La conversación con Antony me deja un poco tranquilo porque ya sé dónde está Solange, pero a la vez estoy preocupado porque el rollo familiar donde se encuentra no es nada fácil. Yo la amo, pero no sé si el amor que Solange me tiene será suficiente para que pueda soportar todo lo que se le viene encima. Estoy en la disyuntiva de llamarla o no, cuando suena el teléfono, es Solange, mi corazón se acelera, la amo tanto que el solo hecho de escuchar su voz me enamora, hace que mis emociones se exalten, voy a tratar de hablar con calma, no puedo decirle que Antony me habló sobre ella. —Hola amor, gracias a Dios que me llamaste, me encanta oír tu voz. —Buenas noches mi amor, ¿ya estás durmiendo? —Ya estoy en el apartamento. —¿Te mudaste? —Sí, ya me disponía a dormír, anoche me mudé, fue mi primera noche aquí, pero me haces mucha falta, quiero tenerte aquí conmigo, te extraño mucho, ¿dónde estás, por qué no has respondido mis llamadas? —Necesitab
Con mucho nerviosismo, porque no sé lo que me espera, me voy a la casa de mi amigo Antony, para luego irnos a visitar al papá de Solange. —Buenos días Samuel, ¿cuáles son los ánimos para el viaje? —Si jugamos a ser sinceros estoy preocupado, porqué no sé cómo me va a recibir Solange y por otro lado está su familia. —Tranquilo amigo, en todo caso todos estamos igual, ella no espera nuestra visita. —¿Margorie no ha hablado con ella? —Sí lo hizo, pero no le dijo que íbamos para allá. —Bueno que sea lo que Dios quiera. —Así es mi hermano, es mejor irnos ahora, son como cuatro horaus de viaje, ¿te vas con nosotros o en tu auto? —Prefiero irme en mi auto. —Okey como tú quieras, me imagino que hiciste maleta por si tenemos que quedarnos. —Por supuesto, si la hice. —Así con el Jesús en la boca, parto con mis amigos a la incertidumbre, no sé lo que me espera, sólo sé que mientras haya amor de por medio eso nos dará el empuje necesari
Llegamos al hotel a eso de las diez de la noche, nos tomamos toda la botella y unas copas sueltas. Estamos bien tomados, llegamos a la recepción, pedimos nuestras llaves y cada uno sube a su habitación. Como pude me quito la ropa y me voy al baño a darme una ducha, no sé cuánto tiempo duré bajó la regadera, eso me despertó un poco, salgo del baño, me pongo mi bata de baño, voy levanto el teléfono de la habitación y pido un café bien cargado, —Al rato tocan la puerta, abro y es el muchacho que me trajo el servicio a la habitación, un termo de café como yo lo pedí, para ver si me baja un poco la cantidad de alcohol que tengo en el cuerpo, me tomo una taza bien llena y me tiro en la cama aún con la bata puesta, sin ropa interior. Así como estoy me voy quedando dormido, siento que tocan la puerta. —De seguro es el muchacho del servicio, que fastidio, no tengo ganas de pararme. No le hago caso al toque de la puerta para ver si puedo dormir, no sé cuánto
Decido acompañar a Solange al hospital, ella no está muy de acuerdo, tiene temor que la vean conmigo y comiencen a sospechar, pero no podemos vivir en penumbras a escondidas, así que tenemos que empezar a esclarecer nuestra relación, que debemos ser cuidadosos eso es verdad, pero hay ciertas personas que ya deben tener conocimiento de lo que sentimos; ella deja su auto en el estacionamiento del hotel y se va en el mío. Solange quedó conmigo que más tarde iba a llamar a Margorie para que la recogiera en el hospital y la llevara a la habitación del hotel. Llegamos al hospital por la parte del estacionamiento. —Bueno amor, ya me trajiste hasta acá, yo te llamo. —Nos vemos para almorzar. —Solange se estaba bajando del auto cuando vio a Marcus, él al verla se le acerca. —Buenos días Solange. —Buenos días Marcus. —Vengo de la habitación de tu papá, pensé que ya estabas aquí. —No, estoy llegando. —Ya desayunaste, te invito a desayunar
Luego de sentir esas suaves manos que recorrían mi rostro y esos labios depositarse en los míos, sólo me queda, levantarme de la silla abrazarla delante todos los presentes en el restaurante y darle un beso muy apasionado que duró unos cuantos minutos. Nuestros labios se separaron cuando Margorie habló fuerte para que escucharamos. —¡Hey! Señores que no están solos. —Disculpen, Solange tiene la culpa, se me van las ideas cuando la veo Solange suelta la risa y luego se sienta a mi lado. —Ustedes la verdad que son peligrosos, no me quiero ni imaginar cuando están juntos. —Margorie, dejalos tranquilos que disfruten su momento, además tú no te quedas atrás, cuando estás conmigo a solas, también eres terrible. —Bueno vamos a comer que a eso vinimos, después dejamos a estos tortolitos solos para que den rienda suelta a su amor. —Pedimos el menú y Solange nos aconsejó lo que teníamos que pedir, de acuerdo a los platos típicos del restaurante.
