Capítulo 237. De tal palo tal astillaNarra, David De María RamírezSabadelle estaba pálido y ahora no sabía ni cómo le iba a decir las cosas a Paloma y siendo sincero era mejor que él lo hiciera, porque yo sabía que si Paloma me veía, ella iba a arremeter en mi contra. Con todo lo que pasó, mi colega no quiso ni que fuéramos a la fiesta y cuando Paloma volvió al piso, él le dio las malas noticias, eso había sido lo que ella consiguió.–Sabadelle, De María, se pasan – Se quejó Paloma – Buena me la hicieron, estuve esperándolos como tonta en la fiesta y nada de ustedes y ni Nicky me contactó, seguramente se arrepintió de venir para no ver a cierta persona.–Por eso te avisé que vinieras de vuelta al piso – Sabadelle se llevó las manos a la cabeza – No sé ni cómo decirte esto, Paloma, tampoco sé como lo vas a tomar.De la peor manera lo iba a tomar, ella había sido la culpable de que entre Nicky y yo hubiera habido otro encuentro y ahora me iba a echar la culpa a mí, si ella no la invit
Capítulo 238. Una visita repentinaNarra, David De María RamírezPaloma se retiró del piso y estaba muy enojada, yo no la podía culpar del todo, aunque sí tuvo gran parte de culpa. Yo no podía ver a Nicky después de lo que pasó en México, menos porque gracias a ella y a sus idioteces perdí a un buen amigo como lo era Ismael. Estaba harto de ella, no me arrepiento de cuanto le hice y mejor que no me tentaran a ir al hospital a rematarla. Mi colega se había enojado también por lo que dijo Paloma y en ese momento tocaron la puerta del piso, de seguro era Paloma que venía a seguir con el pleito.–David, Sabadelle, abran – Era Jovana – Sé que están aquí, me encontré con Paloma cuando salió y me lo ha contado todo.–Genial, debemos hacer un foro de debate sobre las golpizas de mi colega – Dijo Sabadelle y le abrió a Jovana – Adelante, pasa.Sabadelle salía con su humor negro, esperaba que Jovana no me viniera a reclamar por algo de lo que no sabe. Si Nicky había caído en mis manos, ella mis
Capítulo 239. Ella finge siempreNarra, Alondra Ferreyra, PérezJorge y yo nos fuimos a tomar unas bebidas y a conocer un poco de la vida nocturna de Santiago de Chile, ahí en uno de los bares a los que entramos nos llevaron una botana de fruta y estaba demasiado buena. Jorge me miraba muy tranquilo y en momentos, le daban ataques de risa de solo acordarse de lo que yo acababa de hacer con Ana Laura, contagiándome a mí la risa porque si Víctor nos viera que su esposa ha sido el hazmerreír toda la salida, ya quisiera ver si nos iba a aguantar a ambos.–Jorge, ya deja de reírte, lo digo en serio – Lo miré divertida – La verdad, si ha sido una gran hazaña mía el darle a esa su merecido, pero a lo mejor más tarde ya no tengo ni dónde quedarme a dormir.Lo más probable es que Ana Laura le pida a Víctor que ya no me deje entrar en su casa, pues allá él sí le hace caso a su esposa, bien sabe que ella es una manipuladora y dramática. Y la que había comenzado todo, estaba muy tranquila y por s
Capítulo 240. NoqueadaNarra, Alondra Ferreyra PérezJorge se puso a revisar a Ana Laura y Víctor permaneció ahí al pie del cañón con lo de su esposa. Yo me sentía mal por él con todo esto, porque él es un buen chavo y no se merecía a esa mujer como esposa, pero en fin él la había escogido idiotizado por su belleza o yo qué sé, ahora le tocaba lidiar con estas escenitas falsas cada que ella quisiera montar una. Solamente para ser el centro de atención.–Víctor, disculpa la molestia – Le dije – Mientras están ocupados, ¿Puedo hacer una llamada? Tengo que hablar a Morelia.–Claro que sí, Alondra. En tú recámara hay un teléfono, tómate tu tiempo y puedes hacer las llamadas que necesites.No me tragaba todo ese show que se había montado Ana Laura, pero no me iba a quedar a contemplar como se hacía la enferma, los incautos de Víctor y Jorge que le creyeran todo lo que ella hacía. Me tomaría mi tiempo en las llamadas que iba a realizar, ya Ana Laura no me iba a quitar mi tiempo.–Gracias, V
