Angelica Ross.
Me tiro en el sofá de mi salón y respiro profundamente después de otra sesión de vómitos, he echado tanto líquido que me temo que no me queda ni el uno por ciento de agua en el cuerpo.
Mi hermano pidió dos días libres sólo para cuidar de mí, estaba muy molesto porque había ido al hospital sintiéndose mal y no se lo había dicho.
Pero este malestar me sirvió para tener una concepción diferente de Vicente, cuando lo vi todo nervioso y preocupado por mi salud me sentí muy querido y protegido. Me gustaba saber que se preocupaba por mí.
Han pasado cuarenta y ocho horas desde que se fue y ya estoy angustiada y le echo de menos. Echando de menos su olor a madera, su mal humor por las mañanas, sus quejas y órdenes.
Me pasé todo el día cotilleando con mi hermano y comiendo, creo que engordé unos diez kilos en las últimas horas. Pero ahora que Tone necesitaba salir para resolver un problema urgente en el trabajo me di cuenta de que mi angustia no es una cuestión de soledad, quería y necesitaba hablar con él.
Compartí con mi hermano sobre cómo me gustaba la atención y la preocupación de Vicente dirigida a mí, él cuestionó si no estaba confundiendo mis sentimientos, creo que me está empezando a gustar el doctor Cooper y Tone piensa que es sólo admiración.
Desde luego, admiro mucho a Vicente, sus conocimientos, su forma de dirigir, su seguridad y sobre todo su persistencia en seguir haciendo lo que le gusta como médico cuando tiene que ser director general del hospital.
Mi hermano aún tuvo el descaro de decir que mi posible interés por mi jefe podría ser la falta de sexo. Sí, mi jefe es un hombre muy guapo y caliente, tal vez sería una buena opción para perder mi virginidad, pero sé que hay algo más, porque cuando lo miro siento un enorme deseo de acercarme y ocuparme de él.
Mi teléfono móvil empieza a sonar, siento un escalofrío en el estómago y deseo que sea él. Tengo miedo de la frustración que supondría que mi deseo no se cumpliera.
Tomo el teléfono con manos temblorosas y veo su foto en la pantalla, una gran sonrisa de satisfacción aparece en mis labios y mi corazón comienza a latir más rápido.
- Hola - contesto - Si ha llamado para saber sobre el hospital y su equipo ya le puedo decir que no sé absolutamente nada - le advierto, conteniendo la risa.
- Hola, Ángel - dice mi apodo con su voz ronca y sexy - no te he llamado para saber lo del hospital - habla ofendido - he llamado para saber cómo te encuentras.
- Um...
- ¿Y bien? - pregunta.
- ¿Y entonces qué? - Decido jugar un poco con él.
- ¿Cómo te sientes? - dice impaciente, y puedo jurar que pone los ojos en blanco.
- Excepto por la parte en la que saco casi todo el líquido de mi cuerpo, estoy bien -corté los dedos- El dolor de estómago ha desaparecido, las manchas han desaparecido.
- Quería verte - pregunta.
- Ni hablar -digo, mirando mi reflejo en el espejo junto al sofá.
- Vamos Ángel - dice frustrado.
En este poco tiempo de convivencia con Vicente ya me he dado cuenta de que le gusta comunicarse con la gente cara a cara. Le gusta ver las expresiones de la gente para saber si están siendo sinceros. Algunos pueden pensar que es un psicópata por esto, pero yo creo que es toda una cualidad.
Después de mi tiempo de vacilación me doy cuenta de que ha desconectado la llamada y estoy un poco triste por haber hablado con él durante tan poco tiempo, ni siquiera he tenido la oportunidad de saber cómo se siente.
Antes de que pueda aceptarlo, mi teléfono emite un pitido por una videollamada, apago rápidamente la cámara y respondo a la llamada. Entonces aparece en mi pantalla, sentado frente a su portátil en lo que parece una habitación de hotel, sus gafas graduadas le dan un aspecto sexy y encantador mientras mira fijamente mi pantalla negra con impaciencia.
- Angélica, enciende la cámara - pide - quiero verte.
- No vas a examinarme.
- Enciende la cámara o apagaré la mía - dice y yo respiro hondo, no quiero que apague la suya.
Resoplo con frustración y corro hacia el espejo, me deshago la coleta y me hago una más apretada ordenando los mechones sueltos, me doy una palmadita en la cara y sigo sin poder deshacerme de mi cara acabada. Me siento en el sofá, enciendo la cámara e intento disimular mi cara de asco con una sonrisa.
