Sin embargo, Lisandro comentó que comer comida del día anterior no era saludable, así que salió a desayunar con Felicia.Cuando Lisandro regresó con tamales, entomatadas y fruta fresca, Ximena ya había terminado su desayuno y estaba lavando los platos.Por alguna razón que Ximena desconocía, Lisandro parecía enfadado. Abrió el refrigerador, desechó todos los restos de comida y advirtió a Ximena que no volviera a comer alimentos del día anterior.Luego, añadió: —Lo hago por Felicia. ¡Aún es un
La puerta se abrió y Felicia se lanzó hacia adelante, detrás de ella estaba Lisandro, de alta estatura.Ximena abrazó fuertemente a su hija, preguntando a Lisandro: —¿Qué pasó con la cerradura?—Salió un momento, y como no podía contactarte por teléfono, llamé a una cerrajería —explicó Lisandro de forma breve.Ximena realmente quería quejarse de cómo la cerrajería podía simplemente cambiar la cerradura de la casa de alguien, pero recordó que tenía un certificado de matrimonio con Lisandro, as
Había un sonido fuerte de viento al otro lado del teléfono, haciendo que la voz de Ximena sonara distante y débil.—¿Qué dijiste? Habla más fuerte... No puedo escucharte...—¡Te estoy preguntando dónde estás! —Lisandro intensificó su tono, pero Ximena seguía sin entenderle.Lisandro colgó y cambió su tono de voz a uno mucho más suave cuando le habló a Felicia: —Mañana, el tío regresará más temprano para recogerte después de la escuela.Felicia sonrió con alegría: —¿De verdad, tío?Esa noche
Después de tomar un baño, Ximena y Felicia se preparaban para dormir. Felicia estaba tan cansada que se quedó dormida mientras Ximena le secaba el cabello.Lisandro se detuvo en la entrada del baño.Madre e hija lucían pijamas rosas idénticos, ambas con largas melenas. A simple vista, parecían casi idénticas, pero al mirar de cerca, los labios y la nariz de Felicia no se parecían tanto a los de Ximena.Justo cuando Ximena estaba a punto de cargar a Felicia, Lisandro se adelantó, levantó a la
El clima había sido malo estos días, muy nublado.Ximena, al trabajar en exteriores, tenía que parar temprano si amenazaba lluvia.Cuando fue a recoger a Felicia del Preescolar Luz del Maíz, para su sorpresa, vio a Lisandro.Vestía su habitual traje negro, con camisa negra, sin corbata. Su camisa estaba parcialmente desabrochada, y con una mano en el bolsillo, simplemente al estar allí, se convirtió en el centro de atención.—¿Qué haces aquí? —preguntó Ximena mientras se acercaba rápidamente
Felicia fue la última en salir del kínder.La maestra Fresa hoy vestía una falda extremadamente corta, con un escote muy bajo. Deliberadamente se sujetó el celular frente a Lisandro, presionando y mostrando mucho su escote.—Señor Mendoza, lo siento, Felicia no terminó una manualidad y salió tarde, lo hice esperar —dijo la maestra Fresa con voz melosa.—Señor Mendoza, el kínder cambió el horario. ¿Por qué no intercambiamos números de WhatsApp? Yo se lo envío.Ximena, sin esperar a que Lisand
Ximena seleccionó una caja que parecía contener cuernos de ciervo. Al abrirla, encontró algo parecido a dos palos de madera en cada lado.No entendía mucho acerca de suplementos, pero sabía que cualquier cosa proveniente del ciervo era considerada muy nutritiva.Buscó en Google cómo prepararlos y siguió las instrucciones al pie de la letra, poniéndolo todo en una olla para hacer sopa.Justo entonces, su teléfono sonó. Era un mensaje de WhatsApp de Andrés, todos con audios de más de sesenta se
—Era... el suplemento del paquete de cuernos de ciervo...Los ojos de Lisandro estaban intensamente rojos, como un animal salvaje quemado por llamas feroces, listo para asestar un golpe mortal en cualquier momento.Ximena, asustada, palideció tratando de liberarse, pero Lisandro la arrastró a la habitación y la empujó contra la fría pared.El aliento del hombre era rápido y ardiente.Ximena intentó voltear su rostro, pero sus dedos largos y delgados sujetaron su barbilla, forzándola a mirarl