♥ Las Dudas ♥ ~ Me debes todos los besos y las caricias que no pude darte.~Neyra, estaba tomando su bata para ponérsela cuando vio de reojo a Alexander salir enojado; lo supo porque lo vio aventar la puerta al pasar, dejando la otra puerta abierta. Al escuchar el ruido de su camioneta alejarse, decidido quedarse un rato más ahí. No entendía por qué Alexander se había ido así de molesto; la molesta y la ofendía había sido ella, no él. Se preguntaba por qué le dijo que al menos esa vez fuera honesta; con qué cara le hablaba de honestidad, si él fue quien la engaño y no al contrario.Poco después Neyra se fue a su casa, si antes no se pudo dormir ahora la frustración y el coraje que sentía no le permitió ni siquiera mantenerse quieta en un sólo lugar. Dispuesta a sacarse esa mezcla de sentimientos encontrados y dudas, decidió salir a cabalgar. Se cambió de ropa, cepillo su pelo y lo sujeto en un chongo a la nuca.Minutos después regreso a las caballerizas, pero esta vez con un pantalón
~Hay miradas que matan y miradas que reviven~Alexander era mayor que Neyra, era mucho más fuerte, y era por lo menos quince centímetros más alto que ella, por lo cual la sujeto sin ningún problema a pesar de que ella pataleando e intentando tocar el piso. Cuando se dio cuenta que era inútil, después de varios segundos por fin se quedó quieta. En cuanto él la puso en el piso, ella se dio la vuelta y enojada se le dejó ir con ambas palmas de las manos extendidas intentando empujarlo.–Deja de fastidiarme la vida. ¿Por qué no te vas? Y me dejas en paz. –exigió enfurecida, temblando de ira.–Porque no puedo. –respondió odiándose a sí mismo porque a pesar de su cinismo aún se preocupaba por el bienestar de ella, cuando era obvio que a ella no le importaba lo que pudiera pasarle. No sabía si ella había seguido montando durante el tiempo que no la había visto, o si esa noche sería la primera vez que ella iba a volver a montar después de no hacerlo por siete años. Lo que si sabía era que, s
~Mírame, aunque sea con odio y coraje, pero mírame~–¿Qué pasó? ¿Tan pronto se te pasó el gusto que tenías al saber que estoy loco dedeseo por ti? −preguntó mientras Neyra volvió a verlo con una mirada fulminante.–Suéltame, no te atrevas hacerme algo o te juro que te vas a arrepentir.–Dudo mucho que me vaya a arrepentir de algo −bufoneó−, ¿y sabes por qué?–continuó mientras seguía descendiendo su mano–. Primero, porque puedo ver cómote pones cada vez que te acaricio y después, porque sé que también lo deseas y lodisfrutas tanto como yo. –aseguró, y termino de desabrochar los botones restantes.Para comenzar a torturarla acariciando lentamente su piel; la cual se erizó al ser elroce de sus dedos vez más.–¿Tanto extrañabas mis caricias? –preguntó arrogante, tratando de ocultar su sorpresaal ver como reaccionó ella.–Y si así fuera, ¿qué? –cuestionó altanera, levantando su barbilla retándolo.Alexander no conocía esa Neyra enfurecida y retadora; él recordaba a la joven decaráct
~Eres libre de tus actos, pero no de sus consecuencias~Ninguno de los dos se toleraba, ya habían demostrado que no podrían estar juntos en un mismo lugar sin pelar. Sin embargo, las diferencias entre ellos quedaron en el olvido en cuanto sus labios se unieron y comenzaron a tomar posesión del otro; ambos parecían estar hambrientos de caricias y atención del otro. Neyra se volvió a sentir mujer entre los brazos de Alexander, dejándose llevar por sensaciones que provocaban las expertas manos de él, su boca y su cuerpo. Mientras que él se sintió el hombre más feliz del mundo por tenerla nuevamente, anhelando su roce, sus caricias, sus besos y atenciones. El poco control que tenía, lo perdió cuando ella comenzó a gemir, y exploto a los segundos de haber sido recibido por la estreches de ella. Logrando que ella también tuviera un tan necesitado y arrasador orgasmo, al mismo tiempo que él. A pesar de que ninguno de los planeo ese inesperado encuentro, ambos terminaron con una gran sonrisa
