—Lisa, por favor, dime que es una broma... No— Las palabras de me traban a medida de que las lágrimas de acumulan en la ojos.
—Camila ¿qué sucede?— Escucho la voz de Patrick, pero parece como si estuviera distante, no justo a mi lado.
—¡Soy una estúpida! ¡Soy una tonta!— Se reprocha Lisa una y otra vez.
—Lisa, por favor, dime cómo pasó— Le pregunto, mientras, escucho que Patrick insiste en saber qué pasa. Me siento simplemente abrumada.
—Yo... Estábamos jugando en el jardín, igual que todo los días. Yo lancé el freesby y ella salió corriendo a buscarlo. De repente pasaron cinco minutos y vi qué no volvía, pasaron cinco minutos más y decidí que era mucho tiempo. Así que salí a buscarla y...— Se detiene para reprimir el llanto — Simplemente no esta
Gracias al cielo esto es Malibu y no Los Ángeles, porque entonces esos cinco minutos de los que fui advertida, se convertirían en una larga e infinita hora atascada en el tráfico. Tan pronto colgué la llamada, ascendí la velocidad. No me importa si la policía me pilla, al darles mi nombre sabrán quien soy, sabrán que ahora mismo no soy más que una madre desesperada por encontrar a su hija.El semáforo antes del muelle de torna rojo antes de cruzar. «Miierda y mil veces mujeres» exclamo mientras golpeo el volante.—Vamos...— Mascullo entre dientes como si así, por arte de magia, el semáforo fuera a cambiar de color.Me toca esperar un par de segundos más, cuando la luz verde vuelve a iluminarse después de lo que me ha parecido la espera más larga de mi vida, apoyo mi mano en la palanca de cambios y acelero hasta que logró
—Dime algo ¿en ese medio toda la gente está así de loca?— Pregunta Josie al otro lado de la línea.La noticia de la detención de Cassie se esparció como la pólvora. Creo que no hay un medio de comunicación que no haya reseñado como Cassie Baker secuestró a una menor de edad. Claro, las noticias no dicen eso, los títulos en general han sido más o menos asi: "Cassie Baker secuestró a la hija de Camila Martin" o " Cassie Baker, ex esposa de Lara Baker, secuestró a la hija de Patrick Connelly", sólo aclaran que no es su hija -ni biológica o legal- cuando lees la noticia. Pero sólo así pueden conseguir unas cuantas vistas extras.—No, no todo el mundo. La mayoría de los que yo conozco, sí— Pronuncio con desdén aunque intento mantener un tono jocoso.La verdad es que estoy feliz. Que sí, que e
En unas pocas horas estaremos en Grecia. Por fin. Sé que al comienzo, cuando me enteré de que Lars formaría parte de este proyecto, me parecía que las cosas irían fatal. Él, Patrick, yo, todos juntos en una ciudad pequeña y recóndita, parecía una mala idea. Bueno, seré frontal: era una terrible idea, por donde se viera.Pero después de todo lo que ha pasado y teniendo en cuenta que Mia, Lisa y yo estaremos en Atenas, a horas de Lars, siento que este viaje es la oportunidad perfecta para comenzar de nuevo. Tal vez siga los pasos de Lisa y aproveche mi estadía en tierras griegas para tomarme un respiro de todo y de todos. Especialmente de todos. Menos de mi hermosa princesa, mi hija que duerme entre mis brazos ahora mismo.—Oh, Camila. Recuerda esos momentos— Me susurra Lisa mientras señala a mi hija —En un abrir y cerrar de ojos crecen. Y créeme, ya nada s
