Palabras y palabras

—Fuiste muy cruel con esa chiquilla— se quejó Darlene al ver molesta a Emireth, luego de que el médico la regresara a su habitación y le ordenara a una enfermera aplicarle una nueva dosis de sus medicamentos, pues antes de llegar, la lacia pelinegra casi se desvanece.

Los ojos negros de Emireth siguieron puestos en las agujas que atravesaban su brazo, al ser por donde le subministraban diversos medicamentos.

—Esa niña irá a contarle todo a Caleb, le reclamará y él…

—Me importa un demonio— interrumpió y dejó claro la otra.

—Sabes que cavaste tu propia tumba— alegó indignada Darlene.

Emireth sonrió de medio lado —Entonces sí que estoy a tono con la situación— dijo con amargura.

La otra abrió los ojos gran

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