Início / Romance / Mayhem / 6 | Resistencia y ruptura
6 | Resistencia y ruptura

Mayhem

No puedo dejar de sonreír.

Lo vi. Vi la forma en que Zayn luchaba contra sí mismo anoche en la parrillada. Vi cómo me miraba, cómo intentaba resistirse. Vi la guerra en sus ojos, la frustración en su mandíbula tensa, la manera en que sus manos se apretaban en puños cuando me acerqué demasiado.

Y lo mejor de todo es que sé que está perdiendo la batalla.

Me recuesto en mi cama, mirando el techo, repasando cada interacción, cada roce, cada palabra. Me encanta cómo se esfuerza en fingir que no me desea, que esto no lo está consumiendo tanto como a mí. Pero su cuerpo lo delata. Su respiración, su postura, la forma en que su voz se vuelve más grave cuando dice mi nombre.

Cierro los ojos y dejo que mi mente vuele. Imagino qué pasaría si, en lugar de alejarse anoche, hubiera cedido. Si me hubiera tomado por la cintura, me hubiera arrastrado a la oscuridad del jardín y me hubiera besado hasta dejarme sin aliento.

Dios, lo quiero. Lo quiero de una manera que es peligrosa, adictiva, prohibida. Y entre más me lo niega, más lo deseo.

Mi teléfono vibra en la mesita de noche. Lo tomo y veo el mensaje de Camille.

Camille: Necesito detalles. Ahora.

Me río y le marco. Contesta al segundo.

—Bien, perra, dime que anoche hiciste algo con ese hombre y no me hagas esperar.

—No pasó nada —digo, pero la sonrisa en mi voz lo delata.

—Maldita sea, ¿cómo es posible? ¿Cómo es que sigues siendo tan paciente? Si yo fuera tú, ya lo habría acorralado en algún rincón oscuro y—

—Lo estoy haciendo sufrir —la interrumpo con diversión. —Y créeme, es mejor así.

Camille suspira dramáticamente.

—Eres cruel. Pero también un genio. Cuéntamelo todo.

Le relato lo que pasó en la parrillada, cómo se alejó, cómo supe que estaba al borde de ceder. Camille suelta un grito de emoción.

—Lo tienes en la palma de tu mano. En serio, May, este hombre está acabado. Solo necesita una última empujadita.

—Lo sé —susurro, mordiéndome el labio. —Pero quiero que sea él quien venga a mí. Quiero que sea él quien rompa primero.

Camille se ríe.

—Y lo hará. Solo es cuestión de tiempo.

Cuando cuelgo, mi pecho se siente más liviano, pero la urgencia sigue ahí. Esta noche necesito verlo de nuevo. Necesito provocarlo aún más, hacer que cruce la línea.

Y sé exactamente cómo hacerlo.

La oportunidad se presenta más rápido de lo que esperaba.

Mi padre menciona casualmente en la cena que Zayn lo ayudará con algo en su oficina en casa esta noche. Mi corazón salta en mi pecho, pero mantengo mi expresión neutral. Sonrío y asiento, como si la idea de tenerlo aquí no me incendiara por dentro.

Después de la cena, me escabullo a mi habitación y me cambio. Me pongo un conjunto de lencería de encaje negro debajo de una bata de seda ligera, dejando mi piel apenas cubierta. Mi cabello cae en ondas desordenadas sobre mis hombros y me aplico un poco de brillo en los labios.

Perfecta. Lista para matar su autocontrol.

Espero. Sé que Zayn llegará en cualquier momento. Me paseo por la casa, fingiendo indiferencia, pero cuando escucho la puerta principal abrirse, mi cuerpo se tensa.

Él está aquí.

Lo dejo instalarse en la oficina de mi padre y espero un rato. Luego, con el corazón latiéndome en los oídos, camino hacia allí, asegurándome de que mis pasos sean suaves, silenciosos. La puerta está entreabierta, lo suficiente para que pueda verlo.

Zayn está sentado en el escritorio, con la chaqueta de su traje colgada en la silla, la camisa arremangada hasta los codos. Se frota el puente de la nariz con los dedos, como si estuviera agotado. Como si estuviera librando una batalla interna que no puede ganar.

Sonrío y empujo la puerta con suavidad.

—¿Trabajando hasta tarde? —mi voz es un susurro sedoso, una invitación disfrazada de conversación trivial.

Zayn alza la mirada y su cuerpo entero se tensa cuando me ve. Sus ojos recorren mi silueta, la bata suelta sobre mi piel desnuda, las curvas insinuándose debajo de la seda.

—Mayhem —dice mi nombre en un tono bajo, como si fuera una súplica. O una advertencia.

Camino lentamente hacia él, asegurándome de que cada movimiento sea una provocación. Me apoyo contra el escritorio, justo a su lado.

—Te ves cansado —murmuro, alargando una mano para rozar su brazo. Su piel está caliente bajo mis dedos.

Él exhala bruscamente y se aparta.

—¿Qué estás haciendo?

Inclino la cabeza y lo miro a los ojos.

—Nada. Solo vine a ver si necesitabas algo.

—Necesito que te vayas —gruñe, pero su voz no tiene convicción.

Me río suavemente y me inclino un poco más, permitiendo que mi bata se abra apenas, dejando entrever la lencería debajo.

—¿De verdad quieres que me vaya? —miro sus labios, luego sus ojos.

Zayn aprieta los dientes, sus manos se aferran al escritorio como si fueran lo único que lo mantiene en control. Su respiración es pesada, su mirada oscura y dilatada. Está al límite.

Y entonces, ocurre.

Zayn se levanta de golpe. Su silla se desliza hacia atrás con fuerza. En un segundo, está frente a mí, tan cerca que apenas hay aire entre nosotros.

—Me estás volviendo loco —su voz es un gruñido ronco, cargado de frustración y deseo contenido.

Sonrío. —Entonces, déjate llevar.

Zayn cierra los ojos con fuerza, como si estuviera librando la última batalla de su voluntad. Pero cuando los abre de nuevo, su expresión ha cambiado. Ya no es solo deseo. Es rendición. Es algo crudo, salvaje, inevitable.

—Mierda —susurra justo antes de tomar mi rostro entre sus manos y devorar mi boca con la desesperación de un hombre que ha estado hambriento por demasiado tiempo.

Un gemido escapa de mis labios cuando su lengua se abre camino en mi boca, cuando sus manos recorren mi cuerpo con una urgencia que me hace temblar. Me aferro a su camisa, tirando de él, pegándolo más a mí, necesitando sentir cada centímetro de su cuerpo contra el mío.

Zayn me levanta sin esfuerzo y me sienta en el escritorio. Su boca se desliza por mi cuello, su aliento caliente contra mi piel, sus dedos marcándome, reclamándome.

—No debería estar haciendo esto —murmura contra mi clavícula.

—Pero lo estás haciendo —respondo con una sonrisa satisfecha, enredando mis dedos en su cabello.

Él suelta un sonido grave, entre frustración y deseo, y su boca vuelve a encontrar la mía con más fuerza, con más necesidad.

Y en ese momento, sé que he ganado.

Zayn ha cruzado la línea.

Y ya no hay vuelta atrás.

Continue lendo no Buenovela
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Digitalize o código para ler no App