Alba espera unos minutos hasta asegurarse de Enrique se haya ido completamente por su calle y sale del edificio para pedir un Uber, este la deja en la mansión y luego de pagarle, se baja para adentrarse al gran hogar de Leandro.—¿Alba? —Leandro se acerca a la puerta principal, puesto que la esperaba en la sala. Ella se voltea, pero decide no verlo, algo en ella se apagó de repente—. ¿Por qué no me llamaste cuando tu cita acabó? Yo pude buscarte, te dije que me avisarás. —Toma su mentón para subirle la mirada, encontrando tristeza.—¿Por qué sería tan amable conmigo?—No solo es amabilidad Alba, sabes que te quiero y quiero cuidarte mi amor.Ella aparta la mirada en cuento escucha esos apodos tiernos.—No me llame así, usted será desposado en pocos días y yo no quiero ser tu amante.—¿Otra vez con eso? Hace unas horas estábamos bien.—Si, porque hace unas horas me tenía encantada, sabe cómo endulzarme para que no me importe que usted esté comprometido, pero ya no más Leandro, debo res
Ester aguardaba en su habitación en la mansión de su padre, mientras es preparada para su boda, apenas iban por el peinado y el maquillaje sería después. Se mira al espejo y examina como el estilista va dejando su cabello, es un día perfecto como que algo salga mal, su móvil suena en su mano y lo chequea, un mensaje del hombre con quien pasó la noche después de la despedida de soltera.“Lo de anoche fue increíble”Ella esboza una sonrisa al recordarlo, pero luego reacciona, se mira en el espejo y se alarma de que se haya delatado, se pone severa y vuelve a mirar a la pantalla para teclear;“No vuelvas a mencionar lo que no pasó”“Siempre dices eso y volvemos a repetir”“Estoy a punto de casarme, amo a Leandro, lo nuestro no volverá a pasar”“si lo amas, ¿Entonces que soy para ti?”“Una aventura, todos queremos pecar antes de morir comiendo del fruto prohibido que nos genera mucho placer”“Sé que volveremos a estar juntos, él no te da lo que yo si Ester, yo si te doy amor, el que merec
La ceremonia concluye y los recién casados juntos con los invitados se dirigen al otro espacio del patio, comienzan a recibir felicitaciones por su unión.—¡Hey Leandro, amigo! ¡Felicidades! —Marcos lo abraza muy contento.—Gracias —responde Leandro sin gusto.—No te escucho muy animado. —Se separan del abrazo.—¿Y tú qué crees? —Suelta un suspiro.—¿Aún sigues pensando en aquella chica? ¡Olvídate de ella, estás casado ahora! —intenta animarlo.—No puedo olvidarme de ella ahora y menos cuando ha asistido a mi boda con mi socio Enrique Fuenmayor —expresa desagrado.—Espera… ¿Qué?Leandro le hace una seña para mire a su lado del otro extremo de la pista de baile encontrando a Enrique sentado en su mesa asignada junto con Alba.—Oh claro, estuve sentado junto a ella en la ceremonia, Enrique tiene buenos gustos. —Leandro lo mira mal—. Y tú también, solo que optaste por no seguir tu corazón también.Leandro bufa y cuando ve pasar a un mesero, sujeta una copa para beber de ella buscando la
Alba está petrificada ante aquella petición por lo que ni sabe que responder, Enrique al notar que ella está avergonzada frente a todas aquellas personas, se incorpora y sin que ella module ni una palabra, le coloca el anillo y estampa un beso escueto en los labios.Después de forma discreta le susurra al oído “sígueme la corriente, por favor”.Quien tampoco puede creer que eso esté pasando es Leandro. A su mente llegan todas las interrogantes posibles ¿Alba lo había estado engañando? ¿Entre ella y Enrique habían ocurrido cosas durante el viaje? ¿Lo hacía por venganza al ver que él se casó con Ester? De forma irónica y con absoluto sarcasmo, comienza a aplaudir de forma pesada, el resto de los invitados se suman al aplauso. Y para no perder su protagonismo, nuevamente Ester toma el micrófono y anuncia que es hora de irse a su Luna de miel.—Queridos invitados, es un placer anunciarles que ha llegado el momento más maravilloso de todas las bodas y es, el momento de que Lean y yo, nos
