Início / Romance / Mayhem / 5 | Confesiones y tentaciones
5 | Confesiones y tentaciones

Mayhem

El día siguiente pasa en un estado de inquietud latente. Mi cuerpo sigue recordando la forma en que Zayn me miró anoche, la tensión en su voz, el deseo reprimido que casi podía tocarse en el aire. Pero no cedió. No todavía.

Y eso solo me hace querer más.

Necesito hablar con alguien. Necesito desahogarme antes de que esta obsesión me vuelva loca. Así que, en cuanto salgo de la universidad, arrastro a Camille a nuestro café favorito en West Hollywood.

Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, y ella me mira con el ceño fruncido mientras revuelve su café con demasiada energía.

—Okay, ¿qué demonios te pasa? Has estado distraída todo el día y, para ser honesta, es irritante.

Dudo por un segundo, pero luego decido que no puedo guardármelo más. Me inclino sobre la mesa y bajo la voz.

—Es Zayn.

Camille deja la cuchara y parpadea.

—¿Zayn? ¿El mejor amigo de tu papá? ¿Ese Zayn?

Asiento, mordiéndome el labio. Sus ojos se agrandan antes de que su boca se curve en una sonrisa incrédula.

—Dios, esto es demasiado bueno. Cuéntamelo todo. Ahora mismo.

Suspiro y juego con la servilleta entre mis dedos.

—No ha pasado nada… todavía. Pero él me mira de una forma que me vuelve loca. Sé que me desea, Camille. Lo veo en su rostro cada vez que me acerco. Pero se resiste. Siempre se resiste.

Mi mejor amiga se echa hacia atrás en su silla y me observa con diversión.

—Oh, pobre Zayn. No tiene idea de lo que le espera contigo. Sabes que lo vas a hacer caer, ¿verdad?

Sonrío, porque sé que tiene razón. Pero entonces, algo en mi pecho se aprieta.

—¿Y si no? ¿Y si de verdad me evita? ¿Y si solo estoy imaginando todo esto?

Camille se ríe con incredulidad.

—Por favor, Mayhem. ¿Tú? ¿Imaginando cosas? Lo dudo. Tienes un don para hacer que los hombres pierdan la cabeza. Y Zayn no es una excepción. Es solo cuestión de tiempo.

Su confianza me reconforta. Pero también me enciende aún más. Porque sé que tiene razón. Y si Zayn cree que puede escapar de esto, está muy equivocado.

Esa noche, cuando me meto en la cama, mi mente sigue enredada en la idea de él. En su olor, su voz, sus ojos oscuros cargados de deseo contenido. Cierro los ojos y el sueño me arrastra con demasiada facilidad.

Pero en mis sueños, no hay resistencia.

En mis sueños, Zayn no huye.

Estoy en la cocina otra vez, pero esta vez es diferente. La luz es más tenue, el ambiente más cargado. Estoy apoyada contra la encimera, y él está frente a mí. Tan cerca que casi siento el calor irradiando de su cuerpo.

—Sabes que esto está mal, ¿verdad? —su voz es un susurro rasposo, peligroso.

Sonrío y me inclino hacia él.

—¿Y qué si lo está?

Zayn maldice y me atrapa contra la encimera, su mano sujetando mi cintura con fuerza. Su otro brazo se apoya junto a mi rostro, acorralándome.

—Me estás volviendo loco —gruñe, y su boca roza la mía, apenas un roce, pero suficiente para que me estremezca.

—Entonces deja de pensar tanto —susurro contra sus labios.

Él deja escapar un sonido bajo, algo entre un gruñido y una rendición. Y luego, su boca está sobre la mía.

El beso es salvaje, desesperado. Sus labios son duros, demandantes, explorándome sin contención. Sus manos bajan por mi espalda hasta mis muslos, levantándome con facilidad para sentarme sobre la encimera. Sus dedos aprietan mi piel con fuerza, reclamando, devorándome con cada caricia.

Mi cuerpo se calienta con una urgencia incontrolable. Su lengua se desliza dentro de mi boca, y el mundo a nuestro alrededor desaparece. Sus manos suben por mis piernas, empujando el vestido hacia arriba, sus dedos rozan la piel expuesta de mis muslos y—

Me despierto de golpe.

Mi respiración es errática, mi piel arde y mi cuerpo entero está temblando con una necesidad feroz. Aprieto los muslos, sintiendo la presión palpitante entre ellos.

M****a.

Cubro mi rostro con las manos, intentando calmarme, pero la sensación sigue ahí. Latente. Presente. Lo deseo. Lo deseo de una manera que nunca antes he deseado a nadie.

