CAPÍTULO 145: DISCULPASRicardoEstaciono el auto frente al rancho y dejo escapar un largo suspiro que parece salir de lo más profundo de mi frustración. Miro al retrovisor y ahí está, el hijo de Débora, durmiendo plácidamente en el asiento trasero. No tiene idea de todo lo que ha pasado esta noche ni de lo que significa su presencia aquí. Yo, por otro lado, estoy agotado, molesto y confundido, preguntándome cómo demonios terminé cuidando al hijo de una mujer con la que ya no quiero tener ningún vínculo.Apago las luces y, para mi sorpresa, veo la silueta de Dan, parado como un maldit0 fantasma frente al auto.—Aquí estoy, señor, tal como me pidió —dice en cuanto salgo del auto.—Gracias, Dan. Lleva al niño adentro y acomódalo en una de las habitaciones de huéspedes.Dan mira al pequeño dormido con una mezcla de sorpresa y curiosidad.—¿Ese no es… el hijo de Débora?Aprieto la mandíbula, intentando no perder la paciencia.—Sí. Pero será mejor que no preguntes, solo hazlo.Sé que no de
CAPÍTULO 146: LA SEGURIDAD DE SU AMORNo puedo enojarme con él. No después de todo lo que ha hecho por mí, de sus gestos románticos, y de este nuevo Ricardo que me demuestra, una y otra vez, que ha cambiado de verdad. Por supuesto que una parte de mí se sintió insegura anoche cuando no volvió a casa a tiempo, pero lo que realmente importa es que volvió a mi lado.Él regresó a mí.Confío en Ricardo plenamente. Sé que lo que pasó con Débora no tiene importancia. Ya no me preocupa, porque lo que tenemos es más fuerte que cualquier cosa. Ahora, entre sus brazos, sintiendo el calor de su cuerpo y la intensidad de sus besos, todas las dudas se desvanecen. No hay lugar para la inseguridad cuando lo tengo tan cerca, cuando nuestras miradas se cruzan y el deseo y la certeza de nuestro amor llenan el espacio entre nosotros.Ricardo desliza mis manos hacia abajo y deja caer la bata de baño que se cae al suelo en un segundo. Mi corazón late con fuerza, un calor inunda mis mejillas mientras me sie
CAPÍTULO 147: YA NO ES SORPRESAConduzco hacia la empresa con una sonrisa enorme en mis labios. A pesar de las dudas sobre tener al hijo de Débora en la casa, me siento bien, por primera vez en muchos años soy plenamente feliz.No dejo de preguntarme cuál habrá sido esa sorpresa que Ricardo quería darme anoche, se me pasan muchas ideas por la cabeza, pero no quiero hacerme demasiadas expectativas y acabar decepcionada, así que prefiero no pensar en ello.Entro al edificio después de dejar el carro en el estacionamiento y tomo el ascensor. Las puertas se abren en el piso de presidencia y enseguida veo a Lucía y a Rebecca cuchicheando en una esquina, cerca de mi oficina.Cuando me ven ambas sonríen con una especie de complicidad que me pone nerviosa. Avanzo hasta ellas, quienes me ven con una sonrisa de oreja a oreja.—Hola —saludan al mismo tiempo, como esperando que yo diga algo más.—Hooola —digo en un canturreo, un poco confundida y quizá, incómoda—. ¿Pasa algo? —pregunto.Ellas nie
CAPÍTULO 148: UN MALENTENDIDOLa reacción de Jake rompe el ambiente por completo. El aire se siente denso y cargado de una incomodidad que ninguno de nosotros parece saber cómo manejar. Ricardo se levanta del sofá y deja a John jugando solo.—Solo quise animarlo un poco, el niño se veía bastante deprimido —explica en un tono suave, casi como si temiera que algo en mi rostro reflejara un juicio que no ha recibido.Respiro hondo, forzando una sonrisa.—Está bien, no tienes que explicármelo. —Mi voz sale más cortante de lo que pretendía—. ¿Pudiste hablar con Valverde? Pasé por su oficina, pero no estaba.—No, ha salido de viaje. Regresa pasado mañana. No quise adelantarle nada por teléfono —dice, moviendo las manos en un gesto de calma.—Oh, pues sí, mejor esperar un par de días más —respondo, sintiendo mi propia sonrisa tensa, casi forzada, aferrada a mis labios.Por dentro, no puedo ignorar las sensaciones que me golpean. Ver a Ricardo tan cercano a John me revuelve. Sé que no es racio
