Cinco meses habían pasado desde que Ivette entró a la vida de los Archibald, cinco meces que habían sido los más felices para su hermana y ella, simplemente era excitante lo bueno que podía ser la vida. Jamás se imaginó salir de aquella tristeza tan pronto, todo el tiempo pensó en que debía sufrir muchísimo antes de ser alguien en la vida y regalarle una verdadera alegría a su hermana, pero aquel chico raro de ojos azules oscuros resultó ser ese ángel por el que le imploraba a Dios todos los días. Freya la ayudó al meterla en una de sus fundaciones, si bien debe seguir trabajando, ahora lo hace solo para ayudar a jóvenes iguales a ella. Los Archibald más que una ayuda fueron una bendición, su hermana está en buenas manos mientras ella va al colegio y se supera.―¿Qué tal el colegio? ―Arthur la miró divertido. ―Es una pesadilla, tal cual lo recordaba. ―Se echó al sofá. ―¿Qué harás cuando entres a la universidad? ―Quiso saber. ―Lo mismo, quejarme de la pesadilla que es. ―Bromeó. ―¿
Un joven de dieciocho años, toca pelotas, fastidioso, divertido, pero sobre todo un galán y un atractivo para las mujeres que tienen buen gusto. Para él no hay problema en cuanto a conquistar mujeres, ser hijo de personas importantes le ayuda mucho y al contrario de sus hermanos, él sí deja en claro cuál es su lugar y posición. Su vida es todo lo que cualquier humano en la tierra desearía, dinero, belleza, buen gusto, una familia amorosa, lujos y demás, pero hay algo que desea más que nada y por alguna razón no lo puede tener. Kimberly, una jovencita inteligente de piel oscura, cabellos rizados y ojos chocolates claros, se acercó a él por lo que es y no por lo que tiene. Al inicio no tuvo problemas, se llevaron bien a pesar de que ambos pertenecen a mundos diferentes, pero sin ni siquiera darse cuenta, se enamoró perdidamente de su mejor amiga, ¿Había lago más tonto que eso? Sí, que no había tenido el valor de confesarse por miedo de dañar la bonita amistad que ambos tienen. Ella e
El día de viajar a los Ángeles había llegado, tanto Ivor como Kim estaban emocionados, además de los otros tres hermanos Archibald. Kim estaba que no cabía de la emoción, todo indicaba que la iba a pasar de principio a fin con Ivor, pero lo que estaba escuchando no le agradaba para nada. —Como se los dije. —Khalil los miró a ambos. —Vicky tiene una estupenda compañía para Kim, Ivor. —Miró a su hermano. —Tú no tienes problemas para encontrar compañía, así que no nos preocupamos por usted, mi Lord, pero sí lo desea, puedo cancelar la compañía de Kim. —Rowena miró a su prima, sabía que no le gustaría, pero ver el gesto de Ivor la asombró demasiado. —Algo me dice que no les ha gustado la idea. —Susurró Rowena, Ivor disimulando como siempre, se puso en pie. —¿De qué hablas? —Los miró con una enorme sonrisa en los labios. —Ahora sé que puedo disfrutar de mujeres sin preocuparme de que Kimberly esté por ahí sola y pérdida...—¡¿Es en serio?! —Se puso en pie y lo miró con disgusto. —¿Acas
El último día del festival había llegado, dos fines de semana largos de pura diversión. Las cosas entre Ivor y Kim no habían sido tan incómodas como lo pensaron, después de todo nada había cambiado en ellos, la relación era la misma, únicamente que ahora sabían que morían uno por el otro.No habían hablado más al respecto, ambos temían a lo que podría pasar, para los demás fue algo estresante verlos actuar como si nada hubiera pasando. Los celos eran evidentes, la posesividad de ambos llegaban a niveles preocupantes y el cómo se miraban lo dejaba todo claro, pero aun así no habían tenido un acercamiento significativo. —¿En serio seguirás con esa cobardía? —Connor se llevó la cerveza a los labios. —Creí que eras un poco más valiente, Ivor... resultante ser un pobre pajarito asustadizo que se dejó ganar por el raro de Arthur. —Se burló en una carcajada. —¡Hey! —Arthur lo miró mal.—¿Enamorado de tu mejor amiga desde siempre y ahora que sabes muere por ti no haces más que evitar lo in