Y lo peor de todo es que sé que él me desea también.

No podré soportar esto por mucho más tiempo.

Es solo cuestión de tiempo antes de que Zayn finalmente ceda.

Y cuando lo haga…

Voy a asegurarme de que no se arrepienta ni un solo segundo.

Zayn

No he dormido bien en días.

Desde que regresé a Los Ángeles, mi cabeza ha sido un desastre. Pero anoche fue peor. Anoche fue una tortura.

Porque no importa cuánto lo intente, no puedo sacármela de la mente.

Mayhem.

Me siento frente a mi escritorio, con los codos apoyados en la madera y las manos frotando mi rostro, tratando de arrancar de mi cabeza la imagen de su maldita sonrisa. De sus labios entreabiertos. De la forma en que su piel se veía bajo la luz tenue de la cocina.

Mi teléfono vibra. Es Jared.

Tomo aire antes de contestar.

—Dime.

—¿Sigues vivo? No has aparecido en días.

Cierro los ojos por un momento y me recargo en la silla.

—He estado ocupado.

—Bueno, esta noche no hay excusas. Voy a hacer una parrillada en casa, como en los viejos tiempos. Ven temprano. Y sí, Mayhem también estará.

Mi mandíbula se aprieta. Como si necesitara más de eso. Más de ella. Más de la puta tentación que representa.

Pero no puedo decir que no. Jared no sospecha nada, y no hay razón para levantar alarmas.

—Nos vemos a las ocho —respondo, cortando la llamada antes de que mi voz delate mi incomodidad.

El resto del día es un infierno. Me sumerjo en trabajo, revisando contratos, cerrando tratos, haciendo todo lo posible para no pensar en lo que me espera esta noche.

No funciona.

Y cuando llega la hora, cuando estaciono mi auto frente a la casa de Jared, ya estoy al borde de mi paciencia.

La puerta está entreabierta y la música se escucha desde el jardín. Camino con calma, con un vaso de whisky en la mano, saludando a un par de conocidos antes de encontrarme con Jared cerca de la parrilla.

—Mierda, pensé que ya no vendrías.

Le doy una palmada en el hombro y me obligo a sonreír.

—Te dije que vendría.

—Bien, porque necesito tu opinión sobre el nuevo proyecto en el restaurante. Pero antes de eso… Mayhem.

Mi cuerpo entero se tensa al escuchar su nombre. Y entonces, como si el destino decidiera burlarse de mí, la veo.

Mayhem está del otro lado del jardín, riendo con un grupo de amigos. Lleva un vestido corto, ligero, de esos que parecen hechos para tentarme. Y lo peor de todo es que lo sabe.

En algún momento gira la cabeza y sus ojos se encuentran con los míos.

Esa maldita sonrisa suya aparece en su rostro. Un destello de diversión, de reto, de algo que me hace querer maldecir en voz alta.

Me doy la vuelta antes de hacer una estupidez.

Pero ella no me deja escapar.

Minutos después, cuando Jared se va a hablar con otros invitados, Mayhem se acerca.

—Hola, Zayn.

Cierro los ojos por un breve segundo antes de girarme hacia ella.

—Mayhem.

—Te he extrañado. No has venido en días.

—He estado ocupado.

—¿Demasiado ocupado para mí?

Dios, esta chica va a matarme.

Se acerca un poco más, lo suficiente para que su perfume me envuelva, para que su presencia me haga perder la poca compostura que me queda.

—No juegues conmigo, Mayhem.

Ella sonríe, como si le divirtiera mi sufrimiento.

—¿Por qué? ¿Te asusta jugar conmigo?

Suelto un suspiro pesado.

—No es un juego. No puede serlo.

—¿Por qué no?

—Porque eres la hija de Jared. Porque esto está mal. Porque—

—Porque me deseas y no quieres admitirlo.

Mi mirada se encuentra con la suya, y sé que no hay escapatoria.

Mayhem da un paso más. Sus dedos rozan mi antebrazo. Es un toque ligero, pero quema. Quema más de lo que debería.

—Déjame en paz —murmuro, pero su mano se desliza por mi piel, lenta, tortuosa.

—No quieres que lo haga.

M****a. M****a. M****a.

Antes de que pueda hacer algo estúpido, me alejo de ella con una rapidez que me deja mareado.

Me pierdo entre la gente, bebiendo de mi whisky como si pudiera apagar el incendio que tengo en el pecho. Como si pudiera controlarlo.

Pero sé que es una mentira. Sé que estoy perdido.

Y lo peor de todo es que ya no estoy seguro de querer encontrar una salida.

Continue lendo no Buenovela
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Digitalize o código para ler no App