°Narra Morelia Dalas°
Trago saliva, al ver la gasa ensangrentada de la espalda de Kenny, mientras se sienta en el ras de la cama delante de mí. Hace un momento, cuando la situación se calmó, le dije que deseaba revisar su herida, así que he acomodado a mi lado el botiquín de primero auxilios.
―¿Esto te lo curaste hace poco? ―le cuestiono, acercando mi mano hacia la gasa para poder retirarlo y limpiarlo.
―¡Ah! ―exclama, haciéndome alejar mis dedos por el susto.
―Lo lamento.
Él niega, como tratando de decir que no me preocupe. ¿Cómo no podría hacerlo?
―En realidad, yo solo, hice lo que pude cuando regresé a la ciudad ―me responde enderezando su espalda. Al parecer aún le duele―, pero no he tenido la oportunidad de permitir que alguien profesional me lo revise.
―Estuvimos en el hosp
°Narra Morelia Dalas° Kenny agita su cabeza como afirmando su suposición. ―Supongo que Maycol te lo comentó. Es ahí donde nos conocimos. ―Yo… ―Tranquila, eso me lo imaginé desde un inicio. Solo temía que, al tocar este tema, tendría que confesarte las cosas que hice. ―Kenny. ―No te preocupes, sé porqué no me lo comentaste. Te agradezco que pensaras en mi comodidad. Con todo esto mis nervios aumentan, quiero confesarme, debería aprovechar este momento, pero de nuevo estúpidamente se congela mi voz. ―Morelia, es por ese motivo que terminé en la cárcel ―me lo dice directamente viéndome a los ojos―. No hice las cosas bien. Me envolví en la codicia de querer algo que no es mío a todo costo, y todo empeoró cuando Jessica, en una de nuestras discusiones, había perdido a nuestro supuesto hijo. ―¿Supuesto? Kenny comienza a contarme la historia de Jessica, me dice que en verdad era un agente
°Narra Maycol Bradwy° Suelto un enorme suspiro, el olor del café traspasa mi olfato. Moriría por una taza en este momento. Abro suavemente mis ojos, mientras trato de identificar en donde me encuentro. Observo a mi alrededor sintiéndome confundido, parece que algo me sucedió. «Esto no es mi habitación, es un ¿hospital?» Alzo mi brazo y detallo la intravenosa, toco mi nariz y siento el oxígeno. «¿Qué me sucedió?» Giro mi rostro hacia el lado izquierdo y, observo de dónde provenía el delicioso olor a café. Hay un vaso a medio tomar de café expresso, seguro mi madre estuvo aquí hace un momento. Sigo detallando lo que hay en la mesita y me asusto al ver el cuadro de una chica. «¿Quién rayos es ella?» me cuestiono arrugando mi entrecejo. La foto refleja a una mujer muy cerca de la cámara, mostrando sus enormes ojos verdes, mientras que con los dedos forma una “V”. ―¿Por qué este cuadro está aquí? ¿Se
•Narrador Omnisciente• Maycol apretó los puños. Se sentía completamente un inútil. Cuando él debería estar más fuerte que nunca para proteger a quien amaba, se encontraba débil y lastimado. Por su mente pasó, que sus acciones habían sido descuidadas. Él resopló e intentó levantarse, apoyándose sobre la cama. Sin embargo, las fuerzas de las piernas otra vez le fallaron y cayó. De pronto, justamente en ese instante, entraba Milagros que, ni bien al ver su intento fallido, se acercó. —¡Maycol! —gritó ella. Maycol alzó la mirada y la vio a los ojos. —¿Aún sigues aquí? —le dijo con un tono despreciable. ¿Por qué actuaba así? Pues el gran Maycol Bradwy, era solamente amigable con su familia, y con cercanos a conveniencia. No obstante, con el resto de las personas que no conocía era un tanto antipático. Milagros intentó ayudarlo cogiéndolo del brazo, pero él le esquivó con mala gana. —Déjame, si aún te
°Narra Morelia Dalas° Acabamos de llegar a una villa alejada de la ciudad. En la entrada pude observar que decía “Propiedad privada”. La incontable cantidad de hombres alrededor es impresionante. Todos absolutamente todos, se ven maliciosos, pareciera que el padre de Kenny, es algo más que solo un empresario común y corriente. No puedo negar que me he asustado un poco, pero estaré tranquila. Quiero mostrar fortaleza no inseguridad. ―Bueno, Señorita Dalas, este es mi hogar ―me dice el Señor Spraw, sonriente. Fuerzo mi sonrisa un poco y asiento. Por consiguiente, uno de sus hombres me abre la puerta y salgo al mismo tiempo que él. Una enorme mansión, completamente lujosa, se encuentra en frente de mí y no me sorprende ver más personajes de negro. Él posicionándose de mi lado, me invita a proseguir. Entonces apretando mi cartera, avanzo. Ingresamos al lugar y no nos basta mucho tiempo en cruzar la sala de estar, en donde una Devorah fumándose un largo cigarrillo a piernas cruzada
