°Narra Kenny Stewart°
˜Días atrás…˜
―Bien, ¿Qué es lo que querías decirme? ―le cuestiono a Jessica en frente de mí, ni bien me siento en la mesa de una cafetería de Starbucks en la que decidimos encontrarnos.
―Necesitaba verte, Kenny.
―Solo acepté venir porque me dijiste que tenías algo importante para mí ―le contesto sin amabilidad en mi voz.
Ella resopla y toca mi mano que se encuentra sobre la mesa.
―Kenny, ya no me trates así, por favor. Quiero estar en buenos términos contigo.
Alejo mi mano de la suya.
―Yo también quiero estar bien contigo. Pero ya no más de esta forma. Ambos hemos tomado distintos caminos, lo sabes bien.
―Yo…,
°Narra Kenny Stewart° ―Dos días, han pasado dos días ―susurro, acostado en la pared. No tengo fuerzas para mantenerme de pie, solo permanezco sentado. El desgraciado de Weber me ha mantenido encerrado, sin agua, sin comida. Antes de adentrarme aquí, me quitaron todas mis cosas. No he podido comunicarme con nadie. Me pregunto si Oliver, con su esposa y su hijo, ya estarán al seguro. Imagino que si habrá leído mi mensaje. Días después del accidente de Maycol, logré concretar la reunión con mi hermano. Pude confesarle todo lo que venía sucediendo. Él no demoró en preocuparse, por supuesto que su familia corría peligro si mi madre tenía el respaldo de alguien poderoso. No podía brindarle algún tipo de idea de lo que ellos exactamente tenían en mente, pero de todas formas debíamos ser precavidos. Junto con él, llegamos a organizar un plan de emergencia. Si en caso las cosas se ponían más complicadas, ellos debían irse fuera del paí
°Narra Kenny Stewart° ―Estás aprendiendo muy rápido. Estás comenzando a decir cosas que me hacen avergonzar.Luego de varios minutos de demostrarnos nuestro amor, le comento agraciado, mientras nos observamos cariñosamente frente a frente, recostados sobre la cama en posición de lado.―Eso fue injusto. ―Morelia me muestra su inconformismo.―No seas tan atrevida… que me volveré loco ―le digo, acariciando su sonrosada mejilla―. Y eso no es una buena idea.Ella ríe.―Quiero conocer esa locura ―me responde con timidez. Pero que, ante mis ojos, la logro percibir de una forma tan sexy.«Control, control»―Lamentablemente, podría considerarlo si me lo pides de esa forma. ―Sonrío y la le robo un beso.―¿Te duele? ―me pregunta de repente.―¿Mmmm? ―Arrugo mi entrecejo.―Tu espalda, ¿te duel
°Narra Morelia Dalas°Trago saliva, al ver la gasa ensangrentada de la espalda de Kenny, mientras se sienta en el ras de la cama delante de mí. Hace un momento, cuando la situación se calmó, le dije que deseaba revisar su herida, así que he acomodado a mi lado el botiquín de primero auxilios.―¿Esto te lo curaste hace poco? ―le cuestiono, acercando mi mano hacia la gasa para poder retirarlo y limpiarlo.―¡Ah! ―exclama, haciéndome alejar mis dedos por el susto.―Lo lamento.Él niega, como tratando de decir que no me preocupe. ¿Cómo no podría hacerlo?―En realidad, yo solo, hice lo que pude cuando regresé a la ciudad ―me responde enderezando su espalda. Al parecer aún le duele―, pero no he tenido la oportunidad de permitir que alguien profesional me lo revise.―Estuvimos en el hosp
°Narra Morelia Dalas° Kenny agita su cabeza como afirmando su suposición. ―Supongo que Maycol te lo comentó. Es ahí donde nos conocimos. ―Yo… ―Tranquila, eso me lo imaginé desde un inicio. Solo temía que, al tocar este tema, tendría que confesarte las cosas que hice. ―Kenny. ―No te preocupes, sé porqué no me lo comentaste. Te agradezco que pensaras en mi comodidad. Con todo esto mis nervios aumentan, quiero confesarme, debería aprovechar este momento, pero de nuevo estúpidamente se congela mi voz. ―Morelia, es por ese motivo que terminé en la cárcel ―me lo dice directamente viéndome a los ojos―. No hice las cosas bien. Me envolví en la codicia de querer algo que no es mío a todo costo, y todo empeoró cuando Jessica, en una de nuestras discusiones, había perdido a nuestro supuesto hijo. ―¿Supuesto? Kenny comienza a contarme la historia de Jessica, me dice que en verdad era un agente
