CAPÍTULO 165: LA FIESTASolo han pasado cuatro días desde que Ricardo no está, pero se siente como una maldit4 eternidad. He pasado noches en vela queriendo escribirle, pero al final acabo arrepintiéndome por miedo a que me diga algo que no quiero leer; o peor, que lo vea y me ignore.Él tampoco ha hecho el intento de llamarme o comunicarse conmigo, así que supongo que eso significa que no quiere hablarme.Pero lamentablemente no puedo poner mi vida en pausa. Hoy es la fiesta de bienvenida que Valverde organizó para John, y les prometí que iba a estar ahí con Jake. No puedo faltar.Me miro en el espejo, acomodando los últimos detalles de mi vestuario. Es curioso como la percepción de mí misma ha cambiado tanto en este año que ha pasado.La mujer débil, delgada, demacrada que fui cuando salí de la prisión se ha transformado en una muy distinta. En parte Ricardo ha sido responsable de este cambio, pero también mi propia actitud.El sonido de la notificación de mi celular me saca de mis
CAPÍTULO ESPECIAL VRebeccaSigo a Cristhian por el pasillo, mis pasos rápidos hacen eco contra el suelo frío mientras la preocupación crece en mi pecho. Leona apenas puede mantenerse en pie. Su cuerpo tambalea y Cristhian, con dificultad, la sostiene mientras trata de guiarla hacia una habitación vacía. La expresión de Cristhian es de pura angustia y frustración. Sé que esto no es lo que él esperaba para este día; bueno, de hecho, nadie lo esperaba.—Becca, lo siento tanto —dice Cristhian cuando se da cuenta de que estoy detrás de él—. Esto es un ridículo total. No tendría que haber pasado.Lo miro y sacudo la cabeza.—No tienes que disculparte por esto. Me da igual lo que haya dicho delante de todos. —Hago una pausa y observo a Leona, cuyo estado claramente es más preocupante de lo que parece a simple vista—. Pero ella… ella no está bien, Cristhian. Está peor de lo que pensaba. Esto me recuerda... —Dudo antes de terminar la frase, pero él ya sabe lo que quiero decir.Leona está fuer
CAPÍTULO 166: DOS PERSPECTIVASIsabellaEl desenlace de la fiesta de bienvenida para John no fue nada satisfactorio. No sabía dónde meter la cara de la vergüenza y eso que ni siquiera tengo nada que ver con Leona. Aun así, arruinó una velada maravillosa.Sin embargo, Becca me contó sobre su estado de salud y aunque me caiga mal, espero que pueda recuperarse. Si me detengo a pensar, ella lo perdió todo. A sus padres, su hermano, y aunque todavía conserva parte de las acciones de la empresa, el dinero que ella tenía provenía de Leonardo. Sin él en el tablero de juego, se ha quedado prácticamente en la calle. Ricardo no es de los tíos que regalan fortunas a sus sobrinos y mucho menos a alguien como ella.Han pasado cinco días desde ese episodio. Becca y Cristhian se han encargado de pagarle los gastos médicos y sinceramente pienso que tienen un corazón demasiado inmenso. No sé si yo podría hacer algo así.Y lo pienso porque ahora mismo estoy de camino al hospital para hablar con Edward.
