Pase casi toda la mañana en eso y a las once nos llamaron a todos a la sala de juntas. Supuse que anunciarían la fotografía que estaría en la portada y las nuevas asignaciones para cada quién. Theo y yo íbamos conversando con otros dos compañeros de trabajo, sobre una película extranjera que estaba en carteleras. Ellos lo hicieron el fin de semana.No la había visto, pero si leí algunos comentarios sobre ella en internet y las críticas que recibió por parte del público en general. Sorprendentemente, todas eran buenas y eso era algo muy poco usual. Seguramente debía darme la oportunidad de pasar por el cine en cuanto tuviese un momento libre. Así se los hice saber y ellos se mostraron complacidos.—Deberíamos salir todos juntos algún día. En Moscú hay sitios increíbles para visitar. Te aseguro que no nos aburriríamos en ningún momento. —comentó Mariana. Era una chica pelinegra, de ojos castaños y miembro de la parte editora de la revista.—La verdad es que si sería bueno distraerse en
—¿Quieres ir a almorzar? —preguntó Theo mientras se colocaba un abrigo por encima de la camisa. Observe el reloj por encima de su hombro. Eran las 3:00 pm, nuestra hora de salida. Con tanto trabajo sobre los hombros me había olvidado por completo. —¿Tu esposo no se enojará? —Solté una carcajada al ver la expresión de miedo en sus ojos.Negué moviendo la cabeza de un lado al otro. La coleta en la que había recogido mi cabello me golpeó el hombro. Todavía estaba a medio risa. Entendía que estuviese un poco receloso, pues la última vez que ambos se vieron, no terminó bien para él. Me levante de la silla y tome mi chaqueta, pase por su lado, dándole una palmada en el brazo. Sonreí.—No te preocupes por eso, Alexey no se aparecerá de nuevo. Te lo aseguró. —Le guiñe un ojo a modo burlón. Camine directamente hacía el ascensor y detrás de mi escuche un bufido por parte de Theo, antes de que se me uniera. —Parece que se te fue el miedo.Otro bufido, esta vez más irónico, junto con un gesto de
La cena fue deliciosa, yo pedí un risotto de zanahoria y Theo una pasta a la carbonara. Pasamos todo con una buena copa de vino y quedamos tan llenos, que tuvimos que rechazar el postre. Luego de pagar la cuenta, nos despedimos en la entrada del local. Iba a montarme en el auto, pero entonces me di cuenta que faltaba algo en mi cuerpo.—¡Deje en mi bolso en el restaurante! —exclame para mí misma, volví rápidamente a buscarlo y respire aliviada cuando lo vi en la mesa que usamos. Con cuidado lo cruce sobre mis hombros. Miré de un lado a otro y fui directamente hasta la parte trasera.Para mi buena suerte, la puerta estaba abierta y pude salir con facilidad. Inspecciones varias veces el entorno, para asegurarme que no había voyekivis por ninguna parte. Aparentemente solo se quedaron la puerta de enfrente. Armándome de valor, salí del restaurante en una carrera. Levante la mano con la intención de detener un taxi en breve.Comencé a desesperarme cuando el tiempo pasaba y ninguno se deten
Era evidente que a Dominika no le hacía ninguna gracia ver a otra persona en lugar de su padre y menos si esta era una completa extraña. Por lo poco que me había comentado la directora y lo que había logrado captar en las reacciones de la niña, descubrí que Alexey venía regularmente. También observaba que existía una buena relación entre ambos.—¿Por qué padre no vino, señorita Amaranta? —Parpadee escuchando la formalidad con la que se dirigía a mí. Eso era algo bastante extraño en un niño y más a su edad. Dominika enderezó la espalda y me miró con atención, esperando por mi respuesta.No me tenía miedo y a pesar de ser una desconocida para ella, se desenvolvía con elegancia y soltura. Incluso sus manos estaban cruzadas sobre su regazo. Claramente no era extrovertida, pero tampoco poseía el nivel de timidez que no le permitiese socializar.Tuve que contener una risa al ver que parecía una pequeña damita en esa posición tan ceremoniosa. Definitivamente en este internado daban una educa
