—Te conviene venir conmigo. Soy mucho mejor que ese alpha y puedo dejarte ser la principal de mis concubinas.—Habló de la nada el muchacho cuando vio que la pareja comenzó a caminar lejos de ahí.
—Preferiría morir.—Acotó Alex reteniendo a Derek el cual gruñir por lo bajo muy tenso, mientras ella luchaba por tener el control de su cuerpo contra la loba. Ella era débil en su forma humana, no tenía ningún entrenamiento físico que demostraba su fuerza lobuna. Se alejaron poco a poco, mirando a tras de vez en cuando, y cuando estuvieron lo más alejados Derek le tomó de los hombros y se agachó para mirarla fijamente.
—Lo siento Alex, me tengo que ir. Nos vemos Princesa.—Derek la abrazó apenas termine de hablar, dejándole un beso en la frente. Quería demostraba siempre que podía el amor que tenía por ella, pues a pesar de el poco tiempo que se conocían, el lazo de mates lo volvía loco—Te espero afuera.
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—¡Gracias señorita!—Hablaron al unísono antes de separarse para retomar sus posiciones mientras Alex se dirigía a la mansión del alpha. No tardo mucho en llegar a su destino siendo atendida por los guardias que la conocían, tomando a Derek para acomodarlo en la gran cama de su habitación mientras ella les mencionaba a los guaridas que llamasen al médico lo más rápido posible. Estaba completamente asustada, tenía que haber corrido lejos de su pareja por que alguien había pensado que era buena idea dispararle a su mate con una flecha mágica que al parecer adelantaba el celo. Eso además de atentar contra su integridad física, también lo hacía para Derek, pues sus feromonas podían cambiar y hacerse irregulares por tal suceso. —¿Qué es lo que a pasado Luna? ¿Usted no lo había llamado?—Preguntó desesperada la beta de Derek, Almir. La mujer además de ser el beta era su mano derecha, su mejor amiga, le parecía tan irreal ver que el alpha de esa forma, co
|[Escenas y palabras fuertes, leer bajo responsabilidad]|Todos se habían retirado de la habitación del alpha, dándome mayor privacidad a las dos almas en el lugar. Alex se encontraba arrodillada a un lado de la cama, con su rasposa mano tocando suavemente la cabeza de su pareja, quien aún dormido sentía las sensaciones que esta me mandaba. Jugaba con los finos cabellos dorados que se enredaban en sus dedos cada vez que lo peinaba, esperando que abriera sus ojos para encontrarse con esos orbes celestes para que contraten con sus mejillas sonrojadas. Era raro el verlo así, tan vulnerable ante cualquiera…con los ojos cerrados sin saber el peligro que podría estar a su lado.&nb
—¡Roxan!—Gritó Derek abrazando a la mujer pelirroja, aquella se había trasformado nuevamente en humana luego de ser empujada por la peliblanca. —¿Derek? ¿Eres realmente tu?—Preguntó tomando su cara con ambas manos, repasando sus rasgos con las llenas de los dedos. Sus ojos se aguaron y abrazo nuevamente a el chico con fuerza. —¿Dónde has estado todo este tiempo? Te he extrañado como no te imaginas.—Dijo apretujándola más fuerte, sintiendo como ella lo hacía igual. —No se si es un tema del que tengamos que hablar aquí afuera ¿No?—Preguntó mirando alrededor, dándose cuenta de que la mayoría de las personas que estaban ahí la miraban extraño, incluida Alex. —Tienes razón, mejor entremos.—Razono Derek alejándose levemente de ella para tomar su mano con una sonrisa para luego jalarla hacia el y pasar el bra
Había quedado en un shock realmente grande. ¿Su madre le hablo en un sueño como a ella? ¿Una guerra se aproximaba y ella tenía que pararla? ¿Cómo lo iba a hacer si no sabía pelear más que morder en el cuello, en el punto vital? ¿Cómo lo hacía si falló en ser luna en los primeros días? —Estás realmente segura de esto? Es decir, de que mi madre te habló por un sueño.—Preguntó indecisa, se había dado cuenta de que en esa sola oración había confesado y reafirmado que ella era la hija de la gran y conocida diosa luna. —¡Claro que si! Lo noté en tu loba, pero no sabía que eras tú en concreto.—Respondió con una sonrisa, quería resolver todas sus dudas, o al menos la mayoría. —Bien, digamos…hipotéticamente que yo estoy dispuesta a entrenar para pelear con “Los malos" pero…¿Cómo lo haríamos? Apenas se me defender y tu eres más bruja que loba, se te nota.—Habló lo más educadamente que podía a pesar de la situa
