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Capítulo cuatro: Un poquito de tranquilidad

Todos al ver peligro antes de que ella siquiera se transformara, cambiaron de forma mucho mas expertos que ella, pero cuando miraron la forma de lobo que Alex tenía cada uno comenzó a hacer una reverencia larga, dejando a la loba de la, ahora, peliblanca satisfecha por los lobos que la reconocieron, Alex asustada retrocedió, tomando un poco del control de su cuerpo, pero gruñendo a Louis que sin querer hacerlo de verdad hacia la misma reverencia que los otros alumnos, poco a poco, comenzaron a convertirse en humanos, dejando su ropa destruida en el suelo, mirando con miedo la loba en la cafetería.

—Lo sentimos, no queríamos molestarte, no sabíamos que eras descendiente de esa manada.— Habló una chica acercándose levemente a ella— No maldigas a nuestra manada, por favor ve y habla con nuestro alpha, de seguro llegaran a un acuerdo.— Confundida Alex asintió y salió por las puertas de la cafetería aturdida, des transformándose cuando vio que no había nadie observándola. Sin pensarlo corrió hacia la biblioteca desnuda con dios la trajo al mundo, esquivando las miradas innecesarios que de seguro le iban a dar los otros adolecentes. Ella recordaba que había un libro que hablaba sobre los lobos blancos, se había olvidado completamente que ahora ella y su loba eran albinas, había un relato muy detallado de ellos en un libro que había leído. Por lo que se tomo el tiempo de buscarlo, y cuando lo encontró en la tercera estantería del segundo piso se emociono, las letras doradas y la loba fiera en la portada le integraban demasiado. Tomando una bolsa de plástico, metió el libro dentro y se convirtió en loba nuevamente, y a pesar de haber dicho que no le apetecía ser loba ese día y que no le gustaba perder clases, era un problema intrigoso que tenia que solucionar. Corrió a gran velocidad al bosque nuevamente, su único lugar donde se sentía segura, la roca. Desnuda y sin ningún tipo de vergüenza comenzó a leer el libro, el titulo que mas le había interesado….los descendientes de la diosa luna y la maldición. Le pareció mas importante el primer título, por lo que lo leyó primero. Este se contaba como al diosa luna veía como a los lobos se les dificultaba cazar en los climas de nieve, y mas cuando siempre era así en esa zona, por lo que , teniendo compasión, con cada hebra de su pelo tiño el de los lobos con el mismo color que su pelo, un blanco nieve, lobos albinos, que ahora se podían camuflar en la nieve y cazar lo que querían para los cachorros y demás integrantes. Pero no solo eso les había donado, inconscientemente cada hebra de su pelo también tenia un poquito de su poder, por lo que, cada lobo, además de ser mas grande que los de promedio, eran alpha, si eran blancos si o si eran alphas. Los betas y omegas subieron de rango, y la manada estaba formada de puros alfas que trabajaban a la par, cada un año se hacia un combate, y quienes luchaban contra el alpha y ganaban iban a sr los nuevos al mando, pues esa manada se manejaba de manera justa y los lobos además de fuerza eran entrenados para ser líderes natos. Esa manada era poderosa y era la protegida de la diosa luna, pues eran los mas justos de sus hijos, pero claro…No todo es felicidad, una manada inconscientes de esto, comenzaron a matar y robar los cachorros y las hembras que se quedaban en el territorio cuando los demás cazaban, matándolos de forma cruel para reducir el numero de la manada, los que sobrevivían se separaban para buscar a su familia, pues sus mates eran parte fundamental en su vida, y el dolor en su pecho por sus muertes eran tan grandes que morían, y así…poco a poco se fue disolviendo la gran manada, la diosa luna castigo a esa manada, convirtiéndolos mucho mas dependientes  de sus mates, mas intolerantes y ocultando su olor, siendo así que cuando estos encuentren a su mate, ellos no los puedan reconocer y los rechacen, muy pocos les creyeron por sentir el lazo especial, pero otros no y dejaban que murieran de agonía. Se identifica a los lobos malditos como los negros, su pelaje espeso y negro perfecto para cazar en la noche, pues la diosa luna quería que fueran lo opuesto de sus preciados lobos, y aunque estuviera enojada con los malditos, no los mataría porque a pesar de todo eran sus hijos, unos que aprenderían la lección.