CAPÍTULO ESPECIAL IBeccaCuelgo el teléfono, sintiendo cómo la incomodidad se enrosca en mi estómago como una serpiente. Maldit0 Torres, siempre con malas noticias. ¿Cómo puede ser que me haya librado de ese desgraciado de mi exmarido, y aun así no pueda tener a mi hijo por completo? No, claro que no, porque ese imbécil dejó a sus padres como los responsables legales de Josh. ¡Qué conveniente! Así no tiene que preocuparse por ser un maldit0 padre, pero yo sigo luchando como loca.—Mamá, ¿estás bien? —me pregunta mi niño, con esos ojitos que siempre me desarman.Respiro profundo y le sonrío, o al menos intento.—Sí, mi amor, todo está bien —le miento con la mejor sonrisa que puedo fingir.Josh me observa por un segundo, como si supiera que no estoy siendo del todo sincera, pero luego su carita se ilumina.—Entonces, ¿puedo irme a casa de Andrew como habías dicho? Lo prometiste.Siento que el suelo se tambalea debajo de mí. Esas palabras me perforan. Claro que lo prometí, pero… ¿qué pa
CAPÍTULO 149: NOCHE DE CHICASNormalmente, soy yo la que llega llorando a las salidas con mis amigas, pero ver a Becca con los ojos hinchados y las lágrimas desbordándose como una cascada me deja completamente descolocada. Ella siempre ha sido la fuerte, la que usa el humor para tapar su dolor. Ahora está devastada, y eso me parte el alma.—Becca, ¿qué pasó? ¿Quién te engañó? —pregunto, aunque no quiero creer que esté diciendo lo que temo.—Cristhian —responde de golpe, puedo sentir su rabia y decepción en la tonalidad de su voz.Sabía que las cosas entre ellos estaban tensas, pero con todo lo que me ha pasado últimamente, no he tenido tiempo de preguntarle cómo va todo. Ahora me siento como una terrible amiga.—¿Qué? Pero… eso no puede ser, si Cristhian es… —empiezo, pero Becca me interrumpe con un gesto brusco de la mano.—Es un hombre —escupe con resentimiento—. Un hombre como cualquier otro que solo sabe pensar con lo que le cuelga entre las piernas.Lucía no puede evitar soltar u
CAPÍTULO 150: SU SOPORTEA Lucía y a mí nos cuesta demasiado convencer a Becca de regresar a su casa. Ella quiere seguir a su hijo, pero ambas sabemos que es una pérdida de tiempo y que no conseguirá nada así.—Cálmate Becca, tienes que tranquilizarte. Solo quieren verte así —le digo mientras volvemos al taxi.Nos subimos en el asiento trasero y el hombre pone el auto en marcha hacia su departamento. Mientras ella llora y ambas la consolamos no puedo dejar de pensar que he actuado como una completa estúpida. Mis problemas no significan nada comparado con lo que está pasando mi amiga en este momento y debería ser agradecida por haber podido recuperar a mi hijo.De no haber sido por esos documentos que Edward consiguió, no sé cuál habría sido el destino de Jake.Cuando llegamos a su departamento Becca abre la puerta con los ánimos por el suelo. La puerta rebota contra la pared y se regresa, Lucía pone su mano para evitar que la golpee, pero a ella ni siquiera le importa.Enciende la luz
CAPÍTULO 151: RECONCILIACIÓNAl día siguiente, Becca se despierta mucho antes que nosotras. Cuando abro los ojos, la veo sentada en la mesa del comedor, con el teléfono en la mano y una mirada decidida que no le había visto en semanas. Está hablando con el abogado Torres.Lucía todavía está profundamente dormida en el sofá, pero me levanto en silencio para no despertarla y me acerco a Becca, escuchando parte de su conversación.—...Sí, abogado Torres. Vino la policía con una orden para llevárselo —dice Becca en un tono mucho más calmado que anoche, sin embargo, sus manos tiemblan—. Necesito que hagamos algo, no puedo dejar que se lo queden.Me siento frente a ella mientras continúa la llamada. Puedo ver que lo que ocurrió anoche ha dejado su huella, pero ahora parece más enfocada.—¿Una apelación? —pregunta, y asiente rápidamente—. Sí, por favor. Lo antes posible. ¿Cuánto puede tardar?Escucho la respuesta del abogado a través del silencio que sigue. Becca respira hondo y aprieta los