Narra David De MaríaEstando con mi hermosa Alondra en casa, me sentía ya, más tranquilo, demasiado tranquilo, necesitaba que ella se relajara un poco y lo logré consintiéndola mucho. La bajé en mis brazos al comedor, para que comiéramos los tres juntos, mi madre me puso la pomada, tal como lo había dicho y a mí de nada me iba a servir, estar enojado con ella y además a mi hermosa Alondra, no le hacía nada bien estar presenciando a cada rato, más y más altercados entre mi madre y yo.–Gracias por la comida Carmen, ha estado deliciosa, como siempre – Le dijo Alondra – Te ayudaré a lavar los trastes y a recoger la cocina.–No, hija – Respondió mi madre – David y tú deben ponerse a hacer los deberes y tú debes estar descansando. Suban a su recámara, se ponen cómodos y a lo suyo porque más tarde, vendrá Cesar a darnos tu diagnostico y a darte un tratamiento.–De ninguna manera tú vas a recoger la cocina, madre – Le dije de una vez – Te ayudo yo, luego subimos con Alondra a hacer lo del Te
Narra David De MaríaMi chica era brillante y la amaba por eso, aunque no me explicaba, ella cómo sabía las secciones del libro, que citó en las notas, si aún no cursaba esa materia.–David, veo que te sirvieron las notas, mi güero hermoso – Alondra me besó tiernamente y estaba más bella que nunca – Te amo, te dejo terminar tu práctica.Ella era increíble, cómo me había salvado en tan poco tiempo, porque ni siquiera había revisado a profundidad, de qué se trataba la práctica que yo estaba realizando.–Gracias, no sé de dónde se te ocurrió esto, pero gracias, mi muñequita – La besé tiernamente – Me has salvado la práctica y también la vida.Alondra, tenía una memoria de retención extraordinaria y también una conexión, que en cuanto miraba algún texto ya tenía la solución en su mente y te la hacía saber, sin tantos enredos porque era directa y va al punto de inmediato.–Me da mucho gusto, el haberte podido ayudar mi amor – Ella sonreía – No pierdas el enfoque, ahora que lo tienes, tiene
Narra Alondra FerreyraDavid y yo, nos dimos un beso rápido y bajamos con Carmen a la sala, para esperar al doctor César. Yo agradecía dentro de mí, que el accediera a venir a casa de Carmen a decirnos lo que yo tenía y que no nos hiciera de nuevo, ir al hospital pues yo odiaba esos lugares y si había esa opción, mejor que viniera él acá. Carmen estaba preparando un servicio de té y galletas en la cocina, solo para tenerlo listo para cuando llegara el doctor; David, se levantó a ayudarla y yo, estaba un poco nerviosa, pensaba dentro de mí, tener algo muy malo y quería olvidar ese pensamiento tan negativo y nocivo para mí, debía pensar que nada malo me estaba pasando.–Alondra hija, debes de calmarte – Me dijo Carmen – No tienes nada malo, te veo ya mucho mejor. Todo estará bien, te lo prometo.–Sí, mi princesa – David se sentó a mi lado y me abrazó – Estarás bien, no tienes nada malo. Eres joven y debe ser solo algo leve.–Gracias a ambos – Dije apenada – Sé que piensan que, soy una
Narra Alondra FerreyraCarmen y David se hicieron un té y el doctor, me acompañaba con un café también, tomamos galletas cada uno en un platito, de los que llevó Carmen y el doctor, después de mirarnos a todos, se dispuso al fin a hablar.–Bien chicos, Carmen. Les tengo muy buenas noticias – Dijo el doctor con una sonrisa – Para que no hagan suposiciones malas. Alondra tiene varias cosas que, encontramos en los estudios, pero afortunadamente, ninguna es de cuidado.–Gracias, César – Dijo Carmen – Por favor, ¿Nos puedes explicar?–Claro que sí – El doctor continuó hablando – Alondra está descompensada, tiene una deshidratación de primer grado, que necesita atención inmediata. Eso me indica un posible motivo de los desmayos, el cuerpo al no tener el agua suficiente, el cerebro lo padece y por eso se apaga, para proteger al cuerpo de sufrir un daño mayor.Era una buena noticia, pero eso de la descompensación era a tratar con agujas y yo ya estaba cansada que me estuvieran picando a cada
