Me despido de mi Solange con un gran beso, ya ella tiene su auto, así que no depende de mí para que la lleve. Ella se va para la casa de sus padres y yo me quedo en la habitación, esperando la llamada del licenciado Jones. —Hola mi viejo, ¿qué pasó con lo que te pedí? —Samuelito ya eso está listo, sólo faltan unos detalles. —Okey entonces espero. —No tuve que esperar mucho, en menos de una hora ya me había enviado el correo con todo lo que pedí. —Ya me llegó el correo, gracias por la diligencia, ahora necesito otro favor. —A su orden, Samuelito dime todo lo que necesites. —Te acuerdas de Joseph, el mejor detective que tenía la empresa, bueno digo tenía porque no sé si aún permanece allí, él era un águila para resolver los problemas, para ese entonces era un poquito mayor que yo, osea que ahorita debe ser contemporáneo conmigo. —Sí, por supuesto que me acuerdo de él, es más aún trabaja con nosotros y mantiene su récord, es muy bueno.
Estoy con Solange en el aeropuerto esperando a Joseph el detective que contraté para que averigüe el robo de la empresa. Allí viene, la verdad es que aún se mantiene joven, hace veinte años que no lo veía. —Señor Alcázar, que gusto verlo después de tantos años. —Hola Joseph, qué alegría verte, ven dame un abrazo. Lo abracé con mucho cariño, era la primera persona que veía de mi mundo anterior, veinte años sin tener contacto con ninguno de ellos. —Joseph, ella es Solange, mi novia. —Mucho gusto señorita Solange, es un placer conocerla. —Bienvenido señor Joseph. —Joseph ya te reservé una habitación, vamos para llevarte y allí cenamos, puedes alquilar un auto, no te preocupes por los gastos, todo corre por mi cuenta. En el restaurante del hotel mientras cenamos lo pusimos al día de todo lo que sabíamos con respecto a la empresa. —Amor perdona, no te había hablado de esto, pero hoy me estaba tomando un café en el centro de la ciudad
Samuel ya tú no eres un adolescente, eres un hombre maduro, eso sí muy enamorado, así que tengo que comportarme como tal, dentro de unos pocos minutos vas a conocer a tu futuro suegro. Ya estoy aquí frente a la residencia, la casa es bellísima, tiene un hermoso jardín, bueno Samuel es hora que te bajes del auto y entres a la casa. Toco el timbre de la puerta y me salió una joven muy simpática. —Buenas noches. —Buenas noches, ¿usted es el prometido de la señorita Solange? —Sí, ella me pidió que le informara que muy pronto baja, pero el señor Robert lo espera en su oficina, sígame yo lo conduzco hasta allá. Para llegar a la oficina tengo que pasar por un pasillo, este tiene varios cuadros familiares, dentro de ellos pude distinguir a Solange, allí tendría como unos quince años, hermosa, de joven fue muy bella y ahora lo es más. —La joven va a mi lado. —Señor Alcázar mi nombre es Mildred, la señorita Solange me habló de usted. —Mucho gust
Joseph me estaba esperando en la cafetería como habíamos acordado, al llegar lo vimos sentado en una mesa tomándose una taza de café. —Buenos días Joseph. —Buenos días Samuel, buenos días señorita Solange. —Deja tomarme un café, antes que me des las buenas noticias, amor, ¿quieres tomarte un café? —Sí amor. —Ahora si Joseph, puedes comenzar a hablar. —La buena noticia es que el dinero no ha salido del país. Y la otra es que el contador tuvo dos cómplices el señor que aparece en la foto es uno, Samuel la foto que tú tomaste. —¿Y el otro? —Es su hermano, lo siento mucho señorita Solange. —¿Mi hermano? —Sí aquí tengo las pruebas, ya se las voy a entregar. Abre su maletín y de allí saca fotos, facturas, recibos, videos, conversaciones sostenidas con el contador. —Quiere decir que el contador, aún se mantiene aquí. —Así es, ayer nada más se reunió con su hermano. —Lo que no entiendo es porque lo hizo, si la empres