La brisa fría de diciembre azotaba los rostros húmedos por las lágrimas y el cielo gris por la tormenta que amenaza por caer sobre las cabezas de quienes están presente en el funeral de Arthur Grant, no eran rivales para que el acto fúnebre llegara a su fin.Freya Grant, se vio de pie frente al agujero donde reposa el ataúd de su padre, mirándolo y deseando que se abriera y su padre saliera para abrazarla y consolarla como su novio lo estaba haciendo. El sentimiento de miseria domina cada fibra en ella, sus ojos rojos e hinchados no dejan de brotar lágrimas y su dolorido corazón no deja de sangrar con dolor por saber que el hombre que más la amó y cuidó no estará ya más.Las personas la miran con lástima, pues Arthur era el único que protegía a su hija y por su crianza mimada la ha hecho blanco de su madrastra y hermanastra, no es un secreto para nadie que la mujer, ahora viuda de Arthur Grant, no le tenía mucho aprecio a la niña que crio desde que tenía ocho años.―Deberíamos irnos a
―¡No me interesa! ―Gritó de malhumor, haciendo notar que no hará caso a lo que le dicen. ―Yo les pago a ustedes para que me sirvan, así que no lo repetiré. ―Los miró amenazante. ―¡Sáquenme de este maldit0 aeropuerto y llévenme a mi mansión ya mismo! ―Los hombres se miraron entre ellos, pero Archie, el asistente personal de Alastahir intervino.―Es mejor obedecer al señor Archibald. ―Los hombres asintieron. ―Este año no habrá viajes. ―Alastahir no paró de gruñir, sentirse una carga es lo más vergonzoso que puede experimentar.Es un hombre de metro noventa, corpulento, fuerte y aun así deben arrastrarlo en esa condenada silla de ruedas mientras las mujeres lo miran con atención, como si fuera un cachorrito que diera lástima. ¿Cómo sería él capaz de viajar al caribe para pasar navidad? No soportaría estar anclado en esa silla de ruedas mientras otros hombres se llevan la atención de las mujeres. Nadie le prestaría atención por su condición.―No quiero llamadas. ―Miró directamente a Archie
La frustración forma parte de Freya, se encuentra lejos de su hogar y no ha podido conseguir que le den dinero por la joya que se arriesgó a robar. Visita cada casa de empeño que se encuentra y las respuestas son las mismas: “La joya es muy costosa como para que usted sea la dueña” “¡Largo de mi establecimiento, ladrona!” “Llamaré a la policía si no sale de aquí y lleva sus problemas a otra parte.”―Por favor, puede darme lo que tenga. ―Rogó al hombre, su barriga ruge por el hambre, su cabeza duele por el sueño y su cuerpo está a punto de colapsar por el frío.―No puedo, señorita. ―El hombre la miró con pena, deduciendo lo que había hecho para conseguir una joya de ese carácter. ―No es muy común que las personas quieran deshacerse de una joya invaluable como esa por unas miseras libras. ―Freya frunció el ceño, la pieza en su mano en forma de corazón no se ve tan lujosa. Es hermosa, eso no lo puede negar, pero ¿Qué valga tanto? ―Dígame algo, señorita. ―Freya alzó la mirada de la joya pa
―El jefe se va a decepcionar mucho al verla. ―Donald ladeó la sonrisa. ―Lo respeto, pero cuando vea quién fue capaz de entrar a su casa y robarle lucirá como un tonto. ―Gordon evitó reír. ―Venga ya, sabes que es verdad. ―Carcajeó por la mirada de advertencia de su amigo. ―Mírala, se ve tan indefensa, dulce y miserable. ―Gordon miró por el retrovisor, no sabe lo que pasó con la chica, pero sea lo que fuera, ella realmente está sufriendo y mucho.―Señor. ―Archie se acercó a su jefe. ―Gordon ha llamado, vienen de vuelta con la chica. ―Alastahir sintió placer al escuchar esa noticia. ―¿Desea que prepare algo? ―Alastahir negó, lo único que quiere es tener a esa mujer que lo humilló robándole en sus narices aprovechándose que él era incapaz de detenerla.―Haz la llamada, quiero que Bernard esté al tanto, deseo que él personalmente haga pagar a esa mujer. ―Archie asintió y se retiró para llamar al jefe de la policía de la ciudad, sin duda su jefe está muy molesto y no tendrá piedad.Alastahir