Capítulo 42

Al día siguiente, Diana se despertó mareada y con un fuerte dolor de cabeza, además, estaba amarrada a la cama.

―¿James? ―preguntó al verlo a su lado.

―Dianita, cariño, ¿cómo te sientes?

―Mal, ¿qué me pasó?

―Lo siento, tuve que amarrarte anoche.                                                                      

―¿Amarrarme? ¿Por qué?

―Me atacaste. O eso quisiste.

―¿Y eso por qué? No recuerdo nada después de la cena.

―Lo que pasa es que te sedé anoch

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