Narra David De María RamírezIba en mi auto a toda velocidad, por las avenidas casi desiertas de la ciudad. La mayoría de la gente debía estar dormida y trasnochada, desvelada y demás por la noche del año nuevo. En mi caso, estaba todo lo demás, sumándole un inmenso dolor, que se sentía como millones de cuchillos apuñalándome, mientras recorría las calles cómo un loco a toda velocidad, recordaba esos besos y esas caricias de ella, de Alondra, de mi consentida y uno de esos recuerdos, más la desvelada y la cruda me hicieron cerrar los ojos y en una fracción de segundo sentí como impacté con algo que voló por los aires y cayó desplomado en el pavimento a unos metros de mí.Por unos momentos, perdí el control de mi auto y como pude, me orillé sobre la avenida, para darme cuenta de una dolorosa verdad, había atropellado a alguien que yacía inmóvil en medio de la avenida y no quise, ni acercarme al lugar, justo en ese momento entró a mi móvil, la llamada de mi madre, ella seguramente me es
Narra David De María RamírezPues le teníamos que dar la información que, de seguro, iban a necesitar para poder llevarse al herido e ingresarlo a un hospital.–Buen día, supongo que usted ha sido quién llamó joven – Dijo dirigiéndose a mí – La persona está muy grave. Nos podría decir, lo que recuerde del accidente o si vio quién lo ocasionó.Yo iba a afrontar mi responsabilidad, pero no quería ir a la cárcel, me había regresado el alma al cuerpo, cuando el paramédico confirmó que todavía estaba vivo el señor, aunque muy grave. Estaba rezando para que el señor llegara bien al hospital a donde lo iban a llevar, tenía que vivir, esperaba que Dios le diera una oportunidad de recuperarse.–Buenos días – Respondí – Así es, he sido yo quién llamé y también quién ocasionó el accidente. Sobra decir, que me haré cargo de todo.El paramédico me miraba desaprobándome y era lógico, yo mismo me desaprobaba después de lo que acababa de hacer. Él comenzó a tomar los datos que le dábamos de mí, despu
Narra Alondra Ferreyra PérezMi tío, Axel y mi hermana, que fue la última en entrar al taller, me miraban con una cara de desaprobación y me atrevería a decir, que no solo era de eso, también era de horror. Yo no me había visto en dos días, pero debía parecer un guiñapo y una piltrafa humana, pues así me sentía totalmente. Me dolía mucho la cabeza y veía incluso algo borroso.–Alondra, ¿Desde cuándo estabas aquí? – Preguntó mi tío – Me has dado un susto de muerte, pensé que algún ratero se había metido al taller.No tenía ni la menor idea de lo que había pasado conmigo, ni me acordaba muy bien a qué hora había llegado al taller, solo que era el único sitio donde podía tomar a gusto, sin que nadie me molestara.–No lo sé tío – Admití desanimada – Solo sé que vine a ahogarme en el alcohol, aquí.Era lo único que me importaba, ahogar mis penas en el licor, entumecer tanto mi mente, que no pudiera recordar nada de lo que me había pasado y de lo que me estaba pasando.–Esto es el colmo – D
Narra Alondra Ferreyra Pérez–Pues créelo, hemos terminado y no quiero hablar del tema – Seguí devastada – No quiero vivir. No quiero sentir nada, quiero algo que anestesie el dolor y se quede ahí recluido en mi interior, para siempre. Por culpa de la imbécil de Lola, David me ha dejado, Axel vio cómo se puso el día de mi santo, en mi festejo.Como si esa mujer hubiera sido mejor que yo, por eso la defendió, yo no valí nada para él, ahí me di cuenta de que de nada valía decir que me amaba, si al final iba a preferir a una muerta que a mí.–Sí, me pude dar cuenta de eso, pero Alondra todos somos personas diferentes – Axel, quería calmarme – Tu chico, piensa las cosas de una forma que no las pensamos nosotros y está en su derecho, pero a mi forma de ver, eso no era razón contundente para terminar.Pero eso no era lo que David, pensaba, yo era la inhumana, la que se había burlado de una persona muerta, la que no tenía sentimientos y por eso había tomado la decisión de terminar, de dejarm