―¡No me interesa! ―Gritó de malhumor, haciendo notar que no hará caso a lo que le dicen. ―Yo les pago a ustedes para que me sirvan, así que no lo repetiré. ―Los miró amenazante. ―¡Sáquenme de este maldit0 aeropuerto y llévenme a mi mansión ya mismo! ―Los hombres se miraron entre ellos, pero Archie, el asistente personal de Alastahir intervino.
―Es mejor obedecer al señor Archibald. ―Los hombres asintieron. ―Este año no habrá viajes. ―Alastahir no paró de gruñir, sentirse una carga es lo más vergonzoso que puede experimentar.Es un hombre de metro noventa, corpulento, fuerte y aun así deben arrastrarlo en esa condenada silla de ruedas mientras las mujeres lo miran con atención, como si fuera un cachorrito que diera lástima. ¿Cómo sería él capaz de viajar al caribe para pasar navidad? No soportaría estar anclado en esa silla de ruedas mientras otros hombres se llevan la atención de las mujeres. Nadie le prestaría atención por su condición.―No quiero llamadas. ―Miró directamente a Archie. ―No quiero visita y no quiero a los del personal en mi casa, ¿Lo has entendido? ―Archie se mostró confuso.―Pero señor, ¿Acaso piensa quedarse solo? ―Su pregunta enfureció a Alastahir, saber que nadie lo cree capaz de valerse por sí mismo solamente alimenta su odio y el resentimiento que tiene en contra de todos y de todo.―¿Acaso me crees incapaz de quedarme solo y valerme por mí mismo? ―Archie tragó salivo con dificultad por el tono y aquella mirada gélida que su jefe le dedica.―Perdón señor, yo…―Eres un estúpid0 que consideras dependo siempre de ti. ―La tomó con él como siempre. ―Mi casa está acondicionada para mi maldit4 condición. ―Endureció más el gesto. ―¿Seguirás cuestionando mis órdenes o también debo despedirte por inepto? ―Archie negó inmediatamente.―En cuanto lleguemos a casa, reuniré al personal para explicarle la situación. ―Alastahir desvió la mirada a la ventanilla, es de noche y hace muchísimo frío por la torrencial tormenta que cayó horas antes.―¿Surtiste el minibar? ―Preguntó sin mirarle.―Señor, no creo prudente que se embriague todos los días. ―Dio su opinión a pesar de que eso lo sentenciaría. ―Debería escuchar al doctor y visitar a un psicólogo para que trabaje en esa depresión y…―¡No me interesa lo que digas! ―Vociferó más enojado que antes. ―Te he dicho siempre que tus opiniones no me importan. Estás aquí para callarte, escucharme y obedecer mis órdenes. ―Archie bajó la mirada. ―No confundas las cosas entre nosotros, no somos amigos. ―Sus palabras le dolieron al joven, realmente lo considera su amigo, ha trabajado para él hace más de cinco años. ―¡Maldit4 sea! ―Gruñó por los dolores musculares que no para de darle.―Señor…―No me toques. ―Lo detuvo antes de que pudiera ayudarlo. ―No soy un débil que necesita ayuda siempre que le duele las estúpid4s piernas. ―Lo miró con odi0, depender de los demás es un infierno, nadie debe preocuparse por él porque él puede solo. ―Odi0 esto, ¡Maldit0s dolores! ―Gritó golpeándose las piernas con fuerza, la frustración como siempre lo domina cuando no puede hacer nada.―Hemos llegado. ―Archie decidió informarle. ―¿Está mejor? ¿Le gustaría ir a la clínica?―¿Y para qué quiero yo ver a ese inútil que tengo por doctor? ―Bufó. ―Bájenme de aquí, quiero estar en mi casa solo sin que un montón de inútiles actúen como si no pudiera hacer las cosas yo solo. ―Archie con un gesto de cabeza ordenó a los hombres ayudar a su jefe.Como siempre, ser ayudado a sentarse en la silla, lo puso de un humor insoportable y no paró de ofender a todo el que se le cruzaba por el camino. Detesta depender de los demás, eso siempre lo odiará y no dejará de repetírselo una y otra vez.