Capítulo 63
ARIA

En cuanto entré en el comedor de la manada, Melia corrió hacia mí con una expresión ansiosa. Apenas llegó a mi lado, me dijo con entusiasmo:

—¡La cachorra por fin se despertó!

Sin perder tiempo, nos dirigimos rápidamente a la clínica de la manada. Al entrar, la vimos acostada en una camilla, con una expresión de cansancio evidente. Cuando nuestras miradas se cruzaron, su rostro mostró primero desconcierto, luego un leve rubor.

En cuestión de segundos, noté cómo sus ojos se dirigían a mis manos y, al ver los aperitivos que llevaba, esbozó una tímida sonrisa. Melia y yo nos miramos y, casi al unísono, sonreímos aliviadas.

Reconocí a la pequeña en ese instante. Era la misma cachorra que se había acercado a mí un día en el bosque, cuando fui a llevarle una merienda a Marcus a la zona de entrenamiento. Había estado investigando y supe que era huérfana. Según lo que pude averiguar, la última vez que alguien la vio fue corriendo por el bosque dentro de nuestro territorio.

Nadie tenía id
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