- ¿Cómo está tu presión arterial? ¿Su temperatura? - pregunta mientras teclea algo en su ordenador.
- Están bien - contesto poniendo los ojos en blanco - Y sí, tomé todas esas drogas lícitas.
- Eso es bueno.
- ¿Va todo bien en el viaje? - Empiezo a hablar.
- Ya casi estoy terminando la negociación - dice - Pronto el hospital tendrá un nuevo director general - dice y me alegra que confíe en mí para contar estas cosas - Mi hermana aún tardará en graduarse, quiere hacer un postgrado en el extranjero, así que invité a una amiga de la infancia para que se encargue de esta responsabilidad mientras ella no esté lista.
- ¿Se puede confiar en él?
- Sí, nuestros padres están muy unidos - dice con una simple sonrisa - Este doble viaje puede terminar conmigo, Murilo es un hombre en el que mi familia confía plenamente.
- No sabía que tenía amigos, doctor.
- Debo decir que es mi único amigo - dice encogiéndose de hombros - A pesar de la distancia.
- Me alegro de que puedas dedicarte a una sola cosa -comento.
- Pero no será tan pronto, Murilo aún necesitará un tiempo para planear la mudanza, si es que acepta obviamente - dice y respira profundamente.
- ¿Cómo estás? ¿Es bueno el hotel? ¿Estás comiendo bien? - Pregunto interesado y él levanta los ojos de lo que estaba tecleando, me mira y sonríe.
- Estoy terminando de revisar un documento - dice - ya he comido y dormido un poco, saldré en un rato.
- Míralo, no sabía que tuviera vida social, doctor", bromeo.
- Divertido - pone los ojos en blanco - he terminado - dice cerrando el cuaderno - necesito apagar la cámara unos instantes para cambiarme de ropa - dice tocando la pantalla del móvil pero algo falla y la cámara sigue encendida.
Cuando estaba a punto de decir que la cámara seguía encendida, empezó a desabrochar los botones de su blusa social blanca, y esa escena tan sexy me hizo olvidar hasta mi nombre. Cuando vi su pecho, definido, lleno de brotes, jadeé.
- ¿Sigues mareándote? - pregunta de espaldas a mí y se quita los pantalones, dejándose sólo los calzoncillos blancos, y en ese momento el blanco se convirtió en mi color favorito.
- Hum ron - digo sin apartar la vista de su cuerpo.
- ¿Tienes náuseas? - pregunta en voz alta y preocupada: - Toma la medicina que te he recetado.
- No tengo náuseas.
Comenzó a estirarse, su espalda era sexy, sus hombros anchos y su cintura un poco delgada, sus músculos bien diseñados, me contoneo un poco con la almohada que estaba a mi lado.
- ¿Por qué has guardado silencio de repente? - Pregunto.
- Nada, me estoy estirando.
- Demasiadas horas sentado en una reunión, ¿verdad? - Hablo sin apartar la vista de su ancha espalda - Debes estar cansado.
- Un poco - confiesa y comienza a estirarse en la pared, mi mano comienza a sonar fría y agradezco al padre en el cielo por el gran trabajo realizado en este hombre.
Comienza a vestirse de nuevo y me entristece no tener más la vista de ese monumento, se pone unos vaqueros negros y una blusa azul marino de cuello polo. Se pone los zapatos, se dirige a su maleta y se rocía un poco de perfume y se pasa las manos por el pelo liso. Podría pasar horas viendo cómo se estira y se viste.
- ¿Cómo es el hospital? - pregunto cuando veo que se acerca a la pantalla del móvil.
- Todo está bajo control, incluso cuando se trata del hospital.
Toca la pantalla del móvil sólo que esta vez apaga la cámara y no se da cuenta.
- Has vuelto a apagar la cámara, Vince - le advierto y él vuelve a encender la cámara y yo sonrío satisfecho de que no se haya dado cuenta de nada.
- ¿Estás solo?
- Ahora sí, mi hermano tuvo que salir a resolver un problema en el trabajo.
- No puedes quedarte sola mucho tiempo, las drogas que tomaste son muy fuertes - advierte y comienza a caminar por lo que parece ser el pasillo del hotel - Puedes tener vértigo.
- Estoy bien - digo con calma - no hay que preocuparse.
- ¿Qué has comido hoy?
- Tantas cosas - respondo impaciente - pero puedes estar seguro de que no me he excedido en nada.
Mentiroso - grita mi conciencia.
- Eso espero - dice con firmeza, mirándome profundamente con ese par de ojos verdes hipnotizantes - Tengo que colgar ahora, estoy llegando al aparcamiento del hotel.
