Deseo todo de ella

—¿Y hay algún problema con eso? —usa ese tono a la defensiva que me gusta, pero nuevamente estalla en risas, contagiándome.

—¿Por qué tendría haber uno? —pregunto, intrigado.

—No lo sé. —Se encoge de hombros—. No es común que me vea reír porque solo hemos pasado momentos siendo jefe-secretaría o profesor-alumna, en esas situaciones no tengo razón para reírme.

—¿Y ahora sí la tiene? —Llega el ascensor y nos adentramos en él.

—Algo así, son pensamientos tontos que me hace reír.

—Yo creo que es porque está ebria.

—Solo un poco, no estoy acostumbrada a beber

Marco nuestro piso y la veo con una sonrisa, “Pues por lo que sea que se esté riendo, que no se detenga, se ríe como una demente que me parece dulce”. El ascensor se detiene y caminamos hasta nuestra habitación, abro la suite para luego adentrarnos.

Alba se ve estable como para caminar sola, sin embargo, decido acompañarla.

—Permítame llevarla a su habitación. —Poso mi mano en su zona de baja de la espalda y tomo su mano.

—S
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