•Narrador Omnisciente•
Maycol apretó los puños. Se sentía completamente un inútil. Cuando él debería estar más fuerte que nunca para proteger a quien amaba, se encontraba débil y lastimado.
Por su mente pasó, que sus acciones habían sido descuidadas.
Él resopló e intentó levantarse, apoyándose sobre la cama. Sin embargo, las fuerzas de las piernas otra vez le fallaron y cayó. De pronto, justamente en ese instante, entraba Milagros que, ni bien al ver su intento fallido, se acercó.
—¡Maycol! —gritó ella.
Maycol alzó la mirada y la vio a los ojos.
—¿Aún sigues aquí? —le dijo con un tono despreciable.
¿Por qué actuaba así? Pues el gran Maycol Bradwy, era solamente amigable con su familia, y con cercanos a conveniencia. No obstante, con el resto de las personas que no conocía era un tanto antipático.
Milagros intentó ayudarlo cogiéndolo del brazo, pero él le esquivó con mala gana.
—Déjame, si aún te
°Narra Morelia Dalas° Acabamos de llegar a una villa alejada de la ciudad. En la entrada pude observar que decía “Propiedad privada”. La incontable cantidad de hombres alrededor es impresionante. Todos absolutamente todos, se ven maliciosos, pareciera que el padre de Kenny, es algo más que solo un empresario común y corriente. No puedo negar que me he asustado un poco, pero estaré tranquila. Quiero mostrar fortaleza no inseguridad. ―Bueno, Señorita Dalas, este es mi hogar ―me dice el Señor Spraw, sonriente. Fuerzo mi sonrisa un poco y asiento. Por consiguiente, uno de sus hombres me abre la puerta y salgo al mismo tiempo que él. Una enorme mansión, completamente lujosa, se encuentra en frente de mí y no me sorprende ver más personajes de negro. Él posicionándose de mi lado, me invita a proseguir. Entonces apretando mi cartera, avanzo. Ingresamos al lugar y no nos basta mucho tiempo en cruzar la sala de estar, en donde una Devorah fumándose un largo cigarrillo a piernas cruzada
•Narra Kenny Stewart• Después de haber llegado como un loco, pensando en el bienestar de Morelia. Escuché sus sinceras palabras. Todo aquello que le decía a mi madre, me hizo brotar incluso una lágrima. Sabía cuánto me amaba, y que ella era capaz de dar todo por mí, hasta la vida. Y aquello era un precio que no quería que pagase. Mi mente debía decidir por dos caminos en cuestión de segundos. Si yo la amaba tanto como decía, debía alejarla por el momento de todo este caos. Era consiente que, me encontraba en una posición, en la que sería imposible detener a mis padres con simple palabras. Así que, diciéndome a mí mismo, que debía protegerla como dé lugar, tomé una decisión. Cuando estuve a punto de intervenir, hablaron del tema de los 7 años. Eso para mí no era una sorpresa. Yo bajo la intriga de ese sobre blanco que quería darme Jessica, mandé a investigar a Dimitri, no le bastaron horas para decírmelo. Bajo la luz del baño, en nuestra habitación había descubierto todo. Era de
*DOS AÑOS DESPUÉS…**°Narra Morelia Dalas°―Hola, Anna. Exactamente, hoy, cumples un año más de tu conmemoración. Me reconoces, ¿Cierto?, obviamente sí. Llevo visitándose, junto con esta vez, ya tres veces y ha sido todo un honor pasar unas horas contigo.»Lamento, no poder venir seguido. Ya sabes, la india es muy lejos, y realmente se me ha hecho difícil regresar. Si te preguntas si me encuentro bien, lo estoy. Aunque no puedo mentirte, extraño demasiado a tu hermano.Sonrío levemente, al recordar su rostro mientras aprieto las flores de mis manos.―Ay… Kenny. ―Suspiro―. Él ha dejado un enorme vacío en mi corazón y no lo culpo, sé lo que significa haberme abandonado. ¿Él te viene a visitar, Ana? ―pregunto con amabilidad en tanto acomodo las flores al lado del lecho―. Espero que sí, todo este tiempo he pensado que quizás me lo cruzaría, pero no fue así. Sé que lo estás cuidando, Anna. Intuyo, que él está bien y eso me conforta.―No deberías estar aquí.Me alejo del lecho, al escuchar
°Narra Kenny Stewart° «Cinco, cuatro, tres…, dos…, uno» Respiro hondo y expulso el aire. Mi reacción envuelta en impulsividad me ha puesto en alerta, para calmarme y evitar una crisis. Detallo directamente el rostro de la mujer en frente de mí, sus ojos inician a cristalizarse. Entonces, intimidado y con una extraña sensación, aflojo mi presión en su brazo. Confundido, arrugo mi entrecejo. Hace un momento me enfrentó como una leona, pero en cuestión de segundos se volvió como un gato indefenso. No lo comprendo. ―Tú… ―replica con un temblor entre sus labios. ―¿Me conoces? ―cuestiono. Aunque aquello lo reflexiono rápidamente: «¿Quién no me conocería?» ―Ah… ―exclamo. Suponiendo una teoría en mi cabeza. Por lo tanto, la suelto. Quizás ella quiere tomar esto a su ventaja, y no estoy para aguantar a otra tipa pidiéndome algo a su favor. Posiciono mis manos en la cintura, alejándome tres pasos de ella, y ante la situación, río con ironía, ―Mira linda, no sé lo que te sucede o que
