No puedo

Sonrió de manera torcida y soltó el mechón del largo cabello de la dormida cobriza.

—Vamos a ver cómo reaccionas a esto, James — mencionó divertido mientras se retiraba directo a la primera planta.

Bajó las escaleras también agotado pero el hambre comenzaba a incomodarlo, llegó a la cocina y abrió el refrigerador buscando algo fácil para preparar, negó en silencio mientras sacaba varios quesos, jamón y una lechuga, después de la alacena sacó el pan y mayonesa, también un par de platos, era la primera vez que preparaba alimento para alguna de sus amantes.

Volvió a negar…algo le decía que debía acostumbrarse a eso con Leia.

Una vez que tuvo los dos emparedados listos y uno de ellos, empaquetado en un delgado plástico, volteó hasta el gran ventana

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