Capítulo 0019
—Era... el suplemento del paquete de cuernos de ciervo...

Los ojos de Lisandro estaban intensamente rojos, como un animal salvaje quemado por llamas feroces, listo para asestar un golpe mortal en cualquier momento.

Ximena, asustada, palideció tratando de liberarse, pero Lisandro la arrastró a la habitación y la empujó contra la fría pared.

El aliento del hombre era rápido y ardiente.

Ximena intentó voltear su rostro, pero sus dedos largos y delgados sujetaron su barbilla, forzándola a mirarl
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