—Estoy de acuerdo con mi esposo, prefiero que Dominika lleve una vida normal y que disfrute cada una de sus etapas. —afirme caminando de nuevo a la salida del internado. La directora me seguía muy de cerca, mi respuesta tampoco la había complacido del todo. —De acuerdo, aunque es una pena… —admitió entre dientes. Ignore lo que decía para evitar una discusión en este lugar. Entonces recordé algo más que debía decirle. —Todavía Dominika no debe enterarse que su padre está casado, solo él debe decidir cuando hacerlo. ¿Entendido? —Eurena bajó la cabeza en señal de respeto y asintió. —Por supuesto, jamás nos tomaríamos el atrevimiento de hacer tal cosa. Ya habíamos llegado a las enormes rejas. Nos despedimos rápidamente con un apretón de mano y un beso en la mejilla. Lo mejor sería mantenerla de mi lado si quería seguir viendo a Dominika en un futuro próximo. Salí de las instalaciones y me monté en el taxi. Por suerte el conductor obedeció y no esperó pacientemente a que regresara. El
—¿Qué es lo que quieres? —jadee cansada. Los pulmones me ardían y quizás pronto necesitaría tomar aire fresco. Todo a mi alrededor olía pantanoso, apestaba a suciedad.Yukata estiró una mano hacía mi mejilla, la simple visión de su rostro me daba asco. Aparte mi rostro de un halón, ni siquiera soportaba su tacto. Una sonrisa irónica apareció en sus labios. No le di el gusto de apartar mi mirada. La mantuve firme, retadora. Él fue el primero en apartarla. Sonreí ante la pequeña victoria que obtenía. Más me valía tenerlas.—Tus ojos son impresionantes, jamás había visto un color semejante. —siseó poniéndose de pie, me observaba con admiración. —No sabes lo emocionado que estoy. Tengo a la joya de la Bratva en mis manos. —declaró. Su rostro poseía una expresión psicótica que introdujo el terror en mi sangre. Detestaba la forma en cómo me miraba.Debo reconocer que se veía muy desmejorado. No le había sentado bien la persecución de La Esfinge. Llevaba el cabello y la barba mucho más larga
Maldigo la hora en la que decidí volver a este mundo. Inocentemente creí que si mantenía un perfil bajo no llamaría la atención. ¿Pero quién demonios puede hacerlo en una organización como la mafia roja o la mafia en general? En medio de mis divagaciones he llegado a la conclusión que todos son unos cobardes de mierda, pero les duele admitirlo.Buscan a las esposas e hijos en lugar de asesinarse entre ellos mismos, porque por alguna extraña razón, su hombría es más fuerte si someten a un débil. Eso, o realmente tienen miedo de encontrarse cara a cara con su verdugo personal: La humillación.Los corrientazos eléctricos ya me habían atrofiado el cerebro si perdía mi tiempo pensando en eso. Hacía bastante rato que no me aplicaban electricidad, pero la última descarga fue tan potente, que valía por tres sesiones. Ya había vomitado varias veces y en algún punto deje de sentir mis manos y pies a causa de las torturas y cuerdas que me ataban.Algo captó mi atención en el suelo, un montón de
Luego de nuestra charla, Alexey se marchó de mi habitación. Tenía asuntos que resolver con respecto a Yukata, pues La Esfinge quería castigarlo por su propia cuenta. Me contó que pudieron encontrarme gracias al rastreador que estaba implantado en mi anillo de matrimonio y que ahora se encontraban en el sótano todos los que capturaron.Prometió que enviarían a las sirvientas para que me atendieran y que subiría cuando el medico viniera a verme de nuevo. No asentí ni negué. Él podía hacer lo que quisiera, pero estaba demasiado adolorida como para pronunciar otra palabra. Nuestra reciente conversación había mermado las pocas fuerzas que logré acumular anteriormente.De mi mano colgaba una manguera que estaba conectada a una enorme bolsa de suero. Supuse que colocaron vitaminas en él, junto con los antibióticos para que sanaran las heridas. Lo que menos soportaba era la constante punzada en mi cabeza. Nunca había sentido un dolor parecido y también me provocaba ganas de vomitar cada poco