―Iré a reunir al personal para que se marchen a su casa. ―Archie lo miró por unos segundos, quiere hacerle entender que no debería quedarse solo en casa, pero ¿Cómo podría hacer él eso?―¿Qué me miras? Has lo que dijiste de una buena vez. ―Alastahir fue directo a las escaleras para subirlas en su silla eléctrica.Archie suspiró profundamente, un mes pasó desde que su jefe sufrió ese espantoso accidente y quedó incapacitado. Un mes desde que el hombre se ha vuelto un total ogro, si bien era imponente y era el terror de todos solo por su presencia, ahora es un auténtico monstruo despiadado.―¿Cómo es posible que se quede solo? ―Una de las mucamas miró con asombro a Archie. ―Él no puede cocinarse, ¿Qué sucede si le da calambres, o se cae? ―Archie suspiró, es asombroso como se preocupan por él a pesar de ser como es.―Eso no es de nuestra incumbencia. ―Le aclaró. ―El jefe quiere estar solo y nosotros no tenemos más opción que obedecer, es mejor hacerlo o ya saben cómo se pone. ―La mayoría ni siquiera cuestionó, simplemente tomaron sus caminos para recoger sus cosas y marcharse a sus hogares. Cualquier lugar es mejor que esa lujosa casa llena de silencio y depresión.La mucama esperó a que todos sus compañeros se fueran, Alastahir siempre ha sido su amor prohibido y no piensa dejarlo solo. ¿Quién lo ayudará a ir a la ducha? ¿Quién le ayudará a vestirse? ¿Cómo se alimentará si él ni siquiera sabe cocinar? Ella es incapaz de dejarlo a su suerte.Alastahir bajó nuevamente a planta baja, lo único que desea es emborracharse y olvidar lo miserable y solitaria que se ha vuelto su vida. Todas las personas que lo rodeaban, las mujeres hermosas que morían por estar con él y esos amigos que se suponían lo respetaban se apartaron de él sin más.Ahora entiende lo solo que está y le repugna verse en una silla de ruedas, ni una sola mujer aceptaría estar con él, no por amor, todas se sacrificarían en acostarse con él solo por los lujos y la buena vida que les puede dar, pero ¿Para qué tener una mujer así? De esa es que ha tenido toda la vida y no está dispuesto a ello.―Se… señor. ―Alastahir giró su silla para mirar de frente a la mujer. ―Yo… yo no quiero dejarlo solo. ―Alzó la cabeza para así mirar esos ojos azules intensos. ―Por favor, permítame quedarme con usted. ―La lastima en su mirada, la sonrisa hipócrita y toda ella lo enfureció.―Quiero que te largues de mi casa, ¡Estás despedida! ―La joven quedó estupefacta por su reacción. ―¿Crees que necesito de tu lástima para estar bien? ¡No me interesa tu supuesta preocupación! ―Inició a andar en su dirección. ―Lárgate de aquí y no vuelvas más, ¡Yo soy Alastahir Archibald, el Lord del clan Archibald y no necesito de la lástima de nadie! ―La chica realmente asustada por cómo va hacia ella, salió corriendo de esa casa decidida a no volver más.Freya miró por la ventanilla del auto, muere de hambre, está cansada y triste, no tiene a donde ir y tampoco sabe a dónde la llevan esos hombres. Es de madrugada, se nota que la noche está fría y algo en ella le grita que está en peligro, pero sin importar lo que pasaría, tomó el valor para mirar a la cara a los hombres.―¿A dónde me llevan? ―El conductor la miró por el retrovisor y sintió lástima por la desdicha de esa chica dulce que va en el asiento del pasajero.―No podemos decirle. ―Le respondió al cabo de unos segundos.