Maruja, al notar que el joven se mostraba cada vez más alterado, le dijo con firmeza para evitar que Rogelio se diera cuenta de la situación:— Por favor, basta, no te permito hacer una escena aquí en la clínica. Lo mejor es que te retires de inmediato.— Con todo respeto, señora Maruja, no me moveré de aquí hasta que Emperatriz me explique con sus propias palabras qué está sucediendo. Por favor, dime: ¿es cierto lo que acaba de decir tu madre?Emperatriz permaneció en silencio, mientras Guillermo, incapaz de soportar la incertidumbre y la impotencia, exclamó:— Si no piensas decírmelo tú, me imagino que este señor podrá darme una explicación, y en este momento lo voy a confrontar.— ¡No, Guillermo, por favor! No es necesario que hables con el señor Rogelio. Estoy dispuesta a decirte toda la verdad.Guillermo, lleno de rabia y dolor, con los ojos rojos y llenos de lágrimas, le exigió:— ¡Habla! ¡Dime la verdad de una vez!Emperatriz, armándose de valor, le res
Al día siguiente…La operación de Miguel había sido un verdadero éxito. Ya había sido trasladado a una habitación privada, donde se encontraban Emperatriz y Maruja. Miguel comenzaba a despertar, habiendo pasado la noche bajo los efectos de la anestesia, pero se encontraba estable.— Papito, aquí estoy. ¿Cómo te sientes? —preguntó Emperatriz con ternura.Miguel despertaba, confundido y desorientado, sin recordar lo que había sucedido el día anterior.— ¿Dónde estoy? ¿Qué me pasó? ¿Por qué estoy conectado a esos cables?— Tuviste un infarto y te operaron de emergencia para colocarte un marcapasos —respondió Maruja con frialdad.— ¿Pero cómo pagaremos la cuenta de la clínica? No tenemos seguro médico… Por Dios, hija, sácame de aquí… no podemos pagar.Miguel estaba angustiado, consciente de que no había pagado el seguro médico desde hacía meses. Todo le resultaba confuso y extraño, ya que no comprendía cómo había terminado en esa clínica y, además, ya había sido operado.Emperatriz, inten
Una semana después, ya habían pasado varios días y la salud de Miguel iba mejorando notablemente. El médico le había dado de alta y se encontraba en la comodidad de su hogar. Emperatriz se había encargado de suministrarle al pie de la letra el tratamiento que le había mandado el doctor y ella personalmente le preparaba toda su alimentación bajo la estricta dieta que debía cumplir para evitar un futuro infarto. Todo esto lo había podido hacer gracias a una fuerte cantidad de dinero que le había dado Rogelio a Maruja como adelanto a todo lo que ya habían acordado.En esa semana, Emperatriz no había tenido noticias de Rogelio, quien estaba totalmente concentrado en sus negocios y dejando todo preparado porque tenía pensado, después de casarse con Emperatriz, irse de viaje con ella a la hacienda que tenía en el interior del país. Eso, por supuesto, no lo sabía aún ni Maruja ni su hija; esa sorpresa pensaba dársela el mismo día de su boda. Por su parte, Emperatriz se había dedicado única y
—Pues es mejor que te enteres de una buena vez —dijo Maruja—Emperatriz se va a casar con Rogelio, y gracias a ese sacrificio es que tú estás vivo. —¿Qué estás diciendo mujer? —exclamó sorprendido, nunca imaginó que algo así pudiera estar pasando. —Estoy diciendo la verdad aunque te duela, ¿Qué pretendias? Tú has llevado a la familia a la quiebra, no podíamos dejarte morir, ¿O de donde crees que pagamos la operación y todo tu tratamiento? Ha sido Rogelio quien ha dado todo. —No, no puede ser…No puedo aceptarlo. —Pues tendrás que aceptarlo quieras o no, tú eres el único culpable de que estemos en esta situación, ahora no vengas a cuestionar la decisión que ha tomado nuestra hija para salvarte el pellejo. Las palabras de Maruja retumbaban en la mente de Miguel, estaba consciente de que todo lo que le estaba diciendo era la realidad. Eso lo llenaba aún más de dolor porque sabía que estaba llevando a su hija a dar un paso que iba a destruir su vida por completo.Se sentía totalmente d
