- Sí -suspiro cansado- Estoy bien -miento.En realidad, soy terrible, me quitas el piso, me haces desear algo que juré no volver a tener, me está matando. Por no hablar de los insultos que escuchaba de mi ex que volvían para atormentarme.- ¿Hombre o mujer? - pregunta suavemente señalando el esqueleto de la esquina sacándome de mis pensamientos.- Género no identificado - me encojo de hombros y ella sonríe.- Quienquiera que sea murió y olvidó el anillo - mira el anillo de oro pegado al hueso del dedo de su mano.- Hay cosas que ni siquiera los organismos unicelulares que no tienen un núcleo definido ni orgánulos membranosos pueden destruir.- Podrías haber dicho sólo bacterias -me mira con las cejas arqueadas- De verdad, eres muy friki.- Y tu jefe - le recuerdo y me muestra su lengua en señal de desafío - Esto es para ti - muestro una pila de libros sobre la mesa - Te ayudarán con tu artículo.- Eres genial - comenta sonriendo - No sé cómo agradecértelo - se queda mirando los libros
Angélica Ross.Vicente no ha estado en el hospital durante tres días, comencé a preocuparme, pero él es el director general, es dueño de todo, es posible que solo se haya tomado unos días libres. Me duele saber que no tenemos nada hasta el punto en que menciona que se tomará unos días libres.Le envié numerosos mensajes, llamé varias veces y no respondió. Incluso pensé que me estaba evitando, y aun con ese pensamiento decidí llamar a Hanna para saber de él y ella dijo que ella tampoco ha hablado con él en estos días. Estaba muy preocupada, fui a su universidad y conseguí la llave de su apartamento. Comprobé con el portero si estaba en casa.Abro la puerta del apartamento y no hay ni rastro de él.¿Y si él está con alguna mujer? Mi corazón se marchita ante el pensamiento.No escucho ningún ruido así que continúo mi expedición por la casa, llego a la puerta de su cuarto que está entreabierta, entro y lo encuentro acostado en la cama todo acurrucado, su rostro todo mojado de sudor.- ¡¿V
Vicente Cooper.Cuando el sol invade la habitación por la mañana y me despierta con su luz brillante golpeando mis ojos, me despierto sintiendo que me duele todo el cuerpo. Respiro hondo y miro al techo sintiendo que me escocen los ojos, me doy la vuelta en la cama y siento que corrí el maratón de São Silvestre.En el lado de la cama en que estoy, empiezo a olerla y una paz en mi corazón me invade, ojalá tuviera el privilegio de despertar junto a ella al menos una vez, sé cuánto está surgiendo este sentimiento. en relación a ella me puede hacer daño, pero no tengo control. Fue muy difícil dormir al lado de esta diosa Afrodita y al no poder tocarla, fue una dura lucha resistir la tentación de abrazar su cálido cuerpo.Me siento en la cama, espero unos segundos para no levantarme y marearme. Me levanto lentamente y camino hacia el baño, necesitando hacer mi higiene matutina para sentirme como una persona otra vez.Me miro en el espejo y me siento horrible, mi cara está demacrada, a pesa
Vicente Cooper.- ¿Por qué? - Controlo mi tono de voz - ¿Qué le pasa? ¿Encontraste algo sobre ella en la casa?Hago varias preguntas nerviosa.- No revise sus cosas, doctor - exclama ofendida - Es que ella como que le turbó el sueño anoche.- No recuerdo nada - respondo con sinceridad.- Fue una noche muy turbulenta, estaba muy preocupada, casi te llevo al hospital. Pero te di una medicina más fuerte.- Ya estoy mucho mejor, gracias por estar aquí - le agradezco y acaricio su mejilla sonrosada.- ¿Quién es ella?- Preferiría no hablar de eso ahora - suplico.- Está bien – acepta respetando mi espacio.- Ahora me toca a mí hacerte una pregunta, estoy un poco avergonzado, pero necesito saberlo - tomo tu barbilla y mantengo tu mirada en la mía - Dime ángel, ¿te hice algo anoche?-Por supuesto que no - responde rápidamente y mira hacia otro lado.¡Mierda! - Sucedió algo.- Ángel - lo llamo - Mírame a los ojos y responde, ¿te toqué? - me mira decidiendo si hablar o no - Por favor dímelo –
