CAPÍTULO 167: ENFRENTAR LA VERDAD Entro en la habitación de Edward con mi corazón retumbando tan fuerte que incluso puedo escuchar el palpitar en mis oídos. Siento mis mejillas encendidas de la vergüenza y ni siquiera he dicho una palabra. No obstante, su mirada es sombría y oscura. Me está mirando como si yo fuese el enemigo. Debo suponer que está enojado por mis evasivas, por no haber venido a verlo desde que despertó. Tomo aire profundamente y exhalo para tratar de armarme de valor. —Hola Edward —saludo. —Vaya, pero miren quién decidió aparecer —canturrea con un tono de reproche. —Lo sé, lo siento. No había podido venir, entre el colegio de Jake y la empresa, hubo un problema grave con Leona y… —¿Y qué más? Vamos, quiero escuchar cuál es la excelente excusa que tienes para haberme ignorado, incluso por llamada, todos estos días. Un escalofrío me recorre el cuerpo. La manera tan despectiva de hablarme me hace temblar y ciertamente es dolorosa. No creí que estuviese tan enojado
CAPÍTULO 168: EL REENCUENTRONo pude dormir en toda la noche. Ni siquiera los abracitos de Jake pudieron consolarme. Decidí ser honesta con él desde un principio. No quiero seguir mintiéndole a la gente que quiero. Por supuesto le expliqué de la manera en la que un niño de casi seis años pueda entender, que su padre y yo nos hemos peleado.Su respuesta inocente me derritió por un momento. “Mami, cuando se pelean la profesora dice que si se piden perdón y se dan un abrazo, todo se soluciona”.Todavía sigo sonriendo con esa respuesta; ojalá todo fuese así de fácil. Ojalá solucionar los problemas de los adultos fuese tan inocente como cuando éramos niños.No obstante, hoy es otro día que será determinante. Hoy regresa Ricardo.Estaciono frente al aeropuerto para esperarlo. Realmente no sé si le va a caer bien que esté esperándolo aquí, pero no puedo aguantarme hasta que llegue solo a la casa. Necesito verlo, necesito de sus abrazos y de su calor, y sobre todo, necesito decirle que es el
CAPÍTULO 169: FELICIDADRicardoEs mía.Eso es todo lo que necesitaba para ser feliz, para volver a estar bien con ella. Aplacé tanto el pedir su mano que por un momento llegué a pensar que ya no lo haría. Me sentí inseguro y traicionado cuando ella prefirió no decirle la verdad a Edward, pero ahora sé que solo eran mis miedos hablando por mí, recordándome los traumas de la relación anterior.Isabella me ha demostrado una y otra vez que me ama, y estoy completamente seguro de que es a ella a quien quiero para pasar el resto de mis días a su lado.Mientras deslizo el anillo de compromiso en su dedo siento que mi corazón late tan rápido que va a explotar. Ella derrama un par de lágrimas de felicidad. Me pongo de pie y la tomo entre mis brazos.Sus labios se encuentran con los míos en un beso húmedo debido a sus lágrimas. Le hago girar en mis brazos y de pronto lo que parecía un silencio absoluto se rompe en un estallido de aplausos y suspiros.No pretendía hacer esto con público, pero q
CAPÍTULO 170: NI UN MINUTO MÁSNo sabía que el amor podía sentirse tan intenso, tan envolvente. Mis mejillas están adoloridas de tanto sonreír, pero no me importa. Ricardo me lleva en sus brazos, y siento cómo la tensión sexu4l y el deseo crecen cada vez más. Me aferro a su cuello, y nuestros ojos se encuentran en una conexión que trasciende las palabras. El amor y la adoración que siento por él me hacen perder la noción del tiempo.Cuando entra en la habitación, tropieza ligeramente con la alfombra, nos reímos, pero eso no apaga las ganas que nos tenemos.Ricardo me deposita con una suavidad deliciosa sobre la cama, sus ojos recorren mi cuerpo como si quisiera memorizar cada parte de mí. Lentamente, se comienza a desvestir, pero no puedo esperar. Lo jalo de la corbata hacia mí, mis dedos ansiosos rozan su piel mientras deslizo la camisa por sus brazos, sintiendo el calor que emana de su cuerpo. Extrañaba esa sensación de su piel contra la mía, ese magnetismo que nos atrae y que ahora