°Narra Maycol Bradwy° Suelto un enorme suspiro, el olor del café traspasa mi olfato. Moriría por una taza en este momento. Abro suavemente mis ojos, mientras trato de identificar en donde me encuentro. Observo a mi alrededor sintiéndome confundido, parece que algo me sucedió. «Esto no es mi habitación, es un ¿hospital?» Alzo mi brazo y detallo la intravenosa, toco mi nariz y siento el oxígeno. «¿Qué me sucedió?» Giro mi rostro hacia el lado izquierdo y, observo de dónde provenía el delicioso olor a café. Hay un vaso a medio tomar de café expresso, seguro mi madre estuvo aquí hace un momento. Sigo detallando lo que hay en la mesita y me asusto al ver el cuadro de una chica. «¿Quién rayos es ella?» me cuestiono arrugando mi entrecejo. La foto refleja a una mujer muy cerca de la cámara, mostrando sus enormes ojos verdes, mientras que con los dedos forma una “V”. ―¿Por qué este cuadro está aquí? ¿Se
•Narrador Omnisciente• Maycol apretó los puños. Se sentía completamente un inútil. Cuando él debería estar más fuerte que nunca para proteger a quien amaba, se encontraba débil y lastimado. Por su mente pasó, que sus acciones habían sido descuidadas. Él resopló e intentó levantarse, apoyándose sobre la cama. Sin embargo, las fuerzas de las piernas otra vez le fallaron y cayó. De pronto, justamente en ese instante, entraba Milagros que, ni bien al ver su intento fallido, se acercó. —¡Maycol! —gritó ella. Maycol alzó la mirada y la vio a los ojos. —¿Aún sigues aquí? —le dijo con un tono despreciable. ¿Por qué actuaba así? Pues el gran Maycol Bradwy, era solamente amigable con su familia, y con cercanos a conveniencia. No obstante, con el resto de las personas que no conocía era un tanto antipático. Milagros intentó ayudarlo cogiéndolo del brazo, pero él le esquivó con mala gana. —Déjame, si aún te
°Narra Morelia Dalas° Acabamos de llegar a una villa alejada de la ciudad. En la entrada pude observar que decía “Propiedad privada”. La incontable cantidad de hombres alrededor es impresionante. Todos absolutamente todos, se ven maliciosos, pareciera que el padre de Kenny, es algo más que solo un empresario común y corriente. No puedo negar que me he asustado un poco, pero estaré tranquila. Quiero mostrar fortaleza no inseguridad. ―Bueno, Señorita Dalas, este es mi hogar ―me dice el Señor Spraw, sonriente. Fuerzo mi sonrisa un poco y asiento. Por consiguiente, uno de sus hombres me abre la puerta y salgo al mismo tiempo que él. Una enorme mansión, completamente lujosa, se encuentra en frente de mí y no me sorprende ver más personajes de negro. Él posicionándose de mi lado, me invita a proseguir. Entonces apretando mi cartera, avanzo. Ingresamos al lugar y no nos basta mucho tiempo en cruzar la sala de estar, en donde una Devorah fumándose un largo cigarrillo a piernas cruzada
•Narra Kenny Stewart• Después de haber llegado como un loco, pensando en el bienestar de Morelia. Escuché sus sinceras palabras. Todo aquello que le decía a mi madre, me hizo brotar incluso una lágrima. Sabía cuánto me amaba, y que ella era capaz de dar todo por mí, hasta la vida. Y aquello era un precio que no quería que pagase. Mi mente debía decidir por dos caminos en cuestión de segundos. Si yo la amaba tanto como decía, debía alejarla por el momento de todo este caos. Era consiente que, me encontraba en una posición, en la que sería imposible detener a mis padres con simple palabras. Así que, diciéndome a mí mismo, que debía protegerla como dé lugar, tomé una decisión. Cuando estuve a punto de intervenir, hablaron del tema de los 7 años. Eso para mí no era una sorpresa. Yo bajo la intriga de ese sobre blanco que quería darme Jessica, mandé a investigar a Dimitri, no le bastaron horas para decírmelo. Bajo la luz del baño, en nuestra habitación había descubierto todo. Era de