°Narra Kenny Stewart° No sé qué responder, mi amigo me observa y me da la mirada cómplice. No estoy seguro de lo que debería de hacer. Matt, viendo mi inconformismo, trata de salvar la situación. ―Perdón no los presenté, ella es mi prima Yolanda. ―Ella le asiente como saludo―. Y él mi amigo Kenny. Usted la conoce, ¿verdad? La mujer me mira, yo también lo hago con intriga. Quiero oír su respuesta. ―No, lo siento mucho por mi reacción de hace un momento ―me dice la mujer, y luego se dirige a Matt―. Lo que sucedió fue que su rostro era similar a alguien que conozco. Yo, lo confundí por alguien más. «Ahora comprendo» Matt, parece entusiasmado por saber que no tenemos ningún vínculo. Yo me suelto de Yolanda, porque a este punto me siento un poco incómodo. Bebo de mi vaso, y escucho el sonido de mi celular, mientras ellos hablan. Veo en mi pantalla y leo un mensaje de mi hermano. “Pensé en encontrarte donde Ana, sin embargo, ni te has atrevido en aparecer. Espero pronto verno
°Narra Morelia Dalas°Luego de presenciar escenas incómodas de Kenny. Y de pensar miles de veces que mejor sería irme. Ahora, él pedía que nos vayamos a otra parte.Por supuesto, eso acaba de parecerme demasiado inesperado, pero es Kenny.―¿Có-cómo? ―tartamudeo. Mis parpados con movimientos rápidos no pueden detenerse. Definitivamente, él me ha impresionado―. Pero ¿Y su amigo? ―Tontamente, pregunto. No debería haber dicho eso, porque en realidad no me importa, sin embargo, por los nervios es lo único que ha salido de mis labios.Kenny refleja su clásica expresión de cuando está fastidiado. Entonces, simplemente me dice:―No importa.Por consiguiente, baja su agarrar hasta mi mano y me lleva, sin mi consentimiento.Me encuentro confundida, pero no me atrevo a preguntar más.Estamos caminando en dirección hacia la salida. Pero de repente, una mujer, diferente a las que lo acompañaban, se pone en frente de Kenny, deteniéndonos.―¿Tan temprano te vas? ―le dice con alto sarcasmo y mira nue
°Narra Kenny Stewart° El sol se ve completamente hermoso desde este punto de mi departamento. Por ello, escogí este lugar. Me gusta por las mañanas contemplar el amanecer y el atardecer. Como explicarlo… me hace sentir tranquilo y relajado.Olfateo el agradable aroma del café y lo bebo sosteniéndolo con una mano mientras que, la otra, la tengo sumergida en el bolsillo de mi pantalón, como de costumbre.El sabor amargo de mi bebida, lo disfruto con deleite. Detallo, como las personas inician su día. Salen por la ventana y sacuden sábanas o todo tipo de prendas. Cosa que me causa algo de extrañeza. A veces, me pregunto: Si yo hubiese sido una persona común y corriente de igual manera, ¿Cómo hubiese sido?Tener un padre y una madre amorosa, junto con mi hermano. Salir, sobrevivir el día a día por nuestros sueños de querer ser un doctor, un abogado, o un empresario renaciente.A veces, por no decir casi todo el tiempo, me realizo variedades de cuestionamientos. Envidio a las personas que
°Narra Morelia Dalas°Kenny me había pillado. La verdad, que cuando me desperté sentí sorpresa al ver esa enderezada y elegante espalda en frente de mis ojos. Después de tantos años creyendo que ya no lo tendría así de cerca, decidí aprovechar la inesperada situación para únicamente contemplarlo sin pensar en nada más.Luego, hizo latir mi corazón con su cambiada forma de ser. Ese roce de sus dedos en mi barbilla me había estremecido por completo que, ni bien salió de su habitación, me sonrojé intensamente sin controlarme. No podía creerlo, estaba en su departamento, uno nuevo, claro, pero estaba aquí.Obedecí y me fui a bañar, después me cambié y me puse, el polo de color negro que me había dejado para utilizar y un pantalón gris de lana delgada. Su ropa me quedaba algo grande, pero no me pareció tan mal.Me vi al espejo algo emocionada, hasta que abruptamente aterricé, y recordé la gravedad de la realidad: Kenny definitivamente había perdido la memoria y no me recordaba.Sin embargo