BrattObservo a Lilia con angustia y me frotó la cara, como respuesta a esta situación que se ha tornado tan extraña y estresante para mí.—Ya no sé qué hacer para ganarme su corazón y sacarla de esta maldita confusión en la que está metida. Y todo por culpa de ese modelo de pacotilla —me desahogo.—No sé qué decirte, Bratt. Según lo que nos dijo Serena, ella no se acostó con nadie esa noche; solo fue rescatada por un hombre que, según su descripción, no tenía nada que ver con Ian. Así que no entiendo este asunto, ¿dices que hasta te envió una fotografía?—Sí, eso hizo. Por eso creo que, en efecto, ellos se acostaron esa noche y se siguieron viendo. Porque también es muy sospechoso que él estuviera con ella el día del accidente. No sé qué hacer, siento que la estoy perdiendo y todo por ser un idiota.»Si ella no me hubiese encontrado besándome con mi secretaria aquel día, ni siquiera hubiera conocido al modelo ese. ¡Esto me pasa por puto! ¿Sabes qué es lo que más me tortura? Que, si S
Ian¡Mierda, mierda, mierda!Sabía que darle hospedaje a Yesenia me iba a traer problemas, pero jamás imaginé que fuera de este tipo. ¿Por qué Serena vino a visitarme?Los latidos de mi corazón aumentan su ritmo mientras corro detrás de ella. La alcanzo cuando vamos a mitad de las escaleras y la atraigo a mi cuerpo.—Pelirroja loca, ¿cómo puedes correr así con esos tacones del demonio? —digo mientras la aprieto contra mí. Ella, por su parte, forcejea para escapar de mi agarre.—Suéltame, imbécil. —Se remueve como si fuera un gusanito.—No hasta que me escuches. Sé que lo que acabas de ver se presta a la mala interpretación, pero no es lo que crees.—Ese no es mi problema, Ian —responde con tono grueso.—Claro que lo es. Se supone que tú y yo estamos en una relación.—¡¿Qué?! —espeta. Logra liberarse y me mira a los ojos molesta—. Nosotros no tenemos nada, infeliz. Bien puedes acostarte con ella y todas las que se te antojen, y olvidarte de que yo existo.Corre escalera abajo. La dejo
Me dejo llevar por él hasta el estacionamiento que se encuentra en el edificio de al frente. Allí busca su moto y, cuando conduce hasta quedar delante de mí, me extiende uno de sus cascos y me ayuda a subir.Obedezco sin titubeo y le rodeo la cintura con mis brazos. En el instante en que nuestros cuerpos entran en contacto, siento un leve estremecimiento, asimismo el corazón empieza su danza eufórica y se me hace dificultoso respirar.La brisa provoca que la tela de mi ropa vuele junto al cabello que sale del casco y, tanto esta como la velocidad, me hacen sentir libre e intrépida por un momento.—¿No es genial, pelirroja? —dice Ian con voz alta, para que pueda escucharlo.—¡Sí! —grito con frenesí.—¡Dilo más fuerte que no te oigo!—¡Sí! ¡Esto es genial! —exclamo con mayor intensidad.—¡Manda todo a la mierda, preciosa! —vocifera.—¡Qué se vaya todo a la mierda! —obedezco con la adrenalina recorriendo mis venas.—¡Dilo más fuerte, pelirroja! ¡¡Qué se vaya todo a la gran mierda!!—¡¡Sí
SerenaDespués de que el taxi me dejara en el edificio, donde mi carro se encuentra estacionado, conduzco en dirección a la mansión Nisson. Me paso todo el trayecto pensando en una manera para poder anular mi matrimonio con Bratt, pero no encuentro una opción en donde ninguno salgamos perjudicados.Para mí es un fastidio tener que regresar a la casa de un esposo falso y fingir que somos la pareja perfecta, todo justo después de haber cenado con el hombre que de verdad me gusta.Cuando traspaso la puerta que conduce a la sala principal, corro con suerte porque solo visualizo a algunos empleados. Aprovecho esta dicha para apresurarme hacia la habitación, no vaya a ser que me encuentre con personas desagradables.Después de un baño reconfortante, me acuesto y empiezo a rememorar mi salida no planeada con Ian. Es inevitable sonreír como tonta enamorada y suspirar. Me encanta Ian.—Por cierto, qué raro que Bratt no está en casa —mascullo pensativa. Busco el celular y encuentro un mensaje d
