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Capítulo siete: Su imaginación

           

La luna salió, el sol se escondió y el hombre lobo estaba impaciente esperando por su mate, la chica que solo conoció unos minutos antes de que le prometiera volver para aclarar las cosas. El ruido de ramas partiéndose de manera desesperada lo alertó, era un poco lejos de donde estaba y no podía cruzar el limite que separaba la manada de ella con la tierra de nadie, suspiró y se tranquilizo, no era nada que le tendría que importar si no se trataba de la chica. Claro que eso se cumplió cuando sintió el exquisito olor que emanaba Alex, de pronto, la loba albina llego agitada a el, corriendo como si su vida dependiera de eso completamente despeinada, llegó a el y se desplomo en el suelo a sus pies, dejando su forma lobuna para quedarse humana, totalmente desmayada. El sin pensarlo la tomo entre sus brazos y comenzó a correr, reuniendo todas sus energías para llegar a su manada donde ella y el estarían a salvo, dejando atrás a los tres cazadores que trataban de buscar los rastros de la loba.

Abrió sus ojos cuando sintió la luz del sol molestando su vista aun con los ojos cerrados, solo veía rojo por el parpado. Los recuerdos antes de caer rendida a los pies del alpha sin nombre llegaron de repente haciendo que su cabeza doliera mucho mas de lo que imaginaba, se quito las sabanas y el acolchado grueso para apoyar sus piernas en el frio suelo. Miró bien a su alrededor, era un cuarto pequeño per acogedor, pintada con un marrón clarito que hacía que los muebles barnizados quedaran mucho mas atractivos a la vista, había una ventana justo al lado de la cama, donde dejaba pasar la luz del sol, gruño antes de pararse completamente y cerrar las cortinas de mala manera, oscureciendo levemente la habitación, miró que habían tres puertas, una del otro lado de la habitación, enfrentando la ventana, otra un poco lejos de la primera, justo en medio, y la ultima enfrentada a la cama. Eligió la mas cercana y entro, era una puerta oscura con picaporte platinado, lo tomó entre sus manos y empujo su mano hacía abajo para ver lo que estaba detrás de esta. Alex tenía una gran imaginación, por lo que no se podía culpar al pensar que habría un zoológico exótico detrás de la puerto, o en los peores casos miles de cadáveres apilado ahí pudriéndose. Pero realmente fue gracioso para ella encontrarse con nada mas y nada menos que un baño común y corriente, completamente blanco con algunos adornos de colores suaves que quedaba realmente bien con el diseño y el gusto de ella. Desinteresada, decidió ir por la puerta enfrentada con la cama, tenía la intuición de que sería un ropero, de esos grandes que encontraban las protagonistas cuando despertaban en una casa ajena, por lo que se apresuro a abrir rápidamente la puerta, encontrándose con otra desilusión, un espacio de dos metros de dos metros y medio de largo y dos de ancho, la mitad de este tenia la las camperas y trajes de hombre, mientras que el otro cajones y bloques llenos de ropa bien doblada. Suspiró rodando los ojos y cerrando la puerta mas fuerte de lo normal, ahora le quedaba la última puerta, la que mas ansias le daba, camino dando saltos, si bien el ropero no era como en los libros que tanto amaba leer, esa misma habitación era mucho mas grande que la mitad de su casa. Abrió la puerta sin apuro, agradecida d e que estuviera abierta, pues esta daba a una gran sala, donde para su sorpresa estaba el lobo negro sentado e su forma humana junto a una chica bebiendo lo que parecía oler a te. Se miró verificando tener algo puesto, y al ver un pijama ligero camino hacia ello sin siquiera cerrar la puerta del cuarto. La mujer se dio la vuelta, clavando sus ojos jade en ella, Alex se sonrojo, era una mujer muy inda, camino a paso lento pero seguro hasta llegar junto a ellos donde un muy ansioso lobo la miraba esperando que digiera algo.

—Muchas gracias, me salvaste de ellos.—Sonrió—Pero me tengo que ir, no creo que estar en un lugar mucho tiempo sea bueno si no quieres que esos lobos te declaren la guerra.— Habló, le devolvió una sonrisa en modo de saludo a la ojiverde.

—¡No! No puedes irte, ellos jamás se atreverían a pisar mi territorio, y si pasara, tengo a muy buenos guerreros en mis líneas, no  tienes de que preocuparte, además... Teníamos un trato.—Dijo levantándose, la mujer divertida chasparreo llamando la atención de el chico.

—Que desesperado que te pones alpha. Tendré que presentarme. Soy Almir, beta de la manada y mano derecha de este idiota, bienvenida luna, lamento como es que legaste. Pero le pido que le de una oportunidad, es buena persona— Aclaró, haciendo que el rubio, con su cabello recogida en una coleta baja, se sonrojara hasta las orejas.

—No dudo que son una manada fuerte, pero no quiero aprovecharme de su hospitalidad ni tampoco refugiarme con ustedes.— Negó indecisa.

—No Alex, no abusas de nada, es algo que me surge hacer porque a pesar de no parecerlo eres mi mate, y como alpha y tu destinado, siento que debo protegerte. Te pido que solo veas como somos aquí, es realmente muy diferente a la manada donde tu antes solías vivir.—  Declaró el alpha, Alex extrañada de que la haya nombrado por su nombre se acerco un poco mas a el.

—¿Cómo sabes mi nombre?— Se dio cuenta del cambio repentino que dio a la conversación cuando la beta le mandó una mirada incrédula—Es decir…que esta bien, pero seré como cualquier otro lobo mas, suponiendo de que solo nos conocemos unos minutos. No quiero ser una carga.— Antes de que siquiera el replique sobre la última reacción de Alex, ella se adelanto y acerco su mano a el, extendiéndola— Soy Alex…solo eso.— Sonrió al ver la cara confundida del lobo.

—Soy Derek Starman, un gusto princesa.— Tomó su mano con firmeza y la llevo as boca para besarla con delicadeza, sin apartar sus ojos marrones de ella.

—Un gusto Derek, Almir.— Sonrió retrocediendo un paso.

—¿Quieres sentarte con nosotros?— Pregunto la ojiverde señalado el asiento junto a el rubio. Alex pensó poco antes de asentir— Todas las mañanas solemos comer aquí todos, solo que hoy Derek no permitió que los otros betas de clase baja se unieran a el desayuno matutino por miedo a que se embriagaran con tu olor, que hasta para mi es una delicia, supongo que es genética o una cosa de lobos.

—No es solo por eso, creí que te incomodaría ver tanta gente apenas te levantas sin saber donde estas exactamente.— Respondió rápidamente el alpha por miedo a causar mala impresión en Alex.

—¿Y en donde estoy exactamente?—Preguntó  al darse cuenta que era cierto el no saber donde estaba.

—Estas en la manada Vi Loup, muy cerca de tu anterior manada. Vi es Latín significa fuerza, y Loup es lobo o lobuna en francés.

 

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