El libro fue escrito hace siglos, por lo que puede ser de las pocas de su especie que aun esta viva, tenía intriga sobre la maldad que tenían esos lobos, cual era su necesidad de matar a los lobos que no podían defenderse, las mamas débiles por el parto, los jóvenes inexpertos que aun no sabían como lucha, se aprovecharon de esa oportunidad y eso hizo que tuviera cierto temor en los lobos negros.

Su estomago gruño, alzo la vista al cielo y solo pudo apreciar como la luna aparecía en el azul oscuro, ya era demasiado tarde, tenía hambre pero tampoco quería ir a la casa para que solo la insulten. Agudizo sus sentidos, era una forma muy productiva de afinar sus instintos animales, no sabia luchas y su forma de loba era bastante fuerte para poder defender, por lo que, sin pensarlo mas, salto y se trasformo en loba, claro que su proceso al no ser tan rápido golpeo el piso con su lomo. Río internamente y salió corriendo, siguiéndolos corazones acelerados de una manada de caribúes, tomó velocidad hasta llegar al lugar, sus patas esponjosas y sus garras no hacían ni el ms mínimo ruido en la nieve, agacho su cabeza y su panza pegada al frio, espero y espero, dejando que su loba tomase el control, poco a poco se acercó, dejando la velocidad atrás y a paso de tortuga lenta, comenzó a arrastrarse. Y ahí estaba, un caribúes bebe, sintió lastima, pero su loba lo requería, ella lo necesitaba y el cachorro estaba solo. Tomo un respiro largo, y se lanzo al animal, enterrando ferozmente sus dientes en el cuello del animal, acabando con su vida inmediatamente, corrió lo mas rápido que pudo con el animal entre sus dientes, no queriendo alertar a la manada de animales. Se sentía horrible por hacer eso, pero era la supervivencia, la madre se alejo y cualquier otro carnívoro lo hubiera hecho peor, dejando que el animal agonizara, pero aun con eso en mente, le dio asco comer la carne cruda por control de su loba.

No cambio de vuelta, no quería sentir el sabor metálico que iba a tener en su boca, estaba llena y con un nudo en la garganta. Se quedó en la roca dormida, no quería regresar a su casa nunca más, era loba y tenía el poder de irse si quería. Se despertó, pero en vez de ver el techo lleno de moho se encontró con las copas de los arboles meciéndose al compas del viento, respiro profundamente, escuchando su respiración profunda. Se levanto de la roca y a paso tranquilo comenzó a caminar sin rumbo, como si algo le dijese que eso esta bien. Movía su cuerpo con elegancia, sus pelos suaves se agitaban, sus ojos azules violetosos fijaban su vista en cada punto del bosque, de pronto, sintió una presencia y por razones del destino caminó mas rápido para llegar a ella, sentía a su loba alocada, hasta podía escucharla hablar “Búscalo….búscalo” No era algo que podía ignorar.

Rodeó una roca enorme, que impedía que viera lo que estaba detrás de ella, claro que luego de dar unos pasos y fijar su vista en lo que la llamaba se quedo tiesa, paralizada, asombrada e incluso intrigada, leer ese libro le traía nuevas ideas sobre el mundo donde ella vivía, y sabia que era una completa m****a, pero no sabia que su suerte era mucho mas que eso, porque…ver a un lobo negro, mucho mas grande que ella, frente a frente, con sus ojos naranjas llamativos mirando cada parte de ella, le erizaba todo el cuerpo, su loba estaba quieta, y ella no sabia que hacer en esa situación, ahí estaba el lobo negro de las maldiciones, descendiente de los que casi extinguieron a su manada.

     

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