SerenaNoto que Taís sale del edificio, mas espero a que esta se aleje para apearme de mi vehículo. Lo he parqueado detrás de otros autos que le hacen frente a la mini van de ella, para que esta no lo vea.Eso me hace pensar que fui bien pendeja, al no notar que su vehículo estaba aquí cuando llegué a este lugar. Aunque, hay muchas mini vans blancas y de ese modelo, aparte de que lo menos que me imaginé, es que ella se atreviera a venir al apartamento de él.Ahora me queda otra interrogante: ¿Está la tal Yesenia con Ian aún?Bueno, me temo que la sorpresa se arruinará. Ni modo, tendré que enviarle un mensaje a él para preguntarle.—Vamos, bombón, contesta —mascullo con impaciencia al no recibir ninguna respuesta de parte de él. Vuelvo a insistir, pero esta vez pongo signos de interrogación.«No, no está aquí. ¿Acaso dudas de mí?»Vaya, su respuesta me parece agresiva. No me atreví a dañar la sorpresa, por eso solo le pregunté si esa mujer estaba allí sin darle ningún contexto. Ahora e
IanParqueo la moto frente al restaurante donde me veré con las amigas de mi pelirroja. Luego me conduzco a la mesa que reservé para esperarlas.Unos diez minutos más tarde, entra Taís y me saluda con timidez, acto seguido, se sienta frente a mí.—Este lugar es hermoso, muchas gracias por invitarnos, Ian —dice con nerviosismo.Trato de ser amable, aunque no lo sienta, mas lo hago por la pelirroja.—Gracias a ti por el regalo de cumpleaños. Lamento mucho no haberte podido recibir aquel día.—No te preocupes, entiendo que necesitabas descansar —responde. Pone su mano sobre la mía de manera disimulada.Mierda, no quiero lidiar con esto.Con sutileza, me libero de su caricia. El silencio se torna incómodo al nosotros no tener un tema de conversación, así que miro por los lados deseoso de que Lilia se aparezca. Una media hora después, la camarera nos aborda por tercera vez y nos mira a la expectativa.—¿Ya están listos para ordenar? —pregunta con una sonrisa amable que actúa muy bien.—Est
SerenaHoy no es un buen día para ir a trabajar, en su lugar, deseo ir a casa de mis padres y refugiarme en su cariño. Pero por supuesto no puedo hacerlo, porque, ¿bajo qué excusa les diré que necesito su consuelo? Es obvio que van a mal interpretar todo y creerán que es por culpa de Bratt. Tampoco les puedo decir la verdad o ¿sí?Mi vida es un completo desastre.Con el ánimo por el suelo y los ojos entreabiertos porque me arden, me dirijo al baño y me aseo.El maquillaje no es suficiente para tapar las horrendas ojeras, aparte de que tengo los ojos rojizos e hinchados, y un terrible dolor de cabeza. Todo esto es gracias al llanto y las pocas horas de sueño.Sin deseo de comer ni beber nada, me conduzco fuera de la mansión. Hoy tampoco he sabido acerca de Bratt, como en los últimos días. Supongo que está durmiendo en su apartamento o en la cabaña. Una tristeza enorme se me instala en el pecho al sentir que lo extraño.—¿Podremos solucionarlo? —susurro para mí.Ya en el estacionamiento
SerenaLas palabras de Lilia retumban en mi mente en todo el trayecto a la cabaña.No sé cómo tomarlas.Es que me dolió tanto que minimizara mis sentimientos por Ian y le diera más valor a los de Taís. Es imposible que a Taís le importe él más que a mí, debido a que ellos no se han tratado. Bueno, si tuvieron sexo anoche, se hicieron íntimos.El simple hecho de imaginarlo me revuelve el estómago. Siento a Ian tan mío, que me irrita saber que besa otros labios y que acaricia otra piel.Ya en la cabaña, me preparo una cocoa con leche y me siento en una mecedora que se encuentra en el jardín, entonces contemplo la belleza de la naturaleza. El aire aquí es tan fresco, que siento que mis pulmones se desintoxican.Tomo un sorbo cuidadoso de la bebida espumosa y caliente, y cierro los ojos. Lo primero que me viene a la mente es Ian con una cámara fotográfica, el color rojizo y anaranjado del cielo, y nuestras risas libres y sinceras.—¿Por qué no puede ser real si lo siento aquí? —Me pongo l