Capítulo 25: Comprensión.

Toqué algo cálido y duro. Los párpados me pesaban. La noche estaba fría y las cobijas tibias. Mi mano examinaba la zona caliente y firme.

―Si bajas un poco más me provocarás una erección ―dijo una voz adormilada.

Abrí los ojos de golpe. Derek estaba acostado a mí lado, con los ojos cerrados y el pecho descubierto. Mi mano descansaba sobre su abdomen entrenado.

Por impulso, lo golpeé justo en esa muralla de rocas llamada abdomen.

―¿Qué haces aquí? ―grité, con el corazón a mil.

Me senté en la cama mientras él se doblaba de dolor.

―Tienes la mano pesada, maldición ―Se quejó, recomponiéndose con rapidez.

―Dijiste que dormirías en la habitación reservada ―reclamé.

―Sí, pero apenas que anuncié que te quedarías aquí por el día de hoy, misteriosamente, Carlos pidió hacer doble turno.

―Tal vez necesita el dinero con urgencia ―dije con seriedad.

Me tomó de la muñeca, estrechándome contra su cuerpo. No llevaba sostén, solo un camisón de seda. Por lo cual se sen
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