Solange se ve cansada, la conversación que sostuvo con su hermano en el restaurante la agotó emocionalmente, ahora acá en la cama envuelta en mis brazos lo que necesita es descansar, por más ganas que tenga de estar con ella, la dejo que duerma en mis brazos, me conformo con tenerla pegada a mi cuerpo, con besarle la frente y arrullarla, como cuando yo era niño y mi mamá lo hacía conmigo. Mi Solange es hermosa, he sido premiado sólo con tener esta hermosa criatura a mi lado, le toco suavemente su cara angelical, no quiero que despierte, me gusta estar así con ella, que ella duerma tranquila soñando que a su lado tiene a alguien que la protege. Hoy es mi última noche aquí en este hotel, me voy y la dejo entre ese nido de serpientes, no quisiera irme, pero tengo que hacerlo, me espera mi trabajo, mis alumnos, además tengo que resolver lo de Solange, sólo le queda un año para graduarse, no quiero que pierda su año y se atrase su graduación. Tengo que pensar muy bien
De regreso a mi ciudad, siento un vacío espiritual muy grande, me siento humillado, herido, maltratado, lo más doloroso es que los improperios vinieron de personas que no me conocen, bueno, pero ahora sí me van a conocer, ellos no se imaginan de lo que soy capaz con tal de defender a la mujer que amo. Llego al apartamento, estoy en la ducha cuando escucho mi célular sonar, es Ivanna. —Samuel, necesito que vengas ahora para la casa es urgente. —¿Y eso para qué? —¿Mia se siente mal? —¿Qué tiene? —tiene dolor en el abdomen, fiebre. —¿Desde cuándo está así? —Desde ayer. —¿Y por qué no la llevaste al médico? —Yo te llame, pero no me respondiste. —No era necesario que yo te respondiera tenías que llevarla. —¿Vas a venir? —Sí ya voy, espérame. Salgo del hotel, lo más rápido que puedo llego a la casa de Ivanna. Subo las escaleras y veo a mi niña, está revolcándose en la cama del dolor. —Hola mi niña, ¿te du
Nuevamente estoy aquí durmiendo en la casa de mi ex, nunca pensé que volvería a dormir en esta casa, pero la vida es así a veces nos sorprende con cosas que no esperamos. Antes de irme a dormir paso por la habitación de mi hija. —Hola papá. —Hola mi niña. —Papá ya no soy una niña —Para mí sigues siendo mi niña. —¿Cómo te sientes? —Todavía me duele un poco, pero bastante mejor. —Me alegro, pero recuerda que estás de reposo, tienes que cuidarte para que sanes rápido. —Papá lamento mucho que por mi culpa estés durmiendo aquí. —No te preocupes mi bebé, tú estás enferma y es mi responsabilidad cuidarte. —Me gusta mucho que estés conmigo, pero yo no soy tonta sé que mi mamá está aprovechando mi enfermedad para chantajearte. —Mi amor eso lo sé, pero te repito yo estoy aquí por tí,en cuanto te mejores me voy. —Papi ya me siento mejor, así que mañana puedes dormir en el hotel. Mi hija no sabe que ya me entregaron el ap