♥ LOS RECUERDOS ♥~Por ellos sé que tan importante fuiste para mí, y también porque necesito olvidarte.~Alexander no esperaba ver la tranquilidad y la leve sonrisa burlona con la que Neyra le respondió, sobre todo después de haber escuchado su comentario de tan mal gusto, la miró sin entender. Y en fracción de segundos comprendió el porqué de su extraña reacción, al ver su mirada distante antes de cerrar los ojos y colapsar en el piso. En esta ocasión no pudo evitar que las piernas de ella tocaran el piso, solo alcanzo a sostenerla por los hombros para prevenir que se fuera a golpear la cabeza y se hiciera daño.Un par de segundos después, Neyra abrió los ojos; al parecer, le costaba trabajo mantenerlos abiertos. Cuando finalmente pudo tenerlos abiertos no le respondió las preguntas que él le hizo, y poco después sacudió sus hombros para que él quitara sus manos de los hombros de ella, no quería su contacto por nada del mundo.–Suéltame. – exigió reuniendo todas sus fuerzas. Se sentí
~Te soñé de la forma más bonita, despertando a mi lado~ –Cansada…¿Dónde estoy? –preguntó confundida, al no reconocer el lugar y porque le pareció que sólo cerro sus ojos por un par de segundos, pero la realidad era otra, se había quedado dormida.No recordaba en qué momento había sido trasladada al lugar donde se encontraba, pues llegó a pensar que no habían pasado ni siquiera dos minutos cuando cerró los ojos, para tomarse un respiro y ahora se encontraba en un lugar extraño para ella.–Estás en mi casa. –Me hubieras dejado allá, no tenías por qué molestarte. –dijo pautadamente al momento que intentó levantarse para irse, pero su cuerpo no le respondió como ella esperaba. Le fui imposible moverse debido a que sentía que su cuerpo pesaba toneladas en ese momento, además de sentir opresión en el pecho.La sensación de no poderse levantar del sillón la alarmó, pues se tenía que ir de esa cabaña, no podía quedarse mucho tiempo a solas con Alexander, no después de lo que había su
~No sé qué es peor…¿estar sin verte, o verte y no tenerte?~–No es posible –exclamó Neyra en voz alta y después de un breve silencio continúo –. ¿Con qué cara me voy a presentar en la casa…? ¿Qué va a pensar mi papá de mí cuando se entere que no dormí allá?El comentario sorprendió a Alexander, quien no entendía por estaba así, no era una adolescente que se salió de casa de sus padres sin permiso, para irse con los amigos. Era mujer hecha y derecha, y desde hacía mucho que vivía sola en otra ciudad.–Tienes siete años viviendo sola y ¿te preocupa lo que tu papá pueda pensar? –comentó con una leve risa burlona, porque le pareció absurdo el comentario de ella.–Nunca he vivido sola –aclaró ella–. Cuando me fui lo hice con mis padrinos y aún vivo con ellos. Yo duermo en mi casa todas las noches al menos que esté trabajando fuera y cuando eso pasa, la mayoría de las veces ellos me acompañan. –Termino ella de darle una explicación, a pesar de que él no se la pidió y al ver la cara de enfa
~Te conozco más de lo imaginas~–Ni lo menciones. No tienes nada que agradecer. −pidió, pero ya con un tono frio, a pesar de trato de sonar cortes.–Me tengo que ir. –dijo después de un breve silencio que la hizo sentirse incomoda.–No olvides tus botas, están en la recámara.Neyra iba a ir por ellas y al acercarse a la puerta de la recámara se detuvo.–¿Puedo pasar por ellas? –le preguntó.–¿Qué harías si te digo que no? –preguntó serio.–Me voy así, y me ordeno otras por internet.Alexander sonrió y le dijo que podía ir por ellas. Al ver que ella no salió enseguida, él fue a la recámara para cerciorarse que todo estuviera bien. La encontró terminando de doblar la cobija con la que la cobijo y antes de salir se aseguró que las almohadas estuvieran bien alineadas, que el cobertor de la cama estuviera completamente extendido y sobre todo que no hubiera más pastura.–Listo –dijo ella, al verlo parado junto a la puerta con sus manos dentro de las bolsas del pantalón–. Ahora si ya no hay r