ARIAApreté los dientes y lanzé un golpe directo a su mandíbula, pero Seik lo esquivó sin esfuerzo, girando a su alrededor como si hubiera predicho mis movimientos.—Demasiado lenta —dijo con tono burlón.Gruñí mientras me lanzaba de nuevo, mis puños volando en una ráfaga de golpes rápidos. Seik bloqueó cada uno con una facilidad casi insultante, como si estuviera jugando conmigo. Frustrada, lo vi contraatacar de repente. Su puño impactó en mi hombro con fuerza, haciéndome tambalear. El dolor quemaba, irradiándose por mi brazo, pero no me detuve. No podía rendirme ahora.Giré y aproveché el impulso para lanzar una patada lateral, segura de que esta vez lo sorprendería. Pero no. Al heredero del Alfa, nadie lo sorprendia. Y menos yo.Me atrapó la pierna en el aire como si fuera un juego. Antes de que pudiera reaccionar, me empujó hacia atrás.—Tienes que hacerlo mejor, hembra —se burló con esa m*****a calma que hacía que la sangre me hirviera.Respiré hondo, reuniendo todo lo que me
SEIK Mientras me alejaba de la arena, con el bullicio del público todavía resonando en mis oídos, no pude evitar pensar en el combate con Aria. Había sido… divertido. Más de lo que esperaba. Pero lo que más me llamó la atención fue cómo su rostro cambiaba con cada golpe, con cada movimiento fallido. Sus expresiones eran un libro abierto: frustración, desafío, una pizca de miedo y, de vez en cuando ese destello de orgullo herido... Sin quererlo, deseaba volver a verlo en ella. Tuve que salir rápidamente de la arena de entrenamiento porque me informaron que la cachorra estaba emocionalmente estable. Finalmente le preguntaron qué había ocurrido en el bosque. Habíamos esperado varios días para asegurarnos de que estuviera lista antes de abordar el tema. La cachorra no recordaba mucho. Dijo que salió al bosque, pero no sabía cómo había terminado tan lejos. Mencionó haber sentido una presión y escozor en el cuello, aunque al revisarla no encontraron marcas visibles. La curandera me ex
SEIKCuando llegué a la arena de entrenamiento esa tarde, los pequeños ya habían terminado su práctica. Se despidieron de sus entrenadores cordialmente antes de correr hacia sus familias con risas y entusiasmo. Era el día de la semana reservado para entrenar a Marcus, después de que ambos cumpliéramos con nuestras respectivas responsabilidades.Hoy íbamos a trabajar en algo aparentemente simple, pero esencial: aprender a caer al suelo. Es una habilidad básica, sí, pero crucial en un combate cuerpo a cuerpo. Saber cómo caer correctamente puede evitar lesiones graves, y en una pelea contra un hombre lobo, eso marca toda la diferencia. Aunque nuestros cuerpos sanen rápido, un hueso roto sigue siendo un riesgo que no te puedes permitir.Al cabo de un rato, Aria apareció y se sentó en un banco cercano, probablemente esperando a que termináramos para llevarse al pequeño y cuidarlo. Observaba con atención cada movimiento, lo que hacía que Marcus se pusiera visiblemente nervioso y algo avergo
ARIA Esto no debería estar pasando. ¡Los tres! Vamos de camino a las termas para tomar un baño como si fuéramos una familia normal. '¿Qué hago? ¿Cómo manejo esta crisis?' El pequeño necesita sentir seguridad en nuestra relación. Si no, los otros cachorros seguirán diciéndole que no somos una familia... No puedo permitir que eso pase. Pero... ¿soy la única nerviosa aquí? El Comandante sigue con esa mirada de hielo que siempre lleva, impasible, como si nada de esto lo afectara. No ha dicho una sola palabra desde que Marcus nos planteó su preocupación. '¿Y ahora simplemente vamos a... desnudarnos y bañarnos juntos? ¿De verdad soy la única a la que le preocupa esto?' Mi mente va a mil, inundada por una avalancha de pensamientos intrusivos que no puedo controlar… No, no, no. Este no es momento para pensar si comí demasiado en el almuerzo y estoy hinchada o si me depilé correctamente. ‘Solo respira, Aria. Respira’ Tengo que verlo como si nos hubiéramos transformado en lobos y e