•Narra Kenny Stewart• Después de haber llegado como un loco, pensando en el bienestar de Morelia. Escuché sus sinceras palabras. Todo aquello que le decía a mi madre, me hizo brotar incluso una lágrima. Sabía cuánto me amaba, y que ella era capaz de dar todo por mí, hasta la vida. Y aquello era un precio que no quería que pagase. Mi mente debía decidir por dos caminos en cuestión de segundos. Si yo la amaba tanto como decía, debía alejarla por el momento de todo este caos. Era consiente que, me encontraba en una posición, en la que sería imposible detener a mis padres con simple palabras. Así que, diciéndome a mí mismo, que debía protegerla como dé lugar, tomé una decisión. Cuando estuve a punto de intervenir, hablaron del tema de los 7 años. Eso para mí no era una sorpresa. Yo bajo la intriga de ese sobre blanco que quería darme Jessica, mandé a investigar a Dimitri, no le bastaron horas para decírmelo. Bajo la luz del baño, en nuestra habitación había descubierto todo. Era de
*DOS AÑOS DESPUÉS…**°Narra Morelia Dalas°―Hola, Anna. Exactamente, hoy, cumples un año más de tu conmemoración. Me reconoces, ¿Cierto?, obviamente sí. Llevo visitándose, junto con esta vez, ya tres veces y ha sido todo un honor pasar unas horas contigo.»Lamento, no poder venir seguido. Ya sabes, la india es muy lejos, y realmente se me ha hecho difícil regresar. Si te preguntas si me encuentro bien, lo estoy. Aunque no puedo mentirte, extraño demasiado a tu hermano.Sonrío levemente, al recordar su rostro mientras aprieto las flores de mis manos.―Ay… Kenny. ―Suspiro―. Él ha dejado un enorme vacío en mi corazón y no lo culpo, sé lo que significa haberme abandonado. ¿Él te viene a visitar, Ana? ―pregunto con amabilidad en tanto acomodo las flores al lado del lecho―. Espero que sí, todo este tiempo he pensado que quizás me lo cruzaría, pero no fue así. Sé que lo estás cuidando, Anna. Intuyo, que él está bien y eso me conforta.―No deberías estar aquí.Me alejo del lecho, al escuchar
°Narra Kenny Stewart° «Cinco, cuatro, tres…, dos…, uno» Respiro hondo y expulso el aire. Mi reacción envuelta en impulsividad me ha puesto en alerta, para calmarme y evitar una crisis. Detallo directamente el rostro de la mujer en frente de mí, sus ojos inician a cristalizarse. Entonces, intimidado y con una extraña sensación, aflojo mi presión en su brazo. Confundido, arrugo mi entrecejo. Hace un momento me enfrentó como una leona, pero en cuestión de segundos se volvió como un gato indefenso. No lo comprendo. ―Tú… ―replica con un temblor entre sus labios. ―¿Me conoces? ―cuestiono. Aunque aquello lo reflexiono rápidamente: «¿Quién no me conocería?» ―Ah… ―exclamo. Suponiendo una teoría en mi cabeza. Por lo tanto, la suelto. Quizás ella quiere tomar esto a su ventaja, y no estoy para aguantar a otra tipa pidiéndome algo a su favor. Posiciono mis manos en la cintura, alejándome tres pasos de ella, y ante la situación, río con ironía, ―Mira linda, no sé lo que te sucede o que
°Narra Kenny Stewart° No sé qué responder, mi amigo me observa y me da la mirada cómplice. No estoy seguro de lo que debería de hacer. Matt, viendo mi inconformismo, trata de salvar la situación. ―Perdón no los presenté, ella es mi prima Yolanda. ―Ella le asiente como saludo―. Y él mi amigo Kenny. Usted la conoce, ¿verdad? La mujer me mira, yo también lo hago con intriga. Quiero oír su respuesta. ―No, lo siento mucho por mi reacción de hace un momento ―me dice la mujer, y luego se dirige a Matt―. Lo que sucedió fue que su rostro era similar a alguien que conozco. Yo, lo confundí por alguien más. «Ahora comprendo» Matt, parece entusiasmado por saber que no tenemos ningún vínculo. Yo me suelto de Yolanda, porque a este punto me siento un poco incómodo. Bebo de mi vaso, y escucho el sonido de mi celular, mientras ellos hablan. Veo en mi pantalla y leo un mensaje de mi hermano. “Pensé en encontrarte donde Ana, sin embargo, ni te has atrevido en aparecer. Espero pronto verno