Para cándida fue realmente un encuentro muy gratificante e inesperado ya que ella no llevaba una vida social activa gracias a que su hermano la tenía limitada de todo, así que no quería dejar pasar la oportunidad de poder tener más contacto con ese hombre que le había dejado maravillada.— Bueno Guillermo, encantada de conocerte, yo me tengo que ir porque me está esperando una amiga, pero no se si tal vez quisieras tomarte un café con nosotras.Guillermo sonrió y al mismo tiempo miró su reloj mientras le decía:— La verdad es que yo tengo que hacer algo aquí en el centro comercial pero un poco más tarde…y sí..puedo tomarme un café.Cándida emocionada por la respuesta de Guillermo enseguida le dijo:— Pues perfecto, entonces vamos y así te presento a mi amiga.Ambos se fueron caminando hasta llegar al café donde ya estaba Brenda desesperada puesto que tenía más de media hora esperando a que llegara Cándida.— Por fin llegaste Cándida, estaba apunto de irme, ya me he tomado tres café
Dos horas después…Cándida había llegado a la mansión lo más rápido que pudo, Rogelio se encontraba en la sala con el ceño fruncido como siempre mientras veía entrar a Cándida con varias bolsas ya que había comprado todo lo que necesitaría para la boda.— ¿Se puede saber por qué llegaste tan tarde? — le preguntó Rogelio mientras tomaba un trago de brandy.— Pero por Dios Rogelio, no ha llegado sino media hora tarde, además no creas que es tan fácil elegir un vestido para asistir a una boda que va a celebrarse en dos días. Pero mira todo lo que compré, sé que te va a encantar.— No quiero ver nada Cándida, esas son cosas de mujeres y la verdad es que tengo otras preocupaciones en la cabeza para estar viendo vestiditos y demás tonterías. Ve a tu cuarto y lleva todas esas cosas, lo importante es que quiero verte elegantemente vestida ese día.Cándida molesta recogió todas las bolsas y enseguida le dijo mientras subía las escaleras corriendo a su habitación:— Definitivamente eres un amar
Llegó la pesadilla para Emperatriz.En la mansión de los Cimarro, se encontraba Emperatriz encerrada en su habitación totalmente devastada, tenía días sin poder conciliar el sueño pensando en la sola idea de no saber cómo iba a enfrentar el casarse con un hombre al que ella no amaba.Había amanecido sentada en su cama sin haber pegado un ojo en toda la noche, no había salido de su habitación, tenía el vestido de novia dentro de la misma caja en dónde lo había enviado Rogelio. Estaba totalmente ausente como si estuviera en otra dimensión, no quería ver a nadie y lo único que deseaba era refugiarse dentro de su cama y no salir nunca de allí.De pronto escuchó la voz de su madre que la llamaba del otro lado de la puerta totalmente preocupada en vista de que ella no había salido de su habitación aún y tenía que irse preparando para la boda.— ¡Emperatriz! ¡Emperatriz! Por favor ábreme la puerta hija, ¡Emperatriz! Por favor ábreme la puerta mira que tenemos muchas cosas que hacer y ac
Cuatro horas después…En la mansión de los Salinas ya todo estaba en su punto, el jardín estaba divinamente decorado y lleno de mesas con manteles muy finos y con adornos florales de las especies más exóticas que existían. Los invitados habían comenzado a llegar todos en su mayoría conocidos de Rogelio, había contratado los servicios de una agencia de festejos muy prestigiosa en toda la ciudad y la misma se había encargado de que no faltara un solo detalle para que los invitados se divirtieran y se sintieran totalmente bien servidos.Ya Rogelio había salido de su habitación para saludar a todos los invitados y compartir con ellos momentos antes de celebrarse la tan esperada boda.Estaba impecablemente vestido, con un traje negro, siendo este el color que lo caracterizaba y que lo hacía sentirse fuerte y poderoso, realmente se veía muy atractivo.Mientras conversaba con algunos invitados en el jardín que lo estaban felicitando muy sorprendidos de haber recibido la invitación para su bo