—Sólo te pido que te lo pienses y que me des una oportunidad. Creo que juntos podemos hacer muchas cosas y lograr grandes metas.—Está bien, mas no te prometo nada, ¿Vale? —responde ella.—¡Vale! —el coche se detiene frente al edificio, él se gira hacia ella— ¿Podemos almorzar en mi casa mañana? —le pregunta, pero Alba niega con su cabeza dejándolo confundido.— Pensé que te agradaba. —Claro que me agradas, es que mañana debo viajar a Manresa, mi abuela me ha pedido que la lleve de regreso a la villa. —explica los motivos de su negativa. —¿Pero crees que está bien que viajes sola hasta allá? —pregunta él mostrando preocupación e interés.—No tengo muchas alternativas. Con lo testaruda que es mi abuela, es capaz de irse sola sin dudarlo.—Bueno, creo que podría llevarte, eso si me lo permites, claro está.Alba se queda pensativa, esa no era una mala idea, además de ahorrarse el dinero del pasaje, sería más cómodo que ir en tren hasta allá.—Eso realmente sería perfecto. Pero no me gus
—¿Te quedas a almorzar con nosotras? —Alba invita a Enrique a quedarse por más tiempo.—No es necesario, Alba. —Le contesta.—Es lo menos que puedo hacer para agradecerte que nos hayas traído hasta aquí. Voy a preparar una tortilla valenciana que he aprendido de mi abuela y que me sale muy bien.—Entonces, quiero comprobar que tan bien te queda. Mira que soy bastante exigente en lo que se refiere a la comida típica. —dice risueño.—Espero no defraudarte, entonces. —le da un guiño y se dispone a buscar los ingredientes para la tortilla. Mientras Alba se ocupa en preparar el almuerzo, Enrique revisa su móvil algo preocupado. Tenía algunas llamadas perdidas de su antiguo amigo, Lucas. Se nota inquieto, se levanta del pequeño sofá para acercarse a Alba.—¿Necesitas de mi ayuda? Soy todo un chef cortando papas. —bromea y ella sonríe.— Es en serio ¿no me crees? —¡Pues comienza! —le entrega el pelador de verduras. Y se cruza de brazos para observar la habilidad de su invitado. Enrique d
Antes de que Enrique saliese del pueblo, se dirige al hospital que vio cuando entró al pueblo y se adentra frente a este. Hace una pequeña diligencia y sigue su rumbo.Al día siguiente, Alba y Lucía se despiertan temprano para desayunar juntas.—Que raro que Camilo no ha llegado —se extraña Lucía mientras come junto a Alba en la mesa.—De hecho, vino ayer, pero estabas tan cansada que no te desperté.—Bueno, ya pasará hoy por aquí.—Si, sobre todo porque hoy vamos a salir. —dice con timidez.—¡¿De verdad, Albita?! —se impresiona. Y su nieta asiente, Lucía sonríe de oreja a oreja—. Ya te estás pareciendo un poco a mi, claro que me superas, siempre fue con dos hombres, jamás con tres —bromea y se ríe.—Abuela…—Me alegra de que quieras darle otra oportunidad a Camilo, Albita, créeme que no te arrepentirás.—Me arrepentirá solo si llego a casa y estas de necia, abuela.—Sé cuidarme sola Alba, tuve que hacerlo después de que mi Pablo se fue.—Lo sé, pero vienes de una operación abuela, de
Alba hace de jardinera mientras su abuela la guía, esta quería hacerlo desde muy temprano y por suerte Alba se levantó, y ahora la ayuda, claro que permite que de vez en cuando su abuela haga ciertas cosas para que no se sienta mal, sin embargo, quiere consentirla y hacer todo ella por su abuela.—¿Y como te fue en la cita con Camilo? —indaga Lucía.—Fue muy romántico, abuela… la sencillez y paz que necesito.—Te dije que no te arrepentirías.—Es que nos recuerdo, Camilo siempre fue atento conmigo, si vale la pena.“Si Camilo es atento conmigo, no sé porque me gusta como es Leandro. No es que no sea atento, pero al menos Camilo si sabe lo que quiere conmigo y lucha por ello”, piensa Alba.—Las flores que están en el comedor, ¿él te las dio?—Así es.—Pues ve a buscarlas, las chequearé para ver si podemos sembrarlas.—Vale.Alba se incorpora y se dirige a la casa, pero antes de entrar ve que un auto se acerca, la camioneta de Camilo. Esboza una sonrisa cuando lo ve, anoche le estuvo da