—¡Ey! ¡Leia, Kristel! – Gritó la pelicorta Hilary emocionada al levantarse de una de las mesas redondas en una orilla de la cafetería.
Kristel rodó los ojos y Leia sonrió al acercarse a ella.
—Grita más fuerte, creo que no te escucharon del otro lado del país — mencionó la castaña al llegar a ella.
Hilary se encogió de hombros – para lo que me importa – aseguro.
Leia se rio ante el casi declarado pleito entre sus dos mejores amigas
La pelicorta giró su rostro al verla sentarse — No son las únicas que tienen pagado el servicio de comida – dijo.
Ahora fue el turno de Leia de rodar los ojos — No lo digo por eso, tú casi nunca te levantas antes de las diez — mencionó al recordar lo feliz que estaba su a
—¿Y qué vas a hacer? – Le preguntó Erick observando con curiosidad de camino a los vestidores, el entrenamiento había finalizado.—Darle su espacio— dijo seguro James refiriéndose a la cobriza que apenas ayer lo había rechazado.El joven de pequeña coleta guardó silencio mientras se adentraban al lugar, se sintió un traidor al ocultarle ese tipo de relación que Caleb y Leia sostenían…ni siquiera sabía qué tan seria era, estaba viendo a su amigo debatirse y angustiarse por algo que no era… Erick creía entender el porqué de la negativa de Leia.—Emireth también me preocupa — habló el pelinegro al comenzar a quitarse su ropa de entrenamiento.Erick suspiró derrotado, bueno, James también tenía la culpa de lo que le p
El camino al centro comercial pasó rápido, Hilary les dijo que ella reconocería al chico porque él debería que llevar una gorra roja, y él a ella, por sus accesorios del mismo color, pero que ella primero lo vería y si le gustaba, iría por él, si no, se daría a la fuga, a pesar de que a Leia le parecía algo cruel, no pudo evitar reír por lo cómico que eso le pareció…ojalá que no le gustara, para no pasar por eso.—Entonces ya saben…iremos al segundo piso y desde ahí veremos qué chico junto a la fuente, usa una gorra roja — recordó la pelicorta.—Bien, como digas — aceptó Leia mientras se apresuraba a seguir a sus dos amigas — ah, maldición— mencionó molesta al tirar por la prisa su bolso.—¡Leia! Apresúrate q
El pelimorado vio molesto al arrogante ojiazul que ahora tenía sujeta a su acompañante. Carraspeó. —Aunque eso no importa — dijo después de un segundo. Llevó su mano a Leia, pero la del rubio fue más rápida y le impidió tocarla al sujetarlo del antebrazo con suficiente fuerza. —No le vuelvas a poner las manos encima — le dijo, y su mirada y su tono hostil le advirtieron al joven que no estaba jugando. Caleb había visto molesto desde el primer piso cómo ese sujeto la había acariciado el rostro y cómo ella se había puesto nerviosa, momentos antes. —Caleb… - susurró Leia, se sintió pequeña ante esos dos altos jóvenes que se veían intimidantes a los ojos y sumamente cerca uno del otro. Su corazón latía fuerte y nervioso. —Ella es mi cita — aclaró el joven al verlo a los ojos y soltarse de un tirón de su agarre.
—Creo que debo recordártelo, Leia — mencionó el rubio y tras dejar sus senos, separó su cabello para poder besar su cuello, Leia ya no pudo contener sus gemidos.La respiración de la joven escapaba por sus labios y sus pechos se movían a un ritmo constante y profundo, Caleb estaba disfrutando eso, mientras pegaba más su cadera contra ella y marcaba la parte trasera de su cuello… la sintió más de él.—Por favor… no ha-hagas eso…o no…me podre controlar – suplicó la chica jadeante y ruborizada.—Voy a hacer mucho más que esto, Leia— Le prometió al bajar el cierre de tu pantalón y desabrochar el mismo, para en un segundo exponer su hinchado y dolorido miembro, jadeó al imaginar lo que seguía.—Caleb— lo nombró asustada
Sonrió de manera torcida y soltó el mechón del largo cabello de la dormida cobriza.—Vamos a ver cómo reaccionas a esto, James — mencionó divertido mientras se retiraba directo a la primera planta.Bajó las escaleras también agotado pero el hambre comenzaba a incomodarlo, llegó a la cocina y abrió el refrigerador buscando algo fácil para preparar, negó en silencio mientras sacaba varios quesos, jamón y una lechuga, después de la alacena sacó el pan y mayonesa, también un par de platos, era la primera vez que preparaba alimento para alguna de sus amantes.Volvió a negar…algo le decía que debía acostumbrarse a eso con Leia.Una vez que tuvo los dos emparedados listos y uno de ellos, empaquetado en un delgado plástico, volteó hasta el gran ventana
Él fijó sus ojos en sus labios y llevó una de sus manos a su cuello —quiero volver a hacértelo—. Confesó roncamente haciéndola ruborizar y el apenas sonrió al verla.-No-. Susurró y quiso apartarse.Caleb apretó el agarre en su cintura y caminó con ella directo a la cama.—No fue una pregunta, Leia — mencionó seriamente, al hacerla pegar contra el edredón obscuro que esta vez cubría la cama.Leia frunció el ceño y luchó por mantenerse firme… debía aprender a hacerlo si no quería dejarlo ganar —Basta—. Exigió al apenas apartarlo —¿quién diablos te crees?—Tu dueño— respondió con simpleza— ¿qué ya lo olvidaste? –Ella
Ella asintió y mientras lo veía bajar molesto maldiciendo a quien llamaba, volvió a sentir el vacío que dejaba en su cuerpo … negó en silencio y cerró los ojos … “estoy en problemas” reconoció internamente … cada vez era más intensa la manera en la que su cuerpo le respondía.—Tiene que ser porque es la primera persona con la que estoy… - se dijo y luchó por creerlo.Volteó a ver el emparedado y su estómago le exigió tomarlo, se levantó y se amarró la sábana al cuerpo para comer de prisa, abajo podía escuchar a un Caleb malhumorado discutir con la persona que le había marcado.—Es tan diferente— reconoció, poco a poco conocía más facetas del rubio.Mordió el emparedado y de pie, prestó
—¿Y ahora qué debo hacer? – se preguntó preocupada la cobriza al ir subiendo las escaleras que la llevarían a su habitación en el campus universitario“Ay no … pero yo sola me metí en esto” pensó resignada y después se molestó “No, el idiota de Caleb también lo hizo y la de los problemas solo soy yo”Suspiró profundamente antes de girar la perilla de la puerta de su habitación, eran más del mediodía y ella seguía con la misma ropa de ayer…esperaba que Kristel no le dijera nada.—¡Hola!… ¿Uh? – Saludó alegre y después frunció el ceño a no ver a nadie.—De este lado, Leia— la voz de Kristel hizo avanzar hasta su sector.—Hola— saludó nervio