Estaba sentada en el suelo de mi baño, pegada contra la pared mientras pensaba en el gran giro que estaba a punto de tomar mi vida, cuando de pronto escuché que me llamaban al móvil. Me asusté por el sonido inesperado, pero quité mi móvil del abrigo que todavía llevaba puesto y antes de descolgar pude ver que se trataba de Nathan.
—Hola querido hermanito. —dije con un tono alegre por saber de él—¿Qué tal?—Bien. Pero desde que te has ido no has vuelto a llamarme.—Lo lamento, no ha sido mi intención. Es que de pronto tenía muchas cosas y…—Ahora eres modelo, —continuó él—me lo ha contado papá.—Eso, sí. Dime, ¿estás bien?—Mañana es el partido, ¿vendrás?Me llevé la mano a la cara al acoLlegamos en el instituto privado donde asistía mi hermano y nos bajamos del auto. Me había puesto unos vaqueros negros, una blusa y un buen abrigo, quería estar bien abrigada.Caminé junto a Nicolás por el gran campo hacia la puerta principal. Preguntamos a una señora mayor que estaba regañándoles a unos alumnos por la cancha donde se estaba llevando a cabo el partido de básquet; nos dijo que había comenzado hacía rato y se ofreció a acompañarnos.Entramos en la sala, el lugar no estaba lleno, pero había suficiente gente en las gradas animando a los jugadores. Busqué a Nathan entre los jugadores y sonreí al localizarle, utilizaba el mismo número de siempre, el veintiuno. Le indiqué a Nicolás dónde se encontraba y también le vio.&mda
Durante las siguientes semanas procuré que todo pareciera normal tanto en mi lugar de trabajo como con la gente con me rodeaba. Me compré unas vitaminas para el embarazo y siempre me los tomaba. De vez en cuando buscando por internet un lugar en el que podía mudarme cuando mi vientre empezara a notarse. Nadie podía enterarse de que estaba embarazada, ni siquiera mi familia. Ya se enterarían cuando lo decidiera. Pero por ahora, todo iba a ser un secreto.Estaba saliendo de la agencia para dirigirme a mi casa, pero justo cuando iba llegando me pareció ver a Maya salir del patio de mi casa y tomarse un taxi. No tenía sentido si sabía que yo estaba en la agencia, a menos que no fuera allí por mí. Miré la hora en el reloj de mi auto y justo se estaba acabando la hora de su descanso, de seguro estaba regresando al tra
Eran las ocho de la noche y me encontraba en la cocina comiendo sopa de fideos mientras pensaba en lo que había pasado en el bufete aquella tarde. Nicolás se había marchado y no había vuelto a saber de él, no podía permitirme tenerlo así de lejos a estas alturas, por lo tanto, me armé de valor y le marqué después de darle vueltas a una excusa por mi llamada.Llevé el móvil al oído mientras me mordía las uñas por los nervios. No contestaba a mi llamada y me preocupé pensando en que no quería hablarme, que quizás estuviera harto de mí. Saltó el contestador y me atreví a dejarle un mensaje de voz.—Hola Nico. Espero no molestarte, pero me preguntaba si no te importaría pasar por mi casa…no me siento muy bien y no quiero molestarle a Maya. Pero si no puedes, tampoco im
Estaba de espaldas sobre la alfombra de la sala de estar mientras Nicolás estaba sobre mí besándome con pasión y ternura, excitándome. Acariciaba cada parte de mi cuerpo por encima de la ropa hasta que al fin pasó sus cálidas manos por debajo de mi camisa. Podía sentir su dura erección contra mí y me aceleraba aún más el pulso. Pasó sus labios por mi cuello y continuó dejando intensos besos apasionados, cerré los ojos y disfruté cada segundo hasta que tuvo que interrumpirnos del sonido de su móvil.—¡Maldición! — lo escuché quejarse mientras se incorporaba a regañadientes tomando el celular y llevándolo al oído. — ¿Sí?... —resopló y observó la hora en su reloj de muñeca mientras escuchaba a su interlocutor. Me tuve que incorporar entretanto que me arreglaba la ropa, sabía que aquello tristemente se había acabado—estaré allí en una hora. —concluyó la llamada y colgó el móvil. Se volvió a mirarme, estaba totalmente ruborizada, ni siquier
Cuando llegó Nicolás, los gemelos corrieron a recibirles y éste les estrechó entre sus brazos con una gran sonrisa.—Hola Nicks, ¿habéis conocido ya a vuestra tía?Los niños se voltearon para verme de nuevo y él también me miró.—Sí—contestaron los dos. ¿Yo era tía? Qué emoción.—¿Os habéis portado bien con ella?—¿Nos hemos portado bien? —se volteó otra vez uno de ellos para verme mientras me hacía aquella pregunta que me pareció graciosa. Creo que era Niall, no estaba segura.—Por supuesto, sois los mejores niños del mundo.—¿Lo ves? —regresó a ver a su tío —nos hemos portado bien.—En ese caso, creo que os merecéis una recompensa. ¿D&oacut
Definitivamente estaba soñando, esto no estaba pasando. Él no acababa de soltar todo aquello. Pero cuando se acercó aún más a mí fundiendo sus labios con los míos, entonces confirmé que sí estaba hablando en serio, ¡realmente me quería! Lo acepté con ansias y no quería que parara, pero lo hizo y me quedé con las ganas.—El batido. —dijo.Se puso de pie y decidí seguirle. Tomó dos vasos y vertió en ellos el batido. Me ofreció uno de los vasos y mientras lo cogía me di cuenta de que estaba nerviosa, me estaba temblando la mano y cuando quise beberme el batido, se me derramó en el vestido.—¡Maldición! —me quejé observando el vestido.—Y aquí tenemos a la soñadora que conozco—se burló Nicolás.
Pov NICOLÁS HARRISMe bajé del coche tan rápido como pude. Tomé a Ronnie en brazos y corrí con ella en la entrada del hospital donde se acercaron unos enfermeros a ayudarme con una camilla, ni siquiera pude ponerle una ropa, solo la enrollé con las sábanas y me subí con ella al auto. Expliqué agitado lo que había sucedido, que se había desmayado de repente. Vi cómo se alejaban con ella por el pasillo.Los seguí preocupado dentro del edificio, pero me pidieron que aguardara en la sala de espera, que no podía entrar. ¿Cómo que no podía entrar? Quer&iac
Llegué al salón y me acerqué a la cocina a servirme un vaso de agua mientras asimilaba la realidad de lo que estaba pasando. Tenía que saber quién era el padre de su futuro hijo, quería saberlo o me volvería loco. No conocía a ningún hombre que estuviera acechándola, si lo había tenía que ser de la agencia donde trabajaba. ¿Y si era su ex? Noté que se llevaban bien, me bebí el vaso de agua de un trago intentando inútilmente que se me pasara la furia.Tenía mi móvil sobre la encimera, lo tomé y pensé que podía llamarle a Maya e interrogarla, estaba seguro de poder convencerla de que me dijera la verdad, ella debía estar al tanto de su estado. Pero no pude marcarla, era demasiado tarde y no quería molestarla. Tenía que esperar a que amaneciera.Volví a depositar el móvil sobre la encimera. Volv