Este es el último capítulo donde conocemos mejor a Cornelio. ¿Qué os a parecido? Un saludo y felices Reyes.
SEIKEl bosque estaba tranquilo, iluminado por los rayos del sol que se filtraban entre las copas de los árboles. Una brisa ligera agitaba las hojas. A pesar del paisaje hermoso que se desplegaba para nosotros, el ambiente estaba cargado de tensión. Los novatos me rodeaban, expectantes, con los músculos tensos y los sentidos alerta. Me tomé un momento para observarlos antes de hablar. A mi lado estaban Kael, Roberto y algunos guerreros veteranos que más tarde ayudarian a los novatos.—Esta prueba tiene un objetivo claro —dije, caminando lentamente frente a ellos, como un depredador acechando—. Alguien ha desaparecido. Es vuestra responsabilidad encontrar a ese cambiaformas y traerlo de vuelta a salvo.Los ojos de los novatos se entrecerraron, algunos con curiosidad, otros con incertidumbre. Pude notar el nerviosismo de Aria.—Pero no será tan simple como seguir un rastro —continué, dejando que el peso de mis palabras se asentara—. Quien ha desaparecido no está solo. Está custodiado.M
ARIALa tensión me envolvía mientras esperaba. Había algo diferente en este bosque hoy. No sabía qué era, pero algo en el aire me hacía sentir inquieta. Era una sensación extraña, algo más que simple nerviosismo.Cuando Terry me asignó a su grupo, esperaba que me mirarán con desdén, como si mi presencia fuera un estorbo más que una ayuda. Sabía que las hembras no siempre eran tomadas en serio, y yo era nueva en esto, sin experiencia. La mirada de los demás novatos no ayudaba a calmarme.Pero, cuando me crucé con los ojos de Thalos, no vi rechazo, solo concentración.Terry, por su parte, me lanzó una sonrisa pequeña pero sincera, como si estuviera dispuesto a ver qué podía hacer. No había burla en sus ojos. Y Olai, aunque estaba serio, no me miraba con desconfianza.Tal vez no les molestaba tanto tenerme en su equipo. Tal vez confiaban en mí.Respiré hondo, intentando tranquilizarme. Sabía que no era momento de dudas. No en este bosque.Entonces, la prueba comenzó.Todos a mi alrededor s
ARIACuando llegamos a la zona de partida, el bullicio de la celebración nos recibió de inmediato. El equipo contrario estaba radiante, chocándose las manos y con sonrisas orgullosas, a pesar de las heridas visibles que mostraban tras el enfrentamiento con los guerreros experimentados. Habían encontrado al cambiaformas desaparecido.Nos transformamos a nuestra forma humana, no sin antes coger nuestra ropa que se encontraba entre los árboles.Mis pasos se hicieron más lentos al cruzarme con la mirada de Seik. Su expresión era neutra, pero algo en su mirada me hizo sentir como si pudiera leer mi decepción. Bajé la cabeza, incapaz de sostener su mirada. Quería ganar, quería que los miembros de la mannada reconocieran mi esfuerzo, mi valía... ¿Por qué tenía que ser tan patética?Antes de perderme aún más en mis pensamientos, la voz profunda de Zael irrumpió como un trueno, rompiendo el silencio incómodo de nuestro grupo.—¡Esto es culpa tuya, Terry! —gruñó Zael, con una mezcla de rabia
SEIKEscuchaba cada palabra, como un zumbido que se iba intensificando en mis oídos. Cada vez que uno de esos imbéciles abría la boca, sentía una presión en el pecho.Terry y Zael estaban casi al borde de arrancarse la cabeza, pero lo que realmente me hacía hervir la sangre era la forma en que ese estúpido de cabello oscuro había hablado de Aria y mi hermana. ¿"Las hembras no son buenas en esto"? No podía creer lo que estaba escuchando. '¿Acaso pensaban que no podía oirlos?'Mantenerme al margen me estaba costando más de lo que había imaginado. Mis manos se cerraron en puños, y podía sentir cómo mis garras emergían a punto de desgarrar mi piel. Pero no, no podía intervenir en la disputa de los novatos.La voz de Melia resonó en el aire y, en un instante, todos guardaron silencio. Pero antes de que pudiera relajarme, mi mirada se desvió involuntariamente. Desde mi lugar, vi cómo Zacarias se acercaba a Aria.Los demás guerreros notaron la situación, y uno de ellos se acercó a mí, visibl
