Se puso nerviosa al ver que su loba aullaba de felicidad al ver a su compañero, el lobo negro se acerco asustando a Alex, este sollozo sin querer realmente asustarla, se agacho escondiendo su hocico y poco a poco fue dejando su forma lobuna, del lobo de dos metros, de pelaje oscuro y mirada anaranjada a un chico rubio de ojos marrones brillantes, el chico acomodó su melena hacia atrás, y caminó lentamente hacia atrás, con sus manos arriba temiendo asustar nuevamente a la loba de cabellos blancos. Se escondió detrás de un árbol y saco de un hueco una muda de ropa, aunque solo se coloco unos pantalones. Alex viendo que el se cambiaba, decidió hacer lo mismo, solo que, al volverse humana estaría desnuda.
—¿Qué quieres?— Preguntó nerviosa al ver salir detrás del árbol. Ya no se sentía poderosa ¿Acaso eso era normal? No sabía que era lo que pasaba. Pero se sobresalto cuando el chico de cabello dorado caminó nuevamente hacía ella.
—Eres mía.— Puede que se le haya escapado de los labios ya que realmente no quería que ella se asustara— Lo..lo siento, pero eres mi mate.— Alex quedo en trance ¿Su mate? El era un lobo negro, y según la historia que acababa de leer hace unas horas es descendiente d los que extinguieron a su manada, asique ¿Qué debería hacer? ¿Debería creerle o no?— Te busque todo este tiempo mi Luna.—¡Lo que faltaba para Alex! El chico era un alpha, y justamente ella tubo muchas malas experiencias con los alphas, y si la historia estaba en lo correcto ella también es un alpha lo que era realmente raro.
—Lo siento, pero yo no soy tuya ni de nadie, así que…Si me disculpas.—Trato de dar la vuelta pero el le tomo del hombro tratando de detenerla, eso activo un instinto en Alex y golpeo a puño cerrado la mejilla del chico—¡Aléjate! Y…Lo siento—Salió corriendo, dejando al chico tirado, corrió unos minutos antes de llegar a la roca, su respiración profunda y agitada estaba ahí sin razón aparente, pues no tendría que estar cansada por su condición física—¿Qué?—Se sorprendió cuando se sintió levantada del piso, para parar en el hombro del chico. Asustada comenzó a patalear y a tratar de golpearlo en las piernas y una que otras veces en el trasero del chico, porque si, el ricitos de oro había corrido detrás de ella con la mejilla hinchada y tomarla de atrás cuando ella estuvo despistada.
—Lo siento, pero no te voy a dejar. Déjame llevarte a la manada paras que puedas saber sobre mi situación, parece que estas al tanto de la maldición que herede. Solo… dame la oportunidad de explicarme…no tienes que estar asustada a pesar de la situación— La bajo, dejando que ella se acomodara para pensarlo mejor.
—¡Bien! Pero no hagas nada indebido. Aquí mismo.— Se apresuró a decir cuando vio que el se estaba yendo— A penas de conozco y no voy a ir a una manada desconocida solo porque dices que eres mi mate.— Ella se sentó de golpe en el piso y le indicó que el hiciera lo mismo, el chico acomodo su pelo hacia atrás, pues este le quedaba cuatro dedos arriba del hombro.
—Bien, se que tu sabes sobre la maldición, pero puedes confiar en mi cuando te digo que yo no soy así, mis padres eran hijos de los lobos que estuvieron vivos cuando ocurrió esa desgracia, y puedo asegurar que mis abuelos jamás estuvieron de acuerdo con el plan que su alpha quería percatar, pero ordenes eran ordenes, simplemente buscaban la forma de hacer sentir cómodamente en lo que cabía de la situación a las hembras y cachorros robados, sin embargo la diosa luna maldijo a toda la manada, siendo así que el pelaje de mis padres y los de sus descendientes cambiaran a negro. Mi padre junto a sus hermanos derrotaron al alpha y consiguieron un nuevo territorio donde tener una nueva manada, donde as lobos se reunieron. En mi manada hay muchos de los lobos negros, sin embargo mi familia y yo tenemos una peculiaridad al ser los que derrocamos al alpha tirano, si nuestra mate nos acepta, si tu me aceptas y crees que soy tu mate, sentirás mi olor como no lo haces ahora, sentirás el vinculo, la atracción, todo como si fuéramos lobos normales. Es por eso que necesito que me creas, no soy el malo…ese esta enterrado bajo cuatro metros.— Ella escucho los tranquilos latidos del corazón del chico, decía la verdad, sin embargo ella era una cachorra recién nacida y necesitaba mas tiempo para comprender todo, además de que tendría que hablar con el alpha de su manada sobre el nuevo descubrimiento. Dejo de pensar cuando vio que el se levantaba y comenzaba a alejarse, ella se sintió arrepentida y asustada por no respóndele, se levantó de golpe y a pasos torpes lo siguió tratando de maquinar que respuesta darle, bajo la mirada y jugo con sus manos hasta que tuvo una idea, sonrió y levanto la cabeza para seguirlo, pero se encontró con algo inimaginable para ella, ahí estaba el, sosteniendo un pedazo de tela, una remera grande y blanca, se sonrojo y la tomo rápidamente para correr detrás de un árbol y cambiarse, miro hacia atrás asegurándose de que él estuviera quieto en su lugar.