—Disculpa que no nos hayamos podido reunir en Santorini — Le digo a Bertha, tan pronto aparece delante de mí, en el restaurante del hotel donde acordamos reunirnos.—No, nada de eso, Camila— Me dice mientras toma asiento delante de mí —Odio esa manía que se les inculca a las mujeres por pedir perdón cuando no han hecho nada malo— Levanta su mano y ella misma se encarga de llamar a uno de los meseros —Si fueses un hombre y me dices que no estás en Santorini, que estas en Atenas y por consiguiente nos tenemos que reunir aquí, al verme llegar no me habrías dado tus disculpas por hacerme venir hasta acá.Escuchar hablar a Bertha es como sesión terapéutica, es como una clase para aprender a hacer la jefa. No mide más que yo, pero lo que carece en estatura, le sobra en temple. Y en genialidad. Después de aquella conversación que tuvimos, busqu&
Siete horas antes.Alguien llama a la puerta de la habitación. Miro a Mia con una expresión de sorpresa. El desayuno acaba de arribar,una sorpresa a decir verdad, no esperamos a Lisa hasta eso de las diez. Resulta que mi suegra está teniendo problemas para acostumbrarse al horario y, tal como nos lo ha hecho saber, se acuesta y se despierta más tarde de lo que debería.—¿Puedo abrir?— Me pregunta Mía mientras mastica un enorme bocado de panqueques con mermelada de durazno.—Absolutamente, no. Yo lo hago — Pronuncio poniéndome de pie. Camino hasta la puerta y al abrirla me encuentro con la sorpresa de que es Jon.—Ah, hola, Camila— Me dice con cierto recelo.Resulta que el mismo día que ocurrió lo de Mia, cuando él vino a casa para apoyar a Lisa -que también la estaba pasando fatal- antes de irse &ea
Lo observo por un instante, con aberración, es que no encuentro otra forma de plasmar mi mirada en él. Cuando lo veo a los ojos, es retroceder el tiempo a los díasmas espantosos de mi vida, días que fueron los mejores hasta que el los destruyó.—¿De verdad piensas que voy a dejar que vengas a decir mentiras sobre Patrick?— Espeto mientras sacudo mi cabeza.Es que es insólito el hecho de que piense que, después de todo lo que ha ocurrido -antes y ahora - voy a creer una de sus palabras.—La cuestión es esa, Camila— Dice con una serenidad qué encrispa mi piel —No son mentiras y por eso debes saberlo.—Lars ¿qué demonios?— Suelto mientras lo fulmina con la mirada, alucino al escuchar su voz y el tono con el que se está dirigiendo a mí —¿Te estás escuchando?— Suelto, aunque inmediatamente a
Intento no ser tan paranoica. Es un viaje de ida y vuelta, le contaré a Patrick lo que pasó y nada más.«No, Camila. Sabes muy bien que no es sólo eso» me grita una voz dentro de mi cabeza.No voy a dejar que Lars juegue conmigo. Me dijo puras mentiras y yo no le he creído ninguna.«Entonces ¿por qué estás aquí?». Dejo escapar un grito contra la almohada que sostengo entre mis manos, sobre mi regazo, sólo así puedo hacerle frente a mi paranoia.Tomo una bocanada de aire, hago mi mejor intento por concentrarme en la televisión. Llamé a Patrick hace casi tres horas, le dije que iba a saliendo a Santorini, que quería hablar con él. Lo tomé por sorpresa, como es evidente ya que acordamos que yo estaría en el mismo lugar que estaríaLars. Me preguntó que si ocurría algo malo,
Lo odio, odio con todas mis fuerzasporlo que me ha hecho, los secretos que me ocultó, las mentiras qué me dijo. Y odio que a pesar de todo eso, a pesar de esta rabia que me presiona el pecho aún lo sigo amando. Eso también me resulta doloroso: la traición. Yo fui honesta con él, bajé mi defensa y me mostré tal cual, vulnerable. Le conté lo que había estado ocultando durante años. Y el me pagó con más mentiras.Corro literalmente hasta el elevador, espero que se abran las puertas y me meto en esa enorme caja metálica, presionoel botón haciendo que se detenga y proceso a tirarme en el suelo. A llorar. Serán solo cinco minutos, cinco minutos en la soledad donde me puedo permitir ser yo, ser esta versión que dio todo lo que tenía y recibió un puñado de mentiras a cambio."Sólo verdades a partir de aho