Narra David De MaríaLuego que el doctor César nos diera el diagnóstico de Alondra, ambos estábamos muy felices y muy ilusionados, teníamos muchas ganas de ir a España y los días que siguieron, se nos pasaron muy rápido y todo se acomodó perfectamente, para que pudiéramos hacer nuestro viaje soñado, sin ningún problema, todo estaba dándose de manera ordenada. Yo iba a pasar contra todo pronóstico, todas mis materias y Alondra, gracias a mi madre, logró resolver lo de su examen, así que ya sin que nada lo impidiera, el lunes que salimos del Tec, Alondra y yo nos fuimos a sacar su pasaporte, porque era lo único que nos hacía falta, para tener todo lo más listo posible.–David, esto es un mal augurio – Dijo mi princesa – Esta cerrada, la oficina de relaciones exteriores.Alondra, no se percataba del alcance que teníamos en la ciudad, conocíamos a mucha gente y nos podían hacer el favor de movernos en diferentes ámbitos y esto de lo del pasaporte lo íbamos a sacar también.–Sí mi princes
Narra David De María–Yo amo a David y pienso lo mismo, pero gracias Raquel, por decirnos tu pensar, tu sentir y por aconsejarnos. No todas las personas se atreven a hablar con tal sinceridad, como lo has hecho tú – Dijo mi novia.–Por nada, eso sería todo – Nos dijo Raquel – Ya solamente mañana, pasan conmigo, igual cuando salgan de sus clases, para que venga Alondra a firmar su pasaporte y se lo puedan llevar.–Muchas gracias Raquel – Dijimos ambos – Salúdanos a Fina, por favor.–Gracias, de su parte, chicos. Nos vemos mañana.Raquel, nos acompañó hasta salir de la oficina y después de eso, Alondra y yo nos fuimos caminando tomados de la mano hasta subir al auto, nos morimos de risa, al encontrarnos ahí solos, más que nada, porque mi madre buena nos la había hecho, diciendo que nos íbamos a casar, solo para que nos dieran el pasaporte, no sabía de esas mañas, de la mujer que me trajo al mundo.–Ahora sí se ha pasado, Carmen – Dijo mi novia – Mira que, decir eso que vamos a casarnos
Narra Alondra FerreyraDavid se encaminó a nuestro departamento, no podíamos llegar así con Carmen cómo estábamos, porque no estaba bien, no podíamos llegar y decirle lo que había pasado y lo que yo había hecho, sin antes dar con una solución. Entramos al estacionamiento y cuando David me abrió la puerta para que bajara, yo me deshice en sus brazos en llanto. De mis ojos brotaban cientos y miles de lágrimas.-David, mi amor. Tengo mucho miedo, me doy miedo yo misma - Dije desconsolada - Mira lo que hice a Petra, adiós a todo.La rabia me había ganado, después de haber recibido tantos golpes de ella, ahora había sido yo, la que levantaba la mano en su contra, no me pude detener, no estaba en mis cabales, la ira me llenó el corazón, pues sus amenazas ya me tenían harta.-No mi amor, cálmate mi princesa. Vamos a nuestro piso, ven - Me tomó en sus brazos y subimos abrazados a nuestro departamento - Tienes que estar tranquila, para que le puedas decir, a ese abogado que nos ayude.-Sí mi a
Narra Alondra FerreyraCuando me calmé un poco, volví a la llamada con Axel. No lo podía dejar en espera por siempre.-Axel, te pasaré la dirección de dónde estoy viviendo ¿Tienes donde anotar? - Le pregunté - Para que vengas ahora, por favor.-Claro que sí, cariño - Respondió tranquilamente - Pásamela y en unos momentos, ya salgo para allá.Le pasé la dirección y él tomaba nota, yo temblaba de los nervios y David lo notó, pero estaba enojado conmigo. El odiaba que Axel y yo estuviéramos cerca y yo, no entendía por qué, si éramos amigos y él siempre estaba para mí. No entendía a mi chico que, sabiendo cómo era mi vida y que yo estaba maldita por no sé quién, en lugar de alegrarse porque alguien quisiera ayudarme y ver por mí, se alteraba y se ponía a la defensiva.-Listo cariño - Me dijo Axel - Salgo ahora mismo, para allá y descuida que no pasara nada. Te lo prometo, tienes mi palabra.Esa era la clase de reacción que siempre había necesitado de mi propio padre, alguien que estuviera