―Por favor, no me hagan daño. ―Su voz quebrada y esa súplica ablandó el corazón de los hombres. ―Yo no sé qué hacer, no tengo nada, ella se quedó con todo. ―Sollozó. ―Me arrebató mi bolso, miró sus manos vacías. Los hombres cruzaron mirada y decidieron detener el auto.―La señora la envió a asesinar. ―El tipo que va en el asiento del copiloto se giró para mirarla. ―Hemos visto que ha pasado por muchas cosas, la dejaremos aquí. ―Miró, a su alrededor, la verdad es que están en medio de la nada. ―Pero debe prometernos que se ocultará muy bien, ¿De acuerdo? ―Freya asintió una y otra vez.―Juro que jamás me volverán a ver. ―Los hombres le abrieron la puerta.―Huya lejos, corra sin mirar atrás y no vuelva jamás. ―Freya miró a su alrededor, pesarosa y aterrada por lo que le esperaba, pero aun así obedeció, ella corrió sin mirar atrás.No importaba el hombre, el cansancio o el dolor en su pecho, ella corrió hasta que sus pies no dieron más. Por primera vez siente real que está sola, por primera vez en su vida está desprotegida y desesperada.A punto de rendirse, llegó frente a una casa lujosa con las puertas abiertas, ella, en medio de la calle, mira esa puerta y en lo único que puede pensar es en que no tiene dinero para comer, vestir o pagar un alquiler por tan solo un mes.Con el corazón enloquecido en su pecho y la desesperación actuando por ella, decidió caminar hacia el enorme patio de la lujosa casa, no pensó en la posibilidad de que hubiera perros o los propietarios, ella solo pensaba en su necesidad.Al entrar, toda la casa estaba apagada, es como si nadie viviera ahí. El silencio sepulcral la tensó, el ambiente tenebroso le quitó la respiración, pero aun así siguió adentrándose a la casa, al ver las escaleras, subió, las cosas de valor siempre están en las habitaciones.Recorriendo habitación por habitación, finalmente llegó a una enorme y espaciosa, el olor a perfume de los costosos inundó sus fosas nasales. Quizás ya habían entrado a robar y por eso encontró la puerta abierta, pero no perdió las esperanzas, rebuscó en los cajones del gavetero y cuando no vio nada, se metió al enorme closet. Todo ahí era un paraíso, esa mansión es incluso más grande que la de ella.―¿Quién eres tú y que haces en mi casa? ―Freya quien había encontrado una preciosa gema, giró rápidamente al escuchar esa voz grave tras de ella. ―¿Qué haces con eso en la mano? ―Presa del pánico y aprovechando que el hombre está en sillas de ruedas, corrió fuera de la habitación dejando los gritos furiosos del tipo atrás y con ello salió de esa casa. Ahora tiene una joya, podrá sobrevivir unos días y marcharse aún más lejos para que ese hombre no la encuentre.―¡Quiero que vengan aquí ahora! ¡Han robado la joya que ha pertenecido a mi familia desde el año 1700! ―Ordenó a sus hombres. ―¡Esa joya es invaluable!La frustración forma parte de Freya, se encuentra lejos de su hogar y no ha podido conseguir que le den dinero por la joya que se arriesgó a robar. Visita cada casa de empeño que se encuentra y las respuestas son las mismas: “La joya es muy costosa como para que usted sea la dueña” “¡Largo de mi establecimiento, ladrona!” “Llamaré a la policía si no sale de aquí y lleva sus problemas a otra parte.”―Por favor, puede darme lo que tenga. ―Rogó al hombre, su barriga ruge por el hambre, su cabeza duele por el sueño y su cuerpo está a punto de colapsar por el frío.―No puedo, señorita. ―El hombre la miró con pena, deduciendo lo que había hecho para conseguir una joya de ese carácter. ―No es muy común que las personas quieran deshacerse de una joya invaluable como esa por unas miseras libras. ―Freya frunció el ceño, la pieza en su mano en forma de corazón no se ve tan lujosa. Es hermosa, eso no lo puede negar, pero ¿Qué valga tanto? ―Dígame algo, señorita. ―Freya alzó la mirada de la joya pa