PILLA PILLA ARIA —Madre, jugamos los tres al pilla pilla…Papa es que que pilla ¡jajaj!—dijo marcus saltando de emoción. —Marcus, juega tú con Papá, eh…yo…estoy muy cansada—intenté excusarme, pero mi tono no era tan convincente como esperaba. —Jo…—replica Marcus con cara triste. ‘Marcus no pongas esa cara…o no puedo decirte que no..’ —¿Tienes miedo? —dijo Seik, falzando una ceja.Su mirada estaba fija en mí con seriedad. ‘ ¿Se han puesto los dos de acuerdo para manipularte…?’ Chasqueo la lengua y ruedo los ojos. —¡Claro que no! Solo... es un juego de niños... —respondí, intentando restarle importancia. —Entonces, ¿cuál es el problema? —dijo Seik. ‘Definitivamente estoy siendo manipulada’ Marcus me miraba, claramente divertido, mientras se preparaba para nadar. —¡Vamos, mamá! Si llegamos a las escaleras, ganamos. ¡VAMOS! De pronto se puso a nadar rápidamente, Seik suspiró y yo aproveché ese lapso de tiempo para salir disparada hacia las escalera. Nadé como si no hubiera un
SEIKMi entrepierna estaba muy, muy, muy dura.Ella debió notarlo, pero no dijo nada. Tal vez por eso no insistió en que los acompañara a la mansión.¿Y quién podría culparme? Nadie. Soy un macho, y la situación en las termas me puso al límite. Su culo chocando con mi abdomen fue lo más difícil de todo… Demonios, esa hembra es preciosa… Incluso cuando intentaba ocultar su cuerpo con una misera toalla.Hacer esta pantomima de la familia feliz ha sido una tortura. He tenido que contener a mi lobo, y créeme, si lo hubiera dejado salir… Solo la Diosa Luna podría saber lo que planeaba hacerle... Y ella..parecía sorprendida, pero no incómoda. Incluso, por un instante, juré percibir en ella cierta receptividad. Por otro lado, no puedo negar que ha habido algo extraño en todo esto… una comodidad inesperada. Como si realmente fuéramos una familia. Los machos veteranos siempre dicen que estar con tu compañera y tu familia es una bendición de la Diosa Luna, que incluso te hace más fuerte.Desp
ARIA—¡Aria, cuidado! —gritó Terry detrás de mí.El tronco frente a mí me golpeó de lleno en el estómago, dejándome sin aliento. Me desplomé en el suelo, tratando de recuperar la respiración. Algunos de los novatos se acercaron de inmediato para asegurarse de que estaba bien.“No puede ser… otra vez perdí la concentración.”Hoy entrenábamos con troncos grandes atados a cuerdas que oscilaban violentamente (como en Hércules). Nuestro objetivo era esquivarlos con precisión, pero parecía que yo no estaba esquivando ninguno.Frustrada, me levanté y fui a sentarme en un banco cercano. Bebí un poco de agua de mi cantimplora, intentando calmarme. Melia se acercó a mi y apretó mi brazo suavemente. "No te preocupes”, transmitió con una mirada cómplice.No necesitábamos palabras. Le devolví una sonrisa leve, agradecida por su apoyo.Por el rabillo del ojo, vi que Kael se aproximaba. Su presencia siempre irradiaba autoridad. Al llegar junto a nosotras, su tono fue directo:—¿Qué te pasa hoy? Vet
SEIKEra tarde, y mi despacho estaba en completo silencio. Llevaba horas trabajando sin descanso, revisando informes y ajustando los planes para las patrullas, cuando de pronto, el sonido de unas botas resonando sobre el suelo y una respiración agitada rompieron la tranquilidad, llamando mi atención al instante. Un guerrero llamó a la puerta y abrió rápidamente pidiendo mi permiso para entrar. Le hice un gesto con la mano y se acercó corriendo a mí. El sudor le cubría la frente, y su respiración era rápida y entrecortada. —Comandante, encontramos algo... bueno, alguien —jadeó el guerrero, inclinándose ligeramente mientras recuperaba el aliento. —¿Quién? Habla claro. —Parede ser una loba solitaria —respondió, mientras intentaba recuperar la compostura—. La encontramos cerca del río, no lejos de donde detectamos rastros de los rogues y vampiros. Está herida y… tiene los mismos síntomas que la cachorra. Sentí un nudo en el estómago al escuchar eso. No era la primera vez que enfrentá