—Princesa…yo…lo siento.—Dijo antes de salir de la habitación, necesitaba estar solo y pensar en lo que había pasado. Ella corrió, corrió y corrió sin importarle nada, sin tener en cuenta que el sol se escondía. Las ramas golpeaban su cuerpo, sonando en un sonido seco y agudo al chocar la piel y picarla al igual que en sus brazos. La brisa que el viento traía refrescaba su cuerpo al igual que removía su cabello, ella iba a una impresionante velocidad, de sus ojos caían lágrimas que volaban hacia atrás, se sentía abrumada por la incapacidad que sentía por no poder decir algo más cuando estaba ahí, presenciando tal escena. Pero ahora solo quedaba su futuro por delante, y sabía que si quería prosperar no tendría seguir con ese tema, eso ya había pasado antes cuando estaba en su antigua manada y estuvo realmente mal durante semanas, pero está vez no se podía permitir eso. Las dudas y preguntas seguían dándo
La casa de Magentha en todos los sentidos era humilde y hermosa, forrada en madera roble, con dos ventanas sin barrotes con marco blanco, la puerta a un costado con un adicional con solo una red para mosquitos, rústica y perfecta, no era más grande que tres habitaciones normales en una. El ambiente a su alrededor era silencioso y tranquilo, pues era una de las pocas casas que se mantenían alejadas del centro. Magentha con naturalidad se agachó para tomar una de las maletas que estaban en el piso para decorar la entrada, y debajo de ella sacó la llave que tenía escondida, era divertido ver como protegía su casa a pesar de que cualquier lobo normal hubiera olido el olor suyo impregnado en la maseta, sacando cuentas para agarrar la llave. La mujer abrió la puerta con suavidad, adentrándose a la caballa a paso lento, pero inclinándose a un costado para que Alex tuviera vistas de lo que había dentro. —Puedes pasar.—Habló la mujer haci
—Ve a dormir, aunque se a de día mañana será algo ajetreado con todo lo que está ocurriendo. Estoy segura de que si duermes en la noche no despertarás al día siguiente.—Aconsejó, viendo la indecisión en los ojos de la peliblanca. —Bien, pero solo unas horas, después iré a buscar mis cosas y nos iremos…¿Dónde…donde duermo?—Preguntó mirando a la anciana, quien la miraba con burla ante la repentina timidez y vergüenza. La mayor pasa al lado suyo y señala con su dedo que camino que tenía frente a ella, tomándole la muñeca para que ella la siguiera a un pequeño cuarto. —Es aquí, duerme tranquila…Te aconsejo que ocultes tu olor, puede que el alpha a pesar de todo esté buscándote.—Aquella mención solo hizo que su estomago se revuelva en un mal recuerdo de aquellos dos. —Bien, gracias y buenas noches.—Se apuró a decir mientras se encaminaba a la cama y se dejaba caer en ella, viendo de reojo como la anciana
Estaba a metros de llegar al castillo, todo había salido bien desde lo del accidente del techo, y aunque le estaba resultando muy fácil llegar al “Castillo” sintió detrás suyo suaves pisadas que se sincronizaban con las suyas, rodó los ojos mientras aceleraba el paso al saber que alguien se iba a interponer en su camino, una idea apareció en su cabeza, si ese alguien seguía siguiéndola iba a hacer un escándalo al llegar a la gran mansión dónde vivía alpha y estaba repleto de guardias con sus sentidos cien por ciento activos. Se dio la vuelta tratando se encarar a quien estuviera detrás suyo, pera grande fue su sorpresa al ver que no había nada más que su sombra, le quito importancia sintiéndose paranoica y comenzó su rumbo nuevamente al castillo. Apenas llegó a la puerta miro a sus costados sintiéndose completamente extraña al no ver ni un solo moro merodeando la costa, claro que eso cambio al ver como se acercaban dos enormes hombres lobo con más músculo que ropa cubriéndolos para