SEIKEl suelo crujía bajo nuestras patas, el aire frío del bosque envolvía cada uno de nuestros movimientos mientras seguíamos el rastro. Zacarias iba a la cabeza, su figura esbelta pero poderosa, moviéndose con una agilidad que solo los más experimentados en el rastreo podían alcanzar. Los demás guerreros, en su forma lobo, se mantenían en silencio, atentos a cualquier cambio en el ambiente. La búsqueda había comenzado con fuerza, pero pronto nos encontramos con un vacío, un rastro que se desvanecía sin explicación.Zacarias se detuvo de golpe, olisqueando el aire y el suelo a su alrededor. Su postura se tensó, como si estuviera buscando algo que aún no podíamos percibir.—Con razón la hembra perdió el rastro... —murmuró, su voz grave mezclándose con el viento. Había una mezcla de frustración y comprensión en sus palabras. Yo compartía esa sensación; algo no estaba bien.Nos quedamos quietos, esperando en silencio, cada uno concentrado en el entorno, buscando algo que nos diera una p
SEIKLlegamos a la casa de la manada para comprobar cómo estaba la cachorra. Tori la había llevado a la clínica ubicada dentro de nuestras instalaciones. Si no habían decidido trasladarla a otro lugar, era porque su vida no corría peligro.Desde la distancia pude distinguir a los novatos, incluida mi hermana y Aria, reunidos frente a la entrada de la clínica. Parecían inquietos, sus expresiones reflejaban nerviosismo. La incertidumbre es una pésima compañía en momentos como este.Rápidamente me transformé en mi forma humana, seguido por mis guerreros, y entramos sin demora. Todos, excepto Zacarías, que se fue en otra dirección.La curandera nos recibió con una mezcla de alivio y preocupación. Confirmó que la cachorra estaba fuera de peligro, pero su expresión delataba que algo no estaba del todo bien. Con un tono cauteloso, añadió:—Será mejor que hablemos de esto más tarde, a solas...y con el Alfa.Conociendo a Su, algo estaba pasando y era lo suficientemente importante como para tr
ARIAEn cuanto entré en el comedor de la manada, Melia corrió hacia mí con una expresión ansiosa. Apenas llegó a mi lado, me dijo con entusiasmo:—¡La cachorra por fin se despertó!Sin perder tiempo, nos dirigimos rápidamente a la clínica de la manada. Al entrar, la vimos acostada en una camilla, con una expresión de cansancio evidente. Cuando nuestras miradas se cruzaron, su rostro mostró primero desconcierto, luego un leve rubor.En cuestión de segundos, noté cómo sus ojos se dirigían a mis manos y, al ver los aperitivos que llevaba, esbozó una tímida sonrisa. Melia y yo nos miramos y, casi al unísono, sonreímos aliviadas.Reconocí a la pequeña en ese instante. Era la misma cachorra que se había acercado a mí un día en el bosque, cuando fui a llevarle una merienda a Marcus a la zona de entrenamiento. Había estado investigando y supe que era huérfana. Según lo que pude averiguar, la última vez que alguien la vio fue corriendo por el bosque dentro de nuestro territorio. Nadie tenía id
ARIAEstaba agotada, pero al mismo tiempo bastante satisfecha. El primer entrenamiento con Zacarias había ido muy bien. Había aprendido mucho, y él me había tratado con una amabilidad inesperada. Aunque era tarde, decidí pasarme por la arena de entrenamiento por si veía a Marcus. Quizá lo encontraría saliendo de los vestuarios.Sin embargo, después de buscar un rato sin éxito y justo cuando estaba a punto de regresar a mi dormitorio, me topé con un grupo de cachorros que parecían haber salido del vestuario.—Hola, buen trabajo —les dije, y todos asintieron tímidamente.—¿Sabéis dónde está Marcus? He estado buscándolo por aquí, pero no lo encuentro. ¿Se ha ido más temprano?—No, vino a buscarlo el Comandante —respondió uno de ellos—. Creo que todavía están en la arena de entrenamiento.—¿Ha ocurrido algo malo?—No, señorita.Me puse en marcha casi de inmediato. El corazón me latía con fuerza mientras recorría el camino hacia la arena. ‘¿Habría hecho algo mal Marcus para que Seik tuvier