El papá de Solange a pesar de todo lo que hicieron para arruinarlo no quiso que su hijo fuera a la cárcel, no pagó condena, pero de su dinero no recibió nada. A la esposa, por respeto a su matrimonio le dejó un pequeño apartamento que tenía en las afueras de la ciudad, él había puesto todo sus bienes a nombre de Solange, previniendo que su mujer la dejara sin nada, si él llegaba a morir antes que su esposa. El contador si tuvo que pagar condena por ladrón. Ya estamos abrazados en la cama dispuestos a dormir. —Solange quiero que me acompañes a la ciudad donde nací, necesito resolver unos problemas en la empresa. —Claro amor, yo sé que por estar pendiente de la empresa de mi papá, te olvidaste de tus negocios, antes no te importaban, pero ahora sé que quieres encargarte de ellos. —Me voy a encargar de los negocios de mi padre, no por el dinero, porque eso nunca me importó, sino porque se los debo a ellos, yo soy hijo único y tengo que velar por lo que
Acá estoy en esta habitación de hotel, ya tengo seis meses que me fui de casa, por supuesto no gozo de las comodidades que tenía en la que un día creí que podía ser mi hogar, pero me siento tranquilo, en paz, ya no me despierto escuchando los gritos de la que un día fue mi mujer, ya no me tomo un café de manera tan apresurada, para no escuchar las quejas de Ivanna. Lo único que lamento es haber dejado a mi hija con su madre, yo creo que ella no está psicológicamente preparada para cuidarla, pero es su madre, por ahora no puedo hacer nada. Viví un completo infierno en esa casa, gracias a Dios que no me casé con Ivanna, fueron doce años soportando, tratando de remendar errores, por supuesto no puedo decir que toda la culpa de esta ruptura es de Ivanna, yo asumo mi cuota de responsabilidad por no haber tomado las medidas necesarias a tiempo. Mi error fue acostumbrarme a la comodidad de vivir en una buena casa, casa que compré con mis ahorros, esa comodidad me llevó
Por unos segundos los dos nos quedamos paralizados, ella con sus hermosos ojos grises me mira sin saber que hacer, ni que decir, se supone que por mi edad yo soy el más maduro, pero no es así, ella es la que toma el control de la situación. —Buenos días profesor disculpe mi retraso. —Buenos días señorita. —Solange, me llamo Solange. Aprovecho esos segundos para reaccionar y tomar el control de la clase, me dirijo a todos los alumnos, en primer lugar me presento como su profesor de Literatura, les señaló las normas que deben seguir en el salón, e inicio mis labores del día. Durante todo el curso de la clase Solange no deja de mirarme, por supuesto en otro momento lo hubiese tomado como normal, es lógico que el alumno mire a su profesor, pero como hombre sé que esa mirada no es de alumno a profesor y eso es muy inquietante, como nunca miraba mi reloj de muñeca, esperando con ansiedad que termine la clase. Quiero salir corriendo del salón, esa mirada me
No me importa si los demás se dan cuenta o no, sólo sé que le estoy sujetando la mano a Solange mientras la miró con cara de súplica. —Por favor, no te vayas, quédate conmigo. Ella me mira con esos ojos que me apasionan, que no los puedo borrar de mis pensamientos desde el primer día que los vi. Con su mano libre me toca el rostro y me dice: —¿Quieres bailar conmigo? ¡Bailar! Hace mucho tiempo que no lo hago, en mis tiempos de juventud, era un gran bailarín, las muchachas todas querían bailar conmigo, pero luego cuando decido comprometerme con Ivanna todo eso quedó atrás, mi vida se enfocó en trabajar, llevar el sustento para mi familia, comprar una casa, tratar de vivir holgadamente sin problemas financieros, mis gustos por el baile, por divertirme quedaron atrás. Ahora estoy delante de esta jovencita, que me sonríe de manera angelical, pero que también me seduce con la sonrisa. Le tomó la mano y la conduzco hasta la pista de baile, All