Sonrió de manera torcida y soltó el mechón del largo cabello de la dormida cobriza.
—Vamos a ver cómo reaccionas a esto, James — mencionó divertido mientras se retiraba directo a la primera planta.
Bajó las escaleras también agotado pero el hambre comenzaba a incomodarlo, llegó a la cocina y abrió el refrigerador buscando algo fácil para preparar, negó en silencio mientras sacaba varios quesos, jamón y una lechuga, después de la alacena sacó el pan y mayonesa, también un par de platos, era la primera vez que preparaba alimento para alguna de sus amantes.
Volvió a negar…algo le decía que debía acostumbrarse a eso con Leia.
Una vez que tuvo los dos emparedados listos y uno de ellos, empaquetado en un delgado plástico, volteó hasta el gran ventana
Él fijó sus ojos en sus labios y llevó una de sus manos a su cuello —quiero volver a hacértelo—. Confesó roncamente haciéndola ruborizar y el apenas sonrió al verla.-No-. Susurró y quiso apartarse.Caleb apretó el agarre en su cintura y caminó con ella directo a la cama.—No fue una pregunta, Leia — mencionó seriamente, al hacerla pegar contra el edredón obscuro que esta vez cubría la cama.Leia frunció el ceño y luchó por mantenerse firme… debía aprender a hacerlo si no quería dejarlo ganar —Basta—. Exigió al apenas apartarlo —¿quién diablos te crees?—Tu dueño— respondió con simpleza— ¿qué ya lo olvidaste? –Ella
Ella asintió y mientras lo veía bajar molesto maldiciendo a quien llamaba, volvió a sentir el vacío que dejaba en su cuerpo … negó en silencio y cerró los ojos … “estoy en problemas” reconoció internamente … cada vez era más intensa la manera en la que su cuerpo le respondía.—Tiene que ser porque es la primera persona con la que estoy… - se dijo y luchó por creerlo.Volteó a ver el emparedado y su estómago le exigió tomarlo, se levantó y se amarró la sábana al cuerpo para comer de prisa, abajo podía escuchar a un Caleb malhumorado discutir con la persona que le había marcado.—Es tan diferente— reconoció, poco a poco conocía más facetas del rubio.Mordió el emparedado y de pie, prestó
—¿Y ahora qué debo hacer? – se preguntó preocupada la cobriza al ir subiendo las escaleras que la llevarían a su habitación en el campus universitario“Ay no … pero yo sola me metí en esto” pensó resignada y después se molestó “No, el idiota de Caleb también lo hizo y la de los problemas solo soy yo”Suspiró profundamente antes de girar la perilla de la puerta de su habitación, eran más del mediodía y ella seguía con la misma ropa de ayer…esperaba que Kristel no le dijera nada.—¡Hola!… ¿Uh? – Saludó alegre y después frunció el ceño a no ver a nadie.—De este lado, Leia— la voz de Kristel hizo avanzar hasta su sector.—Hola— saludó nervio
—Llegas tarde— comentó al verla atravesar una de las puertas de cristal del edificio.—No sabía qué ponerme — Confesó y mordió su labio nerviosa.Al final había optado por unos jeans desgastados y una blusa de tirantes beige, ajustada del busto y suelta desde abajo del mismo, traía en la mano una pequeña maleta y un ligero suéter para más tarde.Caleb prestó atención a su cuello expuesto y al escote de su blusa que era opacado por un largo colgante de flores esmeraldas, sonrió al ponerla nerviosa.—¿Esa es tu ropa? – le preguntó mientras le quitaba de la mano la negra maleta.Leia asintió nerviosa después de que él le tomara la mano y la incitara a caminar, era el primer fin de semana que pasarían juntos los dos,
Leia seguía sintiendo su corazón nervioso y el cuestionamiento del rubio seguía estremeciéndola más que sus caricias, o la promesa de lo que ocurriría entre ellos esa misma noche y las horas que le siguiesen, avanzó siguiéndolo y chocó contra él al haberse detenido abruptamente.—¿Qué? — preguntó desorientada.La mano del rubio la apretó inconscientemente – Scar-Scarlett — la voz del ojiazul fue profunda.Leia salió de tras él y observó a la mujer que solo tenía ojos para Caleb en ese momento, luego volteó a verlo a él y su mirada había cobrado profundidad, seguía apretándola de la mano, pero estaba segura que ya no sabía que estaba a su lado… ¿quién sería esa mujer?La puerta del ele
—¿A dónde? — preguntó el robusto hombre al verla por el retrovisor. Leia luchó por no hipear y secó sus lágrimas que seguían cayendo —a… al campus universitario, por favor — dijo y evitó ver al hombre que ya la había notado llorando —al sector de dormitorios del ala oeste — Especificó mientras su mirada se perdía entre el verde de los árboles que se trasformaban en postes y edificios conforme avanzaban. “Soy una estúpida” pensó dolida… solo a ella se le ocurría confiar en Caleb, era él el que la estaba manipulando y era ella la que se lo permitía, no había nada entre ellos, aunque a veces le pareciese lo contrario, sus ojos volvieron a aguarse y su vista se distorsionó… ¿por qué le habían dolido tanto sus palabras? ¿porqué de verdad se sentía identificada? ¿o porqué en ellas sintió que él ya la había catalogado como una de tantas? Su cabeza era un nudo, ella siguió derramando silenciosas lágrimas.
Observó su móvil al levantarlo de su pecho, lugar donde lo había dejado hace cinco minutos… otra vez estaba igual, estaba a punto de salir de su vida y él lo estaba permitiendo, dudó una vez más… su orgullo era mucho, pero también lo era esa sensación de insatisfacción que Leia seguía dejándole… ya no solo de su cuerpo.¿Por qué sentía que estaba perdiendo?El timbre de su departamento llenó la estancia y él se levantó molesto a abrir la puerta luego de un momento, su semblante se endureció al ver a la persona que estaba frente a él y viéndolo molesto.—¿La corriste? — preguntó el alto joven de coleta.—No es tú maldito asunto— lo cortó al instante y quiso cerrar la puerta, pero su primo se
Cerró los ojos preocupada al sentir que sus sentimientos y sensaciones la desbordaban y no lograba entenderse. Luchó por ordenar sus ideas… ¿amaba a James?...sí, todavía habían rastros de ese amor; por eso las palabras de Caleb le dolieron tanto, porque se sintió identificada y porque seguro James la creería una falsa; por eso no había tenido el valor de hacerlo callar y confesarle todo, aun cuando sabía que eso era la correcto para comenzar a enmendarse.Una brisa fresca ondeó su cabello, y el ruido de los dos edificios de departamentos estudiantiles se escuchaba casi a lo lejos.—Pero…— dijo y se detuvo, no tuvo el valor de decirlo en voz alta.Pero también estaba Caleb… le recordó su patética conciencia… ese estúpido y arrogante sujeto la confundía… recordaba la