—Gracias, me había olvidado.— Se acercó a el— No puedo responderte…¿Te parece encontrarnos aquí en la noche? Te prometo que vendré — Dijo al ver la cara de indecisión que tenía el chico.
—Bien, vendré cuando el sol se ponga, pero tienes que estar. Te necesito.—Retrocedió unos pasos antes de darse vuelta y convertirse en el lobo para salir corriendo. Alex suspiró “Que locura” pensó empezando a caminar hacía las afueras del bosque. Era hora de hablar con el alpha.

Decir que no estaba nerviosa era una gran y cruel mentira, ella sentía que su loba estaba firme y era su ancla para ese caso, nunca antes se había atrevido siquiera acercarse al alpha. Que si bien este no le hizo nada malo y permitió que ella entrará a la manada, jamás hizo algo en contra de los tratos de los suyos, como si Alex estuviera destinada a eso, a sólo ser el juguete anti golpes de esos lobos corruptos. Por suerte ya está completa, aún cachorra pero completa, no sabía pelear pero su loba si intimidar, además de que descubrió si increíble capacidad para correr, ella era rápida. Camino junto a su vestido marrón cubriendo su cuerpo, se lo había robado a una de las chicas que vivía cerca del alpha, tardo más de lo improvisto para sacarle el olor de otra loba para impregnarle su olor. Miró a los dos guardias que cuidaban matutinamente las puert
La luna salió, el sol se escondió y el hombre lobo estaba impaciente esperando por su mate, la chica que solo conoció unos minutos antes de que le prometiera volver para aclarar las cosas. El ruido de ramas partiéndose de manera desesperada lo alertó, era un poco lejos de donde estaba y no podía cruzar el limite que separaba la manada de ella con la tierra de nadie, suspiró y se tranquilizo, no era nada que le tendría que importar si no se trataba de la chica. Claro que eso se cumplió cuando sintió el exquisito olor que emanaba Alex, de pronto, la loba albina llego agitada a el, corriendo como si su vida dependiera de eso completamente despeinada, llegó a el y se desplomo en el suelo a sus pies, dejando su forma lobuna para quedarse humana, totalmente desmayada. El sin pensarlo la tomo entre sus brazos y comenzó a correr, reuniendo todas sus energías para llegar a su manada donde ella y el estarían a salvo, dejando atrás a los tre
Vi Loup se fundó cuando el padre de Derek mató al alpha tirano que gobernaba la mitad de las tierras que en la actualidad tenían. Su padre era un dios para los mayores de treinta años, pues todos los demás vinieron cuando la manada ya estaba más formada y con mucho más territorio, después de la muerte de Zen, el alpha tirano, muchos pensaban que la maldición se iría y volverían a un color normal de lobo. Pero no, la diosa luna sabía que había corazones malos en la manada y a pesar de estar castigando a inocentes, quería que esa lección la tuvieran en cuenta durante muchas generaciones. Pero se compadeció con la de Derek, quien esperaba que Alex se diera cuenta de que el no mentía, que sienta su olor como el lo hace con ella, los sentimientos que se revuelven a verla, su rostro y cuerpo incomparables, que sus ojos solo estén puestos en el. Pero aún no era posible, además se tenía que
En el bosque, muy contentos caminaban sin parar, ambos transformados en magníficos lobos el ying y el yang. La hermosa loba blanca, cachorra enamorada del lobo negro quien su divinidad mostraba en cada paso que daba. Blanca se acercó a el para empezar a olerlo, acariciando su cabeza y pecho con la suya para que sus olores se acoplen sin estar marcados. Ambos se miraron fijamente, el ambiente era bueno y muy familiar, pero la loba aún era una cachorra por lo que no se resistió a jugar, lanzándose contra el lobo negro tratando de taquearlo. Pero este con agilidad digna de un lobo con experiencia en las batallas, esquivó gran cuerpo peludo de la loba para salir corriendo a un lugar muy conocido para el. La loba divertida comenzó a perseguirlo, esquivando ramas y todo tipo de cosas que impedían acercarse a el, por unos momentos lo perdió de vista haciendo que aumentará la velocidad para alcanzarlo. El olor de el macho dejaba un ras