―El jefe se va a decepcionar mucho al verla. ―Donald ladeó la sonrisa. ―Lo respeto, pero cuando vea quién fue capaz de entrar a su casa y robarle lucirá como un tonto. ―Gordon evitó reír. ―Venga ya, sabes que es verdad. ―Carcajeó por la mirada de advertencia de su amigo. ―Mírala, se ve tan indefensa, dulce y miserable. ―Gordon miró por el retrovisor, no sabe lo que pasó con la chica, pero sea lo que fuera, ella realmente está sufriendo y mucho.―Señor. ―Archie se acercó a su jefe. ―Gordon ha llamado, vienen de vuelta con la chica. ―Alastahir sintió placer al escuchar esa noticia. ―¿Desea que prepare algo? ―Alastahir negó, lo único que quiere es tener a esa mujer que lo humilló robándole en sus narices aprovechándose que él era incapaz de detenerla.―Haz la llamada, quiero que Bernard esté al tanto, deseo que él personalmente haga pagar a esa mujer. ―Archie asintió y se retiró para llamar al jefe de la policía de la ciudad, sin duda su jefe está muy molesto y no tendrá piedad.Alastahir
―Recógela y cómetela. ―Freya miró al piso, la bandeja está, por un lado, y la comida por el otro. ¿Cuánto tiempo más soportaría la crueldad de esas mujeres? ―¡He dicho que lo levantes y te lo comas! ―La mujer obesa y de mal aliento la tomó por el pelo y la obligó a arrodillarse frente a la comida. ―Oh aún mejor, come directamente del piso como la basura que eres. ―Las lágrimas recorrieron las mejillas de Freya, desde que entró a ese lugar desde hace ya dos semanas, no ha hecho más que recibir maltratos, pasar hombre y ser golpeada al extremo por las demás reas.―No tengo hambre. ―Susurró asqueada, entes de tirarle la comida al piso, la mujer la escupió repetidas veces. ―Por favor, quiero volver a mi celda. ―Todas las reas carcajearon al verla tan inofensiva.―¿Qué sucede? ¿No eras tú la misma que se defendió el primer día? ―Otra de las mujeres se acercó. ―¿Qué pasa, princesa? ¿Te diste cuenta de que aquí no eres más que una empleada para el resto de nosotros? ―Freya miró a las de segur
El corazón de Freya no dejó de golpear su caja torácica, la tensión por ser observada con esa insistencia fue brutal. Cada músculo de su cuerpo parece dolerle, ¿Por qué no le responde? ¿Por qué solo la mira de esa manera que no puede comprender? El brillo en los ojos de Alastahir no le gustaba.―¿Qué te hace pensar que esa oferta todavía está vigente? ―Freya dejó de respirar al instante, ¿Acaso la enviará nuevamente a ese lugar donde la maltratan?―Míreme. ―Le pidió en voz baja. ―¿No cree que ya he pagado mi error? ―Alastahir alzó el mentón, saber que es su culpa que ella esté así no le gusta. ―Ya no puedo más. ―Se dio por vencida. ―Le doy mi pureza, pero por favor… no vuelva a enviarme ahí. ―Cayó de rodillas, llevándose las manos a la cara y soltando todo el llanto que ha estado conteniendo. ―Le suplico que tenga piedad conmigo… por favor. ―Alastahir pasó saliva, ¿Por qué tiene que rogarle tanto? Eso le fascina, pero la manera en la que ella lo hace no es tan divertida como con los de