- Llego al aparcamiento del hotel.
- Mañana por la tarde debería estar en casa - se explica y me gusta esta interacción - Si quieres puedo pasar a ver cómo estás.
- Estoy bien, no es necesario. Adiós Vince, diviértete.
Cuelgo antes de escuchar su respuesta y decido ver un programa en N*****x.
Cuando ya iba por el quinto episodio suena mi teléfono, era Vicente de nuevo. Respondo con entusiasmo, pero mi sonrisa muere cuando veo una escena que me revuelve el estómago.
Angelica Ross.Apago rápidamente mi cámara y miro fijamente a la mujer rubia de ojos castaños frente a la cámara del móvil de Vicente. Corro al baño con la mano sobre la boca y tiro toda la merienda cuando la veo sólo con ropa interior e imagino lo que está a punto de suceder en esa habitación.Tras una sesión más de descarga, me levanto del frío suelo y me cepillo los dientes, sintiendo que me arde la garganta vuelvo al sofá y me siento frente a la escena que se desarrolla en la pantalla de mi móvil.- ¿Qué haces jugando con mi teléfono? - Oigo su voz gruesa - No toques mis cosas, eres demasiado curiosa - la regaña.- Sólo quería comprobar la hora.- ¿Tienes una cita? - pregunta impaciente.- Mi única cita de esta noche es sentarme en tu p.a.u. -dice tratando de ser sexy, lo que me provoca otra oleada de náuseas, pero esta vez puedo controlarlas.Deja su teléfono móvil frente a la cama, posiblemente apoyado en algo, puedo identificar la habitación del hotel en la que se aloja.Está t
Vicente Cooper.Llegué de mi viaje ayer a última hora de la tarde y me acosté muy temprano por el cansancio de las horas en el avión. Ella fue humilde y reconoció su error, se disculpó, yo también me disculpé por la forma grosera en que la traté y todo quedó aclarado.Con estos sucesos terminé por no llamar a mis padres y me dijeron unas cuantas cosas buenas esta mañana cuando vinieron a visitarme y a dejar a Toreto, mi perro San Bernardo que cuidan, porque en su mansión hay espacio para que mi amigo de cuatro patas corra y se divierta.Después de una sesión de sculacho me cobraron una visita, y me citaron para que me llevara a Toreto, alegando que soy un padre desnaturalizado, mira, yo padre de un perro, era justo lo que necesitaba.Termino de preparar mi almuerzo y echo de menos a mi perro, todo está demasiado tranquilo y él es demasiado grande y eléctrico para quedarse en este silencio. Cuando llego a mi habitación del ático oigo un fuerte grito de mujer, miro la puerta y está entr
Vicente Cooper.- Qué oscuridad, voy a abrir la puerta de tu balcón -dice Angélica en cuanto entramos en mi piso, no hay tiempo de avisar porque cuando iba a abrir la boca abre las puertas del balcón y suelta a Toreto, que corre hacia ella queriendo jugar, pero corre y se esconde detrás de mí.- ¡Toreto, para! - Pido en serio - ¿Qué has visto en Ángel? - Pregunto aún sabiendo que no puede responderme - No es amable conmigo y te llamó buey, ten dignidad.Angélica se ríe a carcajadas mientras yo intento evitar que mi perro me babosee toda la cara. Levanto la vista hacia su cara roja y la perfecta sonrisa de sus labios en forma de corazón me deja desconcertada durante unos segundos. Intento a toda costa huir de este sentimiento que empieza a surgir, pero la verdad es que estoy completamente encantado con esta mujer y esto no debería estar pasando, porque no podría soportar otra decepción.Mi ex mujer me marcó de forma negativa, no necesito otra relación, no puedo permitir que caiga el mu
Vicente Cooper.- ¿Por qué no quieres ir? - Pregunto con tristeza.- No quiero molestarte.- Pero no te molestes, te estoy invitando, ven, será agradable.- No sé si debería.- Por favor, Ángel - te lo ruego y no sé de dónde viene esta necesidad de tenerte siempre a mi lado.- De acuerdo -acepta y yo respiro aliviada-, me voy a casa y me cambio rápido.La acompaño a su piso y me siento en el sofá a esperarla. Al cabo de unos instantes la veo volver del pasillo de la habitación, con un largo vestido floreado que enmarcaba todas sus curvas y tenía una discreta abertura en la pierna derecha. Llevaba un maquillaje discreto y el pelo suelto. Su dulce olor llenó todo el ambiente cuando llegó.- ¿Qué pasa? - se detiene frente a mí y se gira, mis ojos recorren su cuerpo - ¿Estoy presentable para conocer a tu familia?- Estás preciosa, Ángel - hablo con sinceridad y ella se sonroja - Déjame presentarte formalmente a mi amigo de cuatro patas.- Creo que esta ya me la sé", dice, mirando fijament