Después de una charla amena, Alex y Derek separan sus caminos y se dirigen a sus respectivos cuartos. La razón por la que estas almas no dormían juntos es por que Alex aun no estaba lista para estar en la misma cama que alguien, menos con un chico, y Derek entiende y apoya la idea de ir lo más despacio que ella necesite. Derek sabía que ella aún no sentía el vínculo con él, era normal…necesitaba marcarla para mostrarle que en realidad era el su alma gemela. Alex se dirigió a su cuarto, dando saltos por todo el pasillo feliz del grandioso día que había tenido hoy. Soltando una pequeña risa al recordar la cara sonrojada del lobo al ella responderle el coqueteo. Mientras tanto, el lobo rasgaba en su interior tratando de salir, pero no del control de Derek…si no de felicidad pura, quería aullar y demostrarle al pueblo que su mate le dio una segunda oportunidad que el no derrocharía p
Despertó junto a algo cálido y cómodo ¿Cómo no podía despertarse de buen humor teniendo a alguien junto a ella? Sonrió al ver como el gran brazo de Derek arropando su cintura fuertemente, pero claro cuando se despierta en las mañanas el deber llama. Por lo que, agarrando uno de los dedos de el lobo, corrió su brazo lentamente y sin despertarlo, saliendo de la cama corriendo directo al baño. Aliviada y con necesidad de volver a la cama junto a el, caminó de puntitas y se volvió a meter en la cama, abrazando el cuerpo más grande y escondiendo su cabeza en el pecho del contrario. —Princesa.—Susurró dormido, apretándola contra el—Desearía despertarme así todos los días.—Declaró dándole un delicado beso en su cabeza—Eso sería la gloria. Buenos días. —Buenos días Derek.— Devolvió el saludo tratando de separarse apenada, pero tal y como pred
De alguna manera había convencido a Derek de dejarla ir hacía su antigua manada, claro que a escondidas de los guardias, pues no sabían si aún la seguían buscando. Cuando llegaron a la casa, un mal presentimiento recorrió la columna vertebral de Alex y su instinto se activo, solo iban a buscar lo que quedaba de sus cosas en su antiguo cuarto. Mientras tomaba un bolso grande para poner sus pertenencias, el teléfono de Derek sonó, haciendo que este se disculparse y se alejara unos pasos para atender, Alex por privacidad decidió no escuchar la conversación y dedicarse a guardar su ropa. Los pasos pesados de el alpha llegaron a ella y con la mirada suplicante se acercó. —Princesa lo siento, tengo que ir urgentemente a la manada. Ya sabes, Almir tubo uno
Se preparó para ir a la escuela, tenía planeado ir hacia allá para poder reportar el por qué había faltado tantos meses sin decir nada, a pesar de que estaba segura de que toda la manada sabía de su situación. El sonido de la bocina se escucho retumbar por toda la casa, su corazón dio un latido casi doloroso al recordar las dos simples palabras que le había dicho al hombre frente a la casa. Alex antes de irse repasa su atuendo, un vestido azul de tela suave y oleada de mangas cortas y botones falsos que iban desde el cuello en U hasta su cintura debajo de este tenía una remera manga larga con cuello de tortuga de color blanco amarillento, con calzas negras que cubrían completamente sus piernas junto a sus zapatillas del mismo color. Lista para salir, ató su cabello en una colita baja y salió de su casa no sin antes tomar un vaso de agua como tenía de costumbre. Se quedó impresionada al ver un herm