Mes y medio pasó desde que Freya se le entregó a Alastahir, desde que vive bajo el mismo techo que ese hombre amargado. No la deja salir de casa, la mantiene encerrada y pasándole a cuantas mujeres puede por la cara para después meterse a su habitación y exigirle tener sexo.Si bien no pasa hambre ni frío, se siente atrapada y muy triste por la vida que está llevando. Su esposo la trata como si fuera un mueble más y está bien, después de todo ella está ahí para darle un hijo y para lograr eso debe acostarse con él siempre que así lo desea, pero es duro lo que está pasando.―No estoy de humor. ―Alastahir frunció el ceño, está deseoso de ella y obtendrá lo que quiere. ―Por favor. ―Susurró al escucharlo cerrar la puerta.Alastahir la miró detalladamente, ella está frente a la ventana y la luz la hace ver mucho más hermosa de lo que es. No entiende lo que le pasa, trae mujeres a su antojo, pero ninguna lo hace sentir tan pleno como la niña frente a él.―Quiero hacer el amor. ―Dejó en claro
El silencio es brutal e incómodo para Archie, ver a su jefe mirar fijamente por la ventanilla, ignorando todos los esfuerzos de Freya en iniciar una conversación, le da bastante pena. La chica es dulce, alegre y ocurrente, si no conociera a la perfección a su jefe diría que realmente no le interesa, pero esa manera de actuar no dice más que lo mucho que está sintiendo por ella. ―Cuando lleguemos no quiero que digas una sola palabra. ―Freya lo miró, ya se había dado por vencida. ―Deja que el doctor hable todo lo que quiera y después saldremos de ese lugar, ¿Lo entiendes? ―El ceño fruncido de Freya no le gustó. ―Si entablas conversación con el doctor, si le haces preguntas estúpid4s, si me desobedeces, juro por Dios que te vas a arrepentir. ―Freya miró a Archie, pero no recibió nada a cambio, así que decidió no llevarle la contraria al amargado a su lado. ―Caballeros, hora de ayudar al jefe. ―Gordon y Donald bajaron del auto para ayudar a su jefe a llegar a la silla de ruedas. Una vez
―No quiero ir a terapia. ―La voz gruesa hizo sentir bien a Freya, ese gruñón la tiene loca. ―Tenemos que ir, hoy es la primera cita. ―Abrió los ojos para mirarlo a la cara. ―Me lo prometiste, Ivor. ―Alastahir no sonrió, desde que supo su segundo nombre no deja de llamarlo así. ―Llegaste demasiado tarde para mi gusto, debería castigarte. ―Freya alzó las cejas, no le gusta ni un poco que esté trabajando en un bar. ―Castígame después de que salgamos de la terapia. ―Sonrió divertida. ―Mejor cuando llegue del trabajo, me encanta que me despiertes, así como lo has hecho hoy. ―Alastahir gruñó. ―Debería no dejarte ir a trabajar más nunca. ―Se apartó de ella, antes moría por pasar tiempo con él y ahora solamente piensa en ese maldit0 trabajo. ―Alístate, si no estás abajo en media hora no iré a ningún lado, aunque me ruegues. ―Freya se sentó en la cama y suspiró, odia que él siempre se ponga de malhumor con facilidad. ―Mi Lord. ―Lo llamó una vez estuvo en la silla de ruedas. Alastahir no l
Nuevamente la vida le arrebata todo, un hogar, la seguridad y la calidez de personas con las que se había encariñado. Freya está desbastada, el saber que Alastahir no quiere verla ni en pintura por mas que ella se esfuerce, la destruye. ¿Cómo puede él ser tan cruel después de haber tenido un acercamiento? ¿Cómo es que decidió echarla ahora que se embarazó? Por supuesto él no la deja decir media palabra y no le ha podido contar lo del embarazo. Alastahir sigue enojado con él mismo por no ser capaz de defender y proteger a esa pelirroja que se metió en su corazón de una manera tan profunda y rápida. No puede mirarse al espejo sin sentirse patético e inútil por esa condición en la que está. ¿Acaso merece él que Freya se esfuerce por demostrarle que lo ama sin importar nada? ¿Merece él que Freya se quede escuchando sus gritos y aguantando sus malos tratos como respuesta a su amor por él? Por supuesto no merece nada de eso. ―Señorita, es mejor que no vaya. ―Dianela la miró implorante, le