Vicente Cooper.- ¿Cómo se conocieron? - mi madre repite la pregunta.- Trabajo para él - contesta Ángel - Acabo de licenciarme y he tenido la suerte de tener la oportunidad de trabajar con su hijo, en serio es genial y estoy muy contenta - dice con un brillo en los ojos - Es la última vez que me oyes decir esto - dice mirándome directamente - Si no pensará que es demasiado.- Todavía puedo aumentar sus turnos - le advierto.- No sabe jugar, Mari - le dice a mi madre - Soy tu mejor amiga, no puedes amenazarme.- ¿Mejor amiga? - mi padre arquea una ceja - ¿Mejores amigos? - confirma con la cabeza - Creía que estaban saliendo, enrollándose.- ¿Te gusta, papá? - mi hermana pregunta - ¿Ahora eres tan liberal?- No contigo, mi princesita - bromea.- ¿Sólo porque soy una mujer? Esto es un abuso de autoridad - se queja.Escucho la pequeña discusión sin prestar mucha atención, mis ojos están atrapados en los majestuosos movimientos de mi vecino. Cómo encaja en ese entorno, conmigo, con mi fam
Vicente Cooper.Desde la esquina de la habitación, cerca de la ventana, observo a Angélica muy cerca de mi familia, que de alguna manera me conmueve. Está consiguiendo llegar a un lugar que tengo encerrado, mi corazón.Oigo las risas de todo el mundo, ella lo hace, lleva la risa y la alegría a todos los que la rodean, veo en el hospital cómo cautivó a nuestros colegas muy rápidamente, cómo se empeñan en estar siempre cerca de ella y debo confesar que yo también lo hago.- Es una chica muy especial -habla mi padre deteniéndose a mi lado y mirando a las mujeres sentadas en el sofá.- Sí, lo es -confirmo tratando de sonar indiferente.- Cuando llegasteis creí que erais pareja -le miro sin entender- Nunca trajisteis a una mujer a la casa después de la que no necesita ser nombrada -habla con una mueca- Miras a esta chica con cariño, con admiración, con pasión.- La edad le llega a todo el mundo -comento, negando con la cabeza-, creo que te estás haciendo viejo.- No la dejes escapar - pide
- Sí -suspiro cansado- Estoy bien -miento.En realidad, soy terrible, me quitas el piso, me haces desear algo que juré no volver a tener, me está matando. Por no hablar de los insultos que escuchaba de mi ex que volvían para atormentarme.- ¿Hombre o mujer? - pregunta suavemente señalando el esqueleto de la esquina sacándome de mis pensamientos.- Género no identificado - me encojo de hombros y ella sonríe.- Quienquiera que sea murió y olvidó el anillo - mira el anillo de oro pegado al hueso del dedo de su mano.- Hay cosas que ni siquiera los organismos unicelulares que no tienen un núcleo definido ni orgánulos membranosos pueden destruir.- Podrías haber dicho sólo bacterias -me mira con las cejas arqueadas- De verdad, eres muy friki.- Y tu jefe - le recuerdo y me muestra su lengua en señal de desafío - Esto es para ti - muestro una pila de libros sobre la mesa - Te ayudarán con tu artículo.- Eres genial - comenta sonriendo - No sé cómo agradecértelo - se queda mirando los libros
Angélica Ross.Vicente no ha estado en el hospital durante tres días, comencé a preocuparme, pero él es el director general, es dueño de todo, es posible que solo se haya tomado unos días libres. Me duele saber que no tenemos nada hasta el punto en que menciona que se tomará unos días libres.Le envié numerosos mensajes, llamé varias veces y no respondió. Incluso pensé que me estaba evitando, y aun con ese pensamiento decidí llamar a Hanna para saber de él y ella dijo que ella tampoco ha hablado con él en estos días. Estaba muy preocupada, fui a su universidad y conseguí la llave de su apartamento. Comprobé con el portero si estaba en casa.Abro la puerta del apartamento y no hay ni rastro de él.¿Y si él está con alguna mujer? Mi corazón se marchita ante el pensamiento.No escucho ningún ruido así que continúo mi expedición por la casa, llego a la puerta de su cuarto que está entreabierta, entro y lo encuentro acostado en la cama todo acurrucado, su rostro todo mojado de sudor.- ¡¿V