Angélica Ross.Salgo del departamento de Vicente a toda prisa y enojada, doy un portazo y luego entro a mi propio departamento. Camino rápidamente a través de la sala de estar y me dirijo por el pasillo a mi habitación.Abro la puerta y me tiro en la cama, resoplando de frustración y mirando el techo de la habitación con el corazón acelerado. Mi cabeza está hirviendo y por más que me repito que lo de anoche no significó nada, solo cierro los ojos y la imagen de tu cuerpo desnudo invade mi memoria.Siento un calor dentro de mí solo de recordar ese cuerpo que mentalicé sin mucho esfuerzo. El pecho moteado, el vientre firme lleno de capullos, los muslos definidos, los brazos fuertes acariciando su miembro grande y venoso, la gran cabeza rosada parecía un enorme hongo que me hacía salivar.Traté de pensar sólo en decir palabras de consuelo a quienes saben cómo aliviar su pesadilla y hacerle pasar una noche tranquila, pero ¿cómo no admirar el cuerpo del hombre que más me atrajo en esta vid
Angélica Ross.Pasé el resto de la mañana en la cama, solo cuando mi estómago rugía por el hambre me levanté y fui a la cocina a preparar el almuerzo. Un rato después aparece mi hermano en la cocina.- Hola hermanita, pensé que te mudarías a la casa de nuestro vecino caliente para siempre - se burla - Todavía no puedo creer que tu jefe caliente sea nuestro vecino y todavía no me he topado con él.- ¿Ya no funciona? - cuestiono y saco la lasaña del horno.- Yo no soy un esclavo - bromea y se sienta - Este olor es maravilloso - elogia - Me retiré más temprano hoy, voy a disfrutar y ponerme al día con mi serie favorita.- Agradable.- ¿Qué pasó, hermanita? - pregunta preocupado luego de que sirvo su plato y me siento a su lado.-Algo pasó anoche - comento y coloco una generosa pieza en mi plato.- Cuéntamelo todo y no ocultes los detalles - pide con curiosidad.Le cuento todo lo que pasó la noche anterior, hasta el último detalle. La primera reacción de mi hermano fue estallar en una fue
Vicente Cooper.Por fin me recuperé de ese maldito virus que se ha apoderado de mí los últimos días, apenas entro a mi habitación de hospital aparece mi secretaria advirtiéndome de un viaje que tenía programado para esta noche.Por lo menos dos veces al año viajo para hacer algún trabajo de voluntariado, este viaje estaba programado desde hace meses y me olvidé por completo. El destino de este año es el Amazonas, he tenido la oportunidad de visitar ese estado y ahora vuelvo para ayudar a los necesitados.- Émile - Llamo a mi secretaria por la extensión y ella aparece en la puerta de la oficina rápidamente - Compra un boleto para la Doctora Angélica y reserva una habitación también.- Sí, señor - ella se da la vuelta y va a tomar mi pedido.Decido ir a hablar con Angélica y regresar a casa, necesito hacer las maletas y prepararme para este viaje lleno de paradas, de Salvador a Parintins hay un largo camino.Camino por los pasillos en busca de esa loca que juega demasiado con mis sentim
Vicente Cooper.Cuando salí de la habitación en la que me alojaba cargando mi maleta, me encontré cara a cara con Angélica que llevaba un vestido que dejaba ver todas sus curvas y un tacón puntiagudo de color rosa.¿Cuántos pares de tacones trajo ? - pienso y sonrío apreciando lo vanidosa y femenina que es.Nos montamos en el coche que alquilé para desplazarnos mientras estábamos en el pueblo, el corto trayecto se hizo en total silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos.Aún en el poco tiempo que nos conocemos, esta mujer ya comenzó a transformar mi vida, quiero creer que ya no puedo involucrarme sentimentalmente con nadie, pero ella vino a demostrarme que estoy equivocado. Lo que estoy empezando a sentir por Angélica es muy diferente a lo que sentía por mi ex esposa. Ángel me trae paz, tranquilidad, me arrebata el corazón. Me hace como un niño que descubre su primer amor y tal vez eso es todo. Angélica es mi primer amor, pero mi terquedad no me deja aprovechar esta oportu