CAPÍTULO 167: ENFRENTAR LA VERDADEntro en la habitación de Edward con mi corazón retumbando tan fuerte que incluso puedo escuchar el palpitar en mis oídos. Siento mis mejillas encendidas de la vergüenza y ni siquiera he dicho una palabra.No obstante, su mirada es sombría y oscura. Me está mirando como si yo fuese el enemigo. Debo suponer que está enojado por mis evasivas, por no haber venido a verlo desde que despertó. Tomo aire profundamente y exhalo para tratar de armarme de valor.—Hola Edward —saludo.—Vaya, pero miren quién decidió aparecer —canturrea con un tono de reproche.—Lo sé, lo siento. No había podido venir, entre el colegio de Jake y la empresa, hubo un problema grave con Leona y…—¿Y qué más? Vamos, quiero escuchar cuál es la excelente excusa que tienes para haberme ignorado, incluso por llamada, todos estos días.Un escalofrío me recorre el cuerpo. La manera tan despectiva de hablarme me hace temblar y ciertamente es dolorosa. No creí que estuviese tan enojado.—Edw
CAPÍTULO 168: EL REENCUENTRONo pude dormir en toda la noche. Ni siquiera los abracitos de Jake pudieron consolarme. Decidí ser honesta con él desde un principio. No quiero seguir mintiéndole a la gente que quiero. Por supuesto le expliqué de la manera en la que un niño de casi seis años pueda entender, que su padre y yo nos hemos peleado.Su respuesta inocente me derritió por un momento. “Mami, cuando se pelean la profesora dice que si se piden perdón y se dan un abrazo, todo se soluciona”.Todavía sigo sonriendo con esa respuesta; ojalá todo fuese así de fácil. Ojalá solucionar los problemas de los adultos fuese tan inocente como cuando éramos niños.No obstante, hoy es otro día que será determinante. Hoy regresa Ricardo.Estaciono frente al aeropuerto para esperarlo. Realmente no sé si le va a caer bien que esté esperándolo aquí, pero no puedo aguantarme hasta que llegue solo a la casa. Necesito verlo, necesito de sus abrazos y de su calor, y sobre todo, necesito decirle que es el
CAPÍTULO 1: LA PEOR TRAICIÓNSacudo mis rodillas al levantarme del suelo húmedo, mi pantalón se ha llenado de tierra y por más que lo limpio con un trapo, no sale. Suspiro, sé que esto me va a traer problemas en un rato, pero ahora mismo solo quiero despedirme de mi madre.—Te amo mucho, mami, te extraño —digo, conteniendo las lágrimas mientras dejo las flores en su tumba.Hace varios años que ella se fue, pero siempre vengo a visitarla en mi cumpleaños porque me hace sentir bien. En estos días, es lo único que me hace sentir bien.Cuando salgo del panteón me doy con la sorpresa de que la camioneta de la familia Velazco no está. Mi esposo, Leonardo no me deja manejar a mí sola porque dice que soy una tonta que tiene suerte de saber caminar por sí sola, y que seguramente estrellaría la camioneta si me la dejase.Vuelvo a suspirar y saco mi celular mientras arrugo la vista por la intensidad del sol de Houston.—¿Aló? Señor Rodríguez, ¿a dónde se fue?—Lo siento señorita Isabella, pero e
CAPÍTULO 2: ACUSADA INJUSTAMENTEMi cabeza da vueltas, todo esto es como una pesadilla. Mi propia mejor amiga, Camila Rivera, le abre la puerta a los policías que entran preguntando por mí.—Ahí está oficial, ella es la ladrona, ella es la responsable del fraude empresarial de mi empresa —acusa Leonardo, apuntándome con el dedo.Retrocedo con el miedo más profundo que he sentido en mis veinticinco años de vida. Esto no puede estar pasando.—Eso no es verdad oficial, yo no he hecho nada, ni siquiera sé de qué me están acusando —respondo con voz temblorosa.—Señora Isabella Montenegro de Velazco, usted tiene una acusación en su contra por fraude empresarial y espionaje corporativo. Tenemos pruebas suficientes para una orden de arresto en su contra.—¿Qué? —susurro—, no, no, eso no puede ser verdad, tiene que haber una equivocación.—Todo lo que diga podrá usarse en su contra… —el oficial comienza a leer mis derechos, mientras otro de ellos se acerca a mí para esposarme como si yo fuese
CAPÍTULO 3: PRISIÓNSi creía que la carceleta de la comisaría era horrible, es porque nunca había visto una verdadera prisión de cerca. Mientras el oficial me lleva hacia el complejo gris y lleno de rejas, púas y guardias con armas enormes, solo tengo unas enormes ganas de salir corriendo.Las otras mujeres a mi alrededor parecen peligrosas y agresivas, tengo mucho miedo y solo quiero llorar hasta morirme. ¿Qué hice en la vida para merecer esto? Solo le dediqué mi amor y mi devoción al idiota de Leonardo, y lo peor de todo es que todavía me duele porque sigo queriéndolo a pesar de lo que ha sucedido.El camino hacia mi celda es como caminar por el pasillo de uno de los infiernos de Dante. Las otras reclusas me miran como carne fresca, tendré suerte si sobrevivo una semana en este lugar.Me asignan el número 713 y me arrojan a la celda que ya está ocupada por otra chica. No parece más grande que yo, pero puedo ver en sus ojos que ha vivido mil vidas.—Ey, yo no pedí compañera —le grita