CAPÍTULO 171: NO ES MALORicardo y yo estamos emocionados por nuestro próximo matrimonio. Quince días parece muy poco tiempo, pero él me asegura que lo tendrá todo resuelto. Por eso, no nos contenemos en enviar una invitación pronta a todos nuestros amigos para hacer una fiesta y celebrar nuestro compromiso.Apenas le llega la invitación a Becca y a Lucía las tengo llamándome al mismo tiempo por el celular.—¡AL FIN! —me grita Becca por el auricular. —Me echo a reír, ella lo sabía, por supuesto—. Necesitamos hablar ahora mismo, ¿vas a venir a la oficina? —pregunta.—No, no puedo, Ricardo quiere que nos casemos en quince días.—¡¿Qué?! Pero eso es muy poco tiempo, no sé qué me voy a poner. ¡Ah! Estoy muy emocionada. Iré a tu casa entonces. Lucía también.Cuelgo, esperándolas con ansiedad.Cuelgo el teléfono con una sonrisa en los labios, aun sintiendo la emoción de Becca y Lucía en mis oídos. Todo está sucediendo tan rápido que casi no tengo tiempo para procesarlo. Quince días para una
CAPÍTULO 1: LA PEOR TRAICIÓNSacudo mis rodillas al levantarme del suelo húmedo, mi pantalón se ha llenado de tierra y por más que lo limpio con un trapo, no sale. Suspiro, sé que esto me va a traer problemas en un rato, pero ahora mismo solo quiero despedirme de mi madre.—Te amo mucho, mami, te extraño —digo, conteniendo las lágrimas mientras dejo las flores en su tumba.Hace varios años que ella se fue, pero siempre vengo a visitarla en mi cumpleaños porque me hace sentir bien. En estos días, es lo único que me hace sentir bien.Cuando salgo del panteón me doy con la sorpresa de que la camioneta de la familia Velazco no está. Mi esposo, Leonardo no me deja manejar a mí sola porque dice que soy una tonta que tiene suerte de saber caminar por sí sola, y que seguramente estrellaría la camioneta si me la dejase.Vuelvo a suspirar y saco mi celular mientras arrugo la vista por la intensidad del sol de Houston.—¿Aló? Señor Rodríguez, ¿a dónde se fue?—Lo siento señorita Isabella, pero e
CAPÍTULO 2: ACUSADA INJUSTAMENTEMi cabeza da vueltas, todo esto es como una pesadilla. Mi propia mejor amiga, Camila Rivera, le abre la puerta a los policías que entran preguntando por mí.—Ahí está oficial, ella es la ladrona, ella es la responsable del fraude empresarial de mi empresa —acusa Leonardo, apuntándome con el dedo.Retrocedo con el miedo más profundo que he sentido en mis veinticinco años de vida. Esto no puede estar pasando.—Eso no es verdad oficial, yo no he hecho nada, ni siquiera sé de qué me están acusando —respondo con voz temblorosa.—Señora Isabella Montenegro de Velazco, usted tiene una acusación en su contra por fraude empresarial y espionaje corporativo. Tenemos pruebas suficientes para una orden de arresto en su contra.—¿Qué? —susurro—, no, no, eso no puede ser verdad, tiene que haber una equivocación.—Todo lo que diga podrá usarse en su contra… —el oficial comienza a leer mis derechos, mientras otro de ellos se acerca a mí para esposarme como si yo fuese
CAPÍTULO 3: PRISIÓNSi creía que la carceleta de la comisaría era horrible, es porque nunca había visto una verdadera prisión de cerca. Mientras el oficial me lleva hacia el complejo gris y lleno de rejas, púas y guardias con armas enormes, solo tengo unas enormes ganas de salir corriendo.Las otras mujeres a mi alrededor parecen peligrosas y agresivas, tengo mucho miedo y solo quiero llorar hasta morirme. ¿Qué hice en la vida para merecer esto? Solo le dediqué mi amor y mi devoción al idiota de Leonardo, y lo peor de todo es que todavía me duele porque sigo queriéndolo a pesar de lo que ha sucedido.El camino hacia mi celda es como caminar por el pasillo de uno de los infiernos de Dante. Las otras reclusas me miran como carne fresca, tendré suerte si sobrevivo una semana en este lugar.Me asignan el número 713 y me arrojan a la celda que ya está ocupada por otra chica. No parece más grande que yo, pero puedo ver en sus ojos que ha vivido mil vidas.—Ey, yo no pedí compañera —le grita