Los días transcurren rápidamente luego de aquel incidente, aunque Leandro deseaba pedirle disculpas, no tenía nada de lo que ella esperaba para ofrecerle.—¡Joder! Que soy un imbécil, que he debido decirle que sí estaba dispuesto a todo por ella, pero yo mismo sé que eso es imposible. —Se recrimina a sí mismo. Las veces que él le pide ir a su oficina, ella se muestra arisca y distante. Esa tarde antes de salir de la empresa, él aguarda por ella en su auto. Justo cuando baja para pedirle que suba, Alba embarca en un taxi.¿A dónde se dirigía con tanta urgencia? Sube a su auto sigue el taxi, la ve bajar frente a la mansión Fuenmayor y debe acelerar su coche para no ser visto. Luego de alejarse del lugar, decide llamarla y confrontarla por no tenerlo al tanto en cada uno de sus movimientos. Alba ve la pantalla de su móvil antes de tocar el timbre. Atiende la llamada obligada por las circunstancias en las que se encuentra. —¿Qué estás haciendo? —pregunta con enojo.—Lo que debo
Leandro se encuentra fuera del edificio donde vive Alba, tiene rato de haber llegado y no se ha decidido bajar del auto, hace rato se veía decidido, pero ahora vuelve a sentir ese miedo, sin embargo, toma valor para bajarse, caminar y adentrarse al edificio, sube al piso de Alba y sin pensarlo más toca la puerta.Del otro lado Alba se extraña, ¿Quién podría ser a esta hora? Piensa ella, es viernes y pensaba ver películas hasta quedarse dormida. Se dirige a la puerta y abre pensando que podría ser algún vecino necesitando ayuda, pero encuentra a su jefe, a la última persona que quería ver.—Sr Suárez, ¿en que le puedo ayudar?—Alba, ¿puedo pasar?Ella se lo piensa y suelta un suspiro cuando decide, se hace a un lado y lo deja pasar.—Veo que ha visto mi mensaje, o sino no estaría aquí —dice ella cerrado la puerta y al darse vuelta, Leandro la toma por sorpresa dándole un beso—, señor… —La interrumpe.—Dime Leandro, Alba, por favor.Su respiración es pesada y gracias al beso, Alba nota
Luego de aquel encuentro sexual, los cuerpos desnudos y exhaustos descansan abrazados.La alarma del móvil alerta a la pelicastaña, quien al tomarlo, ve la notificación del mensaje donde Enrique Fuenmayor le informa que va camino a su casa. Se levanta de un brinco y corre hasta la ducha. Leandro siente cuando ella se incorpora.—¿A dónde vas? Ven quiero hacerte el amor. —No puedo, estoy retrasada, Fuenmayor ya viene por mí. —se excusa ella, mientras se viste y Leandro contempla la belleza natural de su amante. —¡Dile que no irás y listo! Invéntale una excusa, puedes decirle que te sentiste mal de repente o que desde anoche estás indispuesta. —No puedo mentirle de esa manera. —espeta ella.A pesar de que Leandro intenta disuadirla, no lo logra. La pelicastaña suele ser una mujer responsable y que detesta, al igual que él, las mentiras, por lo que termina de colocarse el vestido, las sandalias y toma su bolsa. —Te dejo la llave —le lanza el llavero— cierra bien antes de salir. Espe
Leandro aguarda ansioso algún mensaje de Alba, esperaba su regreso esa misma noche. Deseaba volver a tenerla entre sus brazos, estar con ella y verla gemir, ello comenzaba a convertirse en un vicio para él. Sin embargo, cuando ella le informa a través de un audio que no regresará a Madrid como esperaba, los celos y las inseguridades de Leandro reaparecen nuevamente. Finalmente, la mañana siguiente recibe el mensaje de la pelicastaña diciéndole que ya estaba en su apartamento. Media hora más tarde, Leandro llega al apartamento. Alba lo recibe con un beso apasionado y le entrega la información que obtuvo.—Esto es perfecto, veremos ahora si Enrique se niega a venderme los terrenos. —Seguramente lo hará. —Alba se prende de su cuello, Leandro la sujeta de sus glúteos, la levanta y ella lo rodea con sus piernas.—Celebremos este triunfo —dice él en tono perverso, ella sonríe con picardía. Ambos se devoran a besos y terminan haciendo el amor. Alba y Leandro pasan ese domingo juntos has
Ester entra a la zona VIP del club donde aguarda su amante secreto. —¡Wow! Siempre bella y glamorosa —dice el hombre rodeándola por la cintura.—Aquí, no. Pueden vernos —responde ella, apartándose de él.—¿Desde cuando eso es importante?—Desde que me comprometí para casarme con Leandro, eso lo sabes. Tú y yo sólo tenemos encuentros sexuales cuando él no quiere estar conmigo. —advierte con firmeza.—¡Y aún así, te casarás con él! Nunca te ha valorado como mujer, Ester.—Si me pediste que viniera para esto, creo que mejor regreso con mis amigas. —espeta.—¡Bien! Hazlo. De nada sirve que intente disuadirte, nunca me has tomado en serio.—¿Sabes qué? Espero que descanses. —Y yo que seas feliz, Ester. —comenta en un tono evidentemente sarcástico.Ester lo mira con enojo. Sale de la zona VIP regresa al área de las habitaciones. ¿Pero qué le diría a sus amigas al verla de regreso? Se pregunta a sí misma. Ya se le ocurrirá una buena excusa. Si algo no puede negarse es que es una mujer crea
Alba espera unos minutos hasta asegurarse de Enrique se haya ido completamente por su calle y sale del edificio para pedir un Uber, este la deja en la mansión y luego de pagarle, se baja para adentrarse al gran hogar de Leandro.—¿Alba? —Leandro se acerca a la puerta principal, puesto que la esperaba en la sala. Ella se voltea, pero decide no verlo, algo en ella se apagó de repente—. ¿Por qué no me llamaste cuando tu cita acabó? Yo pude buscarte, te dije que me avisarás. —Toma su mentón para subirle la mirada, encontrando tristeza.—¿Por qué sería tan amable conmigo?—No solo es amabilidad Alba, sabes que te quiero y quiero cuidarte mi amor.Ella aparta la mirada en cuento escucha esos apodos tiernos.—No me llame así, usted será desposado en pocos días y yo no quiero ser tu amante.—¿Otra vez con eso? Hace unas horas estábamos bien.—Si, porque hace unas horas me tenía encantada, sabe cómo endulzarme para que no me importe que usted esté comprometido, pero ya no más Leandro, debo res
Ester aguardaba en su habitación en la mansión de su padre, mientras es preparada para su boda, apenas iban por el peinado y el maquillaje sería después. Se mira al espejo y examina como el estilista va dejando su cabello, es un día perfecto como que algo salga mal, su móvil suena en su mano y lo chequea, un mensaje del hombre con quien pasó la noche después de la despedida de soltera.“Lo de anoche fue increíble”Ella esboza una sonrisa al recordarlo, pero luego reacciona, se mira en el espejo y se alarma de que se haya delatado, se pone severa y vuelve a mirar a la pantalla para teclear;“No vuelvas a mencionar lo que no pasó”“Siempre dices eso y volvemos a repetir”“Estoy a punto de casarme, amo a Leandro, lo nuestro no volverá a pasar”“si lo amas, ¿Entonces que soy para ti?”“Una aventura, todos queremos pecar antes de morir comiendo del fruto prohibido que nos genera mucho placer”“Sé que volveremos a estar juntos, él no te da lo que yo si Ester, yo si te doy amor, el que merec
La ceremonia concluye y los recién casados juntos con los invitados se dirigen al otro espacio del patio, comienzan a recibir felicitaciones por su unión.—¡Hey Leandro, amigo! ¡Felicidades! —Marcos lo abraza muy contento.—Gracias —responde Leandro sin gusto.—No te escucho muy animado. —Se separan del abrazo.—¿Y tú qué crees? —Suelta un suspiro.—¿Aún sigues pensando en aquella chica? ¡Olvídate de ella, estás casado ahora! —intenta animarlo.—No puedo olvidarme de ella ahora y menos cuando ha asistido a mi boda con mi socio Enrique Fuenmayor —expresa desagrado.—Espera… ¿Qué?Leandro le hace una seña para mire a su lado del otro extremo de la pista de baile encontrando a Enrique sentado en su mesa asignada junto con Alba.—Oh claro, estuve sentado junto a ella en la ceremonia, Enrique tiene buenos gustos. —Leandro lo mira mal—. Y tú también, solo que optaste por no seguir tu corazón también.Leandro bufa y cuando ve pasar a un mesero, sujeta una copa para beber de ella buscando la