueda masticar?

-¿No has comido nada?- le preguntó Megan con cara de asombro, ella imaginaba que había pasado el día muy animado.

-No, la verdad es que no tuve tiempo, hoy el día estuvo… complicado.

-Bueno, déjame ver que encuentro por aquí- busca en la nevera.

-Y tú ¿sabes cocinar?

-Soy huérfana desde muy niña, así que he aprendido a hacer de todo un poco.

-Lo siento, no debí preguntar.-Le dice Ashton un poco apenado.

-No te preocupes-hace un gesto ella restándole importancia al asunto - no te tienes que sentir incómodo por ello, umm ¿ qué te parecen unas salchichas con papas fritas ?

-Ok, no suena mal

Mientras Megan le preparaba lo que le había dicho siguió hablando, le contó que sus padres habían muerto en un accidente automovilístico cuando ella apenas tenia dos años, vivió con una tia abuela que era su único familiar hasta los 19 años que fue cuando la señora murió y de ahí en adelante sola.

Ashton sintió pena, pero a la vez respeto, por el hecho de que una jovencita fuera capaz de enfrentar sola tantas cosas, poder salir adelante y tener una carrera.

-¡Listo! La chef a terminado. -Sentenció Megan mientras ponía el plato en la isla frente a él.

-Huele bien, ahora falta probarlo- Ashton agarró los cubiertos, picó un pedazo de salchicha para llevársela a la boca y fue ahí cuando Megan le vió sus nudillos maltratados.

-¿Qué te pasó en las manos? Preguntó sorprendida

-¿Ah esto?- dice mirándose sus propias manos y restándole importancia al tema.

-No te preocupes, hoy me pasé un buen rato dándole al saco de boxeo, eso desestresa, deberías probarlo algún día.

-Hombres, todo los resuelven a trompadas. Ahora viro, voy a buscar mis cosas para curarte eso.

Ashton sonrió y se sintió a gusto con el hecho de que Megan se preocupaba por él, primero le preparó algo de comer y ahora le iba a curar sus magulladuras, “nada mal” pensaba él “nada mal para empezar”.

¿Para empezar? ¿Y acaso él sabía que era lo que quería empezar? No, no lo sabía, eran tan diferentes y a la vez tan parecidos.

Ambos desde niños se enfrentaron a la soledad, a la ausencia de una madre, a salir al mundo con nada más que uno mismo, aunque claro, con marcadas diferencias y esas eran las diferencias que a él le preocupaban, Megan no iba a aceptar su forma de vida ¡era una doctora por Dios! Se dedicaba a salvar vidas mientras él… él…

-Ya estoy aquí - le dice Megan sacándolo de sus pensamientos.

-¿Pero tú me vas a curar o me vas a operar? Pregunta Ashton abriendo los ojos como plato.

-¿Lo dices por el maletín? No te asustes que es más tamaño que otra cosa, solo tengo lo necesario para las curas de tu hermano.

Ambos estaban callados mientras Megan empieza a sacar lo que iba a utilizar para curarlo.

Ashton no dejaba de mirarla con cara de muchacho asustado, no entendía porqué diablos necesitaba tantas cosas para curar unos cortes en sus nudillos que además de que no eran nada del otro mundo, no era la primera vez que se los hacía y lógicamente no iba a ser la última.

-¡¿Qué?! - preguntó Megan con cara de asombro

-¿Tú estás segura que solo me vas a curar o vas a realizar un trasplante?

-Ashton por Dios que los transplantes de manos se hacen en ocasiones especiales y son muy complicados.

-¡¿Ah porque existen?!

-Si, si existen, pero ya te digo, no es algo fácil.

Ashton no dijo una palabra más y solo se dedicó a observar a Megan mientras esta lo curaba, le gustaba su tacto, tenia las manos delicadas, femeninas y podría decirse que hasta se estaba empezando a excitar de solo pensar que esas manos podrían tocar algo más de su cuerpo.

-Listo- dijo Megan terminada su labor.

Ashton tragó grueso y le agradeció, su mente andaba en otra dimensión, una más placentera y sin tanta ropa de por medio.

-¿Te gustó?, digo , eso o tenias hambre porque no dejaste nada en el plato

-Si, me gustó todo, absolutamente todo.- Ashton se pone de pie y se acerca a Megan devorándola con la mirada.

Esta solo logró mirarlo fijamente a sus ojos negros, a pesar de la diferencia de estatura que era considerable y lógicamente ponerse muy pero que muy nerviosa.

-¿Sabes una cosa?… doctora,- esto último lo dijo pegándose completamente a su cuerpo y acercando su boca al oído de la muchacha.

-No me he sacado de la cabeza la forma en que nos vimos por primera vez.

-¿Y.. em.. y eso por qué? -hasta en la voz se le notaba que estaba temblando.

Ashton por su parte, consiente de los efectos que estaba causando en la muchacha se le pegó aún más, (si es que eso era posible) separó solo un poquito su rostro de el de ella para poderla mirar fijamente a los ojos, esos ojos de un color miel, dueños de esa mirada inocente que tanto lo excitaba, tan diferente a las tantas y tantas mujeres con las que había estado, tan diferente a todo lo que lo rodeaba en su mundo.

-Porque tenías la misma mirada que tienes ahora, una boca puede mentir pero unos ojos nunca mienten- sonrió y se mordió su labio inferior mientras le tocaba tiernamente los de ella.

-Dicen por ahí que los ojos son el reflejo del alma- seguía él- y los tuyos sumado a tu lenguaje corporal me dicen muchas cosas.

-¿Qué te dicen? -Y más que una pregunta fue un susurro.

Megan estaba extasiada, él seguía acariciándole no solo los labios sino todo el rostro. Más que una caricia era como si la estuviera reconociendo con el tacto.

Era algo tan sencillo pero a la vez tan erótico que a Megan no le quedó más remedio que cerrar sus ojos y dejarse llevar por ese calor desmedido que estaba experimentando su cuerpo.

-Que te gusta que te toque por ejemplo.

Megan asintió ligeramente, solo tenía en estos momentos capacidad para sentir.

Las manos expertas de Ashton fueron bajando lentamente desde su rostro hasta su pecho.

-Umm, sin sostén, eso me gusta- metió su mano derecha por debajo de la blusa del pijamas de Megan para tocarlo sin nada de tela de por medio.

-¿Ves como reacciona tu cuerpo a mi tacto? Estoy seguro que ahora mismo ese coño está bien mojado.

Megan al oír esas palabras abrió los ojos de golpe, ningún hombre antes le había dicho esas…’cosas’.

Ambos se quedaron fijamente mirándose por unos segundos hasta que fue Ashton el primero en hablar.

-¿Tú nunca has estado con un hombre, verdad?

La muchacha un poco incómoda por la pregunta solo bajó la cabeza y la movió en señal de negación.

-Mírame Megan- le dice mientras le agarra el mentón para subirle el rostro- no tienes el porqué avergonzarte simplemente porque no te has acostado con ningún hombre aún.

-A mi de hecho y si quieres tíldame de cavernícola, no me importa, no sabes cuánto me excita el hecho de saber que si tú me lo permites voy a ser el único hombre en tu vida.

Megan no sabía que decir, nunca había estado en una situación así, estaba nerviosa, apenada y mil dos emociones más. Las palabras de Ashton eran muy directas y al parecer lo estaba diciendo con total convicción.

-¿El único hombre en mi vida?- repitió la frase medio afirmando medio preguntando.

-Si Megan, el día que eso suceda, porque no va a ser ni hoy ni mañana pero créeme que ese día llegará- le dijo con una seguridad escalofriante.

- A partir de ese momento nena, serás mía y solo mía- sonrió maliciosamente.

- Y ahora es mejor que subas a tu habitación, no te imaginas el esfuerzo tan grande que estoy haciendo para contenerme y tú- hizo una pausa mientras le acariciaba el rostro.

-Tú necesitas tiempo para pensar en todo esto.

Se separó de ella haciendo un esfuerzo sobre humano. Tenia una erección de mil demonios, pero tampoco quería caerle arriba como un animal hambriento, no podia asustarla, ya habría tiempo para eso.

Megan Hamilton iba a ser suya de eso no le quedaba duda alguna, solo era cuestión de tiempo, nada más que eso.

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