—¿Y qué vas a hacer? – Le preguntó Erick observando con curiosidad de camino a los vestidores, el entrenamiento había finalizado.
—Darle su espacio— dijo seguro James refiriéndose a la cobriza que apenas ayer lo había rechazado.
El joven de pequeña coleta guardó silencio mientras se adentraban al lugar, se sintió un traidor al ocultarle ese tipo de relación que Caleb y Leia sostenían…ni siquiera sabía qué tan seria era, estaba viendo a su amigo debatirse y angustiarse por algo que no era… Erick creía entender el porqué de la negativa de Leia.
—Emireth también me preocupa — habló el pelinegro al comenzar a quitarse su ropa de entrenamiento.
Erick suspiró derrotado, bueno, James también tenía la culpa de lo que le p
El camino al centro comercial pasó rápido, Hilary les dijo que ella reconocería al chico porque él debería que llevar una gorra roja, y él a ella, por sus accesorios del mismo color, pero que ella primero lo vería y si le gustaba, iría por él, si no, se daría a la fuga, a pesar de que a Leia le parecía algo cruel, no pudo evitar reír por lo cómico que eso le pareció…ojalá que no le gustara, para no pasar por eso.—Entonces ya saben…iremos al segundo piso y desde ahí veremos qué chico junto a la fuente, usa una gorra roja — recordó la pelicorta.—Bien, como digas — aceptó Leia mientras se apresuraba a seguir a sus dos amigas — ah, maldición— mencionó molesta al tirar por la prisa su bolso.—¡Leia! Apresúrate q
El pelimorado vio molesto al arrogante ojiazul que ahora tenía sujeta a su acompañante. Carraspeó. —Aunque eso no importa — dijo después de un segundo. Llevó su mano a Leia, pero la del rubio fue más rápida y le impidió tocarla al sujetarlo del antebrazo con suficiente fuerza. —No le vuelvas a poner las manos encima — le dijo, y su mirada y su tono hostil le advirtieron al joven que no estaba jugando. Caleb había visto molesto desde el primer piso cómo ese sujeto la había acariciado el rostro y cómo ella se había puesto nerviosa, momentos antes. —Caleb… - susurró Leia, se sintió pequeña ante esos dos altos jóvenes que se veían intimidantes a los ojos y sumamente cerca uno del otro. Su corazón latía fuerte y nervioso. —Ella es mi cita — aclaró el joven al verlo a los ojos y soltarse de un tirón de su agarre.
—Creo que debo recordártelo, Leia — mencionó el rubio y tras dejar sus senos, separó su cabello para poder besar su cuello, Leia ya no pudo contener sus gemidos.La respiración de la joven escapaba por sus labios y sus pechos se movían a un ritmo constante y profundo, Caleb estaba disfrutando eso, mientras pegaba más su cadera contra ella y marcaba la parte trasera de su cuello… la sintió más de él.—Por favor… no ha-hagas eso…o no…me podre controlar – suplicó la chica jadeante y ruborizada.—Voy a hacer mucho más que esto, Leia— Le prometió al bajar el cierre de tu pantalón y desabrochar el mismo, para en un segundo exponer su hinchado y dolorido miembro, jadeó al imaginar lo que seguía.—Caleb— lo nombró asustada
Sonrió de manera torcida y soltó el mechón del largo cabello de la dormida cobriza.—Vamos a ver cómo reaccionas a esto, James — mencionó divertido mientras se retiraba directo a la primera planta.Bajó las escaleras también agotado pero el hambre comenzaba a incomodarlo, llegó a la cocina y abrió el refrigerador buscando algo fácil para preparar, negó en silencio mientras sacaba varios quesos, jamón y una lechuga, después de la alacena sacó el pan y mayonesa, también un par de platos, era la primera vez que preparaba alimento para alguna de sus amantes.Volvió a negar…algo le decía que debía acostumbrarse a eso con Leia.Una vez que tuvo los dos emparedados listos y uno de ellos, empaquetado en un delgado plástico, volteó hasta el gran ventana
Él fijó sus ojos en sus labios y llevó una de sus manos a su cuello —quiero volver a hacértelo—. Confesó roncamente haciéndola ruborizar y el apenas sonrió al verla.-No-. Susurró y quiso apartarse.Caleb apretó el agarre en su cintura y caminó con ella directo a la cama.—No fue una pregunta, Leia — mencionó seriamente, al hacerla pegar contra el edredón obscuro que esta vez cubría la cama.Leia frunció el ceño y luchó por mantenerse firme… debía aprender a hacerlo si no quería dejarlo ganar —Basta—. Exigió al apenas apartarlo —¿quién diablos te crees?—Tu dueño— respondió con simpleza— ¿qué ya lo olvidaste? –Ella
Ella asintió y mientras lo veía bajar molesto maldiciendo a quien llamaba, volvió a sentir el vacío que dejaba en su cuerpo … negó en silencio y cerró los ojos … “estoy en problemas” reconoció internamente … cada vez era más intensa la manera en la que su cuerpo le respondía.—Tiene que ser porque es la primera persona con la que estoy… - se dijo y luchó por creerlo.Volteó a ver el emparedado y su estómago le exigió tomarlo, se levantó y se amarró la sábana al cuerpo para comer de prisa, abajo podía escuchar a un Caleb malhumorado discutir con la persona que le había marcado.—Es tan diferente— reconoció, poco a poco conocía más facetas del rubio.Mordió el emparedado y de pie, prestó
—¿Y ahora qué debo hacer? – se preguntó preocupada la cobriza al ir subiendo las escaleras que la llevarían a su habitación en el campus universitario“Ay no … pero yo sola me metí en esto” pensó resignada y después se molestó “No, el idiota de Caleb también lo hizo y la de los problemas solo soy yo”Suspiró profundamente antes de girar la perilla de la puerta de su habitación, eran más del mediodía y ella seguía con la misma ropa de ayer…esperaba que Kristel no le dijera nada.—¡Hola!… ¿Uh? – Saludó alegre y después frunció el ceño a no ver a nadie.—De este lado, Leia— la voz de Kristel hizo avanzar hasta su sector.—Hola— saludó nervio
—Llegas tarde— comentó al verla atravesar una de las puertas de cristal del edificio.—No sabía qué ponerme — Confesó y mordió su labio nerviosa.Al final había optado por unos jeans desgastados y una blusa de tirantes beige, ajustada del busto y suelta desde abajo del mismo, traía en la mano una pequeña maleta y un ligero suéter para más tarde.Caleb prestó atención a su cuello expuesto y al escote de su blusa que era opacado por un largo colgante de flores esmeraldas, sonrió al ponerla nerviosa.—¿Esa es tu ropa? – le preguntó mientras le quitaba de la mano la negra maleta.Leia asintió nerviosa después de que él le tomara la mano y la incitara a caminar